Cuando creía que todas las peladuras del 2020 estaban curadas, me llamó Mercy y con voz de angustia me informó que la Policía la tenía detenida porque el Soat  estaba vencido. Inmediatamente acudí a su llamado  y la encontré asustada en un lugar solitario y oscuro con 2 agentes. Busqué en el carro y encontré el papel y se los mostré y muy serios me aclararon: “Está vencido, el carro va para la chivera y la multa es de tanto”; un poco confundido les pregunté por la fecha de vencimiento y me dijeron, el 27.

Ahí reaccioné y agregué: ayer fue día de fiestas; les aclaré quien era yo y lo respetuoso que soy de la ley y les informé que iba  a llamar al coronel comandante para que los convenciera que accedieran  a dejarme ir a sacarlo. Pero no hubo necesidad porque “gustosos” me entregaron el carro y los documentos. Salí y lo renové: $500.000. ¡Qué horror!, qué platal por un carro de 11 años de uso, pero impecable en su funcionamiento, según la revisión técnico mecánica vigente, que cuando lo compré por 4 veces lo que cuesta hoy, pagué $130.000 por el Soat.

El carro se desvalorizó y el Soat se incrementó con el argumento falaz, injusto y arbitrario de que el carro viejo es propenso a los accidentes cuando las estadísticas demuestran todo lo contrario, que las mortandades y grandes tragedias se producen en carros últimos modelos de altas gamas que andan a 160 kilómetros por hora y más. Parecen unas balas.

Pero fui más lejos y le averigüé al dueño de un destartalado volteo modelo 50, 70 años de uso: $800.000 al brinco de la pulga, más, mucho más que un análogