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Columnista - 10 julio, 2021

Territorio al garete

Valledupar y el departamento del Cesar, bien pueden ser considerados como el muro de los lamentos colombiano. Este territorio ha tenido como adversario a su misma clase política, en  más de medio siglo sus actuaciones quedan reducidas a simples políticos de elecciones, mientras engruesan los problemas que juran resolver.       Construyeron una sociedad cortesana, como lo […]

Valledupar y el departamento del Cesar, bien pueden ser considerados como el muro de los lamentos colombiano. Este territorio ha tenido como adversario a su misma clase política, en  más de medio siglo sus actuaciones quedan reducidas a simples políticos de elecciones, mientras engruesan los problemas que juran resolver.      

Construyeron una sociedad cortesana, como lo explica Robert Greene en la ley 24 de su afamado libro ‘Las 48 leyes de poder’. Resalta Greene que es una realidad de la naturaleza humana que la estructura de una sociedad cortesana se conforma en torno al poder. En el pasado, la corte se reunía alrededor del gobernante de turno y cumplía diversas funciones: además de divertir y entretener al soberano, era una forma de reafirmar las jerarquías de la realeza, la nobleza y las clases altas de la sociedad, así como mantener a la nobleza a la vez subordinada y cercana al gobernante, a fin de que este pudiese controlarla. 

No es mi objetivo transitar por el cenagoso retórico de la lucha de clases, pero sí espero simplificar que lo que acaece con el poder que amasa el grupo político Monsalvo Gnecco ha sido una historia repetida con distintos nombres. Tampoco procuro fingir candidez, pues concibo la política como un ejercicio que requiere liderazgo y autonomía, entiendo la utilidad de las alianzas para disminuir debilidades y ganar fortaleza, pero si este vínculo genera opacidad y compromisos onerosos, lo más probable que ocurra es que sea un gobernante desastroso. 

Desastrosos han sido los gobiernos territoriales, no tienen otro nombre ante la deplorable situación socioeconómica que se respira en Valledupar y a lo largo y ancho del departamento. El departamento es el tercero con mayor pobreza monetaria extrema de Colombia. El 24,8 % de la población vive en la indigencia, el DANE asegura que son 270.806 personas que no cuentan con recursos suficientes ni para alimentarse.

Las circunstancias del territorio conviven con la paradoja de contradecir la teoría keynesiana que propuso la intervención del Estado en la economía. El Centro Cultural de la Música Vallenata conjuga elementos de carácter político y económico. Nos damos el lujo de controvertir por una obra que bien podría generar impactos positivos durante su implementación y posterior desarrollo. 

La discusión considera la incertidumbre de la crisis de salud pública mundial impuesta por el covid-19, que obligó a priorizar y focalizar la inversión. Esto último parece que no es entendido por la sociedad cortesana, incluso no dimensionan la desconfianza de los altos costos de un estadio inconcluso ni las cifras de pobreza que muestra el DANE.  

La dirigencia política del departamento del Cesar tampoco entiende el significado de la palabra todos, cumplen roles individualistas, sin propósito y sin visión, son proclives a atender lo urgente, mientras frente a sus ojos estallan las irrupciones que se toman al mundo, dejan la impresión de estar embelesados e interesados en amasar el botín, no les interesa la frustración ciudadana, pero tienen experiencia aceitando la maquinaria política y las estrategias para aburguesarla. 

El debate por la construcción del Centro Cultural de la Música Vallenata está precedido por la crisis del Hospital Rosario Pumarejo de López y del Idreec, adicionalmente, al gobernador Luis Alberto Monsalvo Gnecco se le suma la imputación hecha por la Fiscalía General de la Nación ante la Corte Suprema, tras evidenciar presuntas anomalías en un contrato del Programa de Alimentación Escolar (PAE), suscrito en agosto de 2015. El gobernador divide su ejercicio como gobernante entre su despacho y los estrados judiciales, mientras la situación socioeconómica deplorable de sus conciudadanos crece como en las mejores épocas del caudal del río Cesar.  

@LuchoDiaz12

Columnista
10 julio, 2021

Territorio al garete

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

Valledupar y el departamento del Cesar, bien pueden ser considerados como el muro de los lamentos colombiano. Este territorio ha tenido como adversario a su misma clase política, en  más de medio siglo sus actuaciones quedan reducidas a simples políticos de elecciones, mientras engruesan los problemas que juran resolver.       Construyeron una sociedad cortesana, como lo […]


Valledupar y el departamento del Cesar, bien pueden ser considerados como el muro de los lamentos colombiano. Este territorio ha tenido como adversario a su misma clase política, en  más de medio siglo sus actuaciones quedan reducidas a simples políticos de elecciones, mientras engruesan los problemas que juran resolver.      

Construyeron una sociedad cortesana, como lo explica Robert Greene en la ley 24 de su afamado libro ‘Las 48 leyes de poder’. Resalta Greene que es una realidad de la naturaleza humana que la estructura de una sociedad cortesana se conforma en torno al poder. En el pasado, la corte se reunía alrededor del gobernante de turno y cumplía diversas funciones: además de divertir y entretener al soberano, era una forma de reafirmar las jerarquías de la realeza, la nobleza y las clases altas de la sociedad, así como mantener a la nobleza a la vez subordinada y cercana al gobernante, a fin de que este pudiese controlarla. 

No es mi objetivo transitar por el cenagoso retórico de la lucha de clases, pero sí espero simplificar que lo que acaece con el poder que amasa el grupo político Monsalvo Gnecco ha sido una historia repetida con distintos nombres. Tampoco procuro fingir candidez, pues concibo la política como un ejercicio que requiere liderazgo y autonomía, entiendo la utilidad de las alianzas para disminuir debilidades y ganar fortaleza, pero si este vínculo genera opacidad y compromisos onerosos, lo más probable que ocurra es que sea un gobernante desastroso. 

Desastrosos han sido los gobiernos territoriales, no tienen otro nombre ante la deplorable situación socioeconómica que se respira en Valledupar y a lo largo y ancho del departamento. El departamento es el tercero con mayor pobreza monetaria extrema de Colombia. El 24,8 % de la población vive en la indigencia, el DANE asegura que son 270.806 personas que no cuentan con recursos suficientes ni para alimentarse.

Las circunstancias del territorio conviven con la paradoja de contradecir la teoría keynesiana que propuso la intervención del Estado en la economía. El Centro Cultural de la Música Vallenata conjuga elementos de carácter político y económico. Nos damos el lujo de controvertir por una obra que bien podría generar impactos positivos durante su implementación y posterior desarrollo. 

La discusión considera la incertidumbre de la crisis de salud pública mundial impuesta por el covid-19, que obligó a priorizar y focalizar la inversión. Esto último parece que no es entendido por la sociedad cortesana, incluso no dimensionan la desconfianza de los altos costos de un estadio inconcluso ni las cifras de pobreza que muestra el DANE.  

La dirigencia política del departamento del Cesar tampoco entiende el significado de la palabra todos, cumplen roles individualistas, sin propósito y sin visión, son proclives a atender lo urgente, mientras frente a sus ojos estallan las irrupciones que se toman al mundo, dejan la impresión de estar embelesados e interesados en amasar el botín, no les interesa la frustración ciudadana, pero tienen experiencia aceitando la maquinaria política y las estrategias para aburguesarla. 

El debate por la construcción del Centro Cultural de la Música Vallenata está precedido por la crisis del Hospital Rosario Pumarejo de López y del Idreec, adicionalmente, al gobernador Luis Alberto Monsalvo Gnecco se le suma la imputación hecha por la Fiscalía General de la Nación ante la Corte Suprema, tras evidenciar presuntas anomalías en un contrato del Programa de Alimentación Escolar (PAE), suscrito en agosto de 2015. El gobernador divide su ejercicio como gobernante entre su despacho y los estrados judiciales, mientras la situación socioeconómica deplorable de sus conciudadanos crece como en las mejores épocas del caudal del río Cesar.  

@LuchoDiaz12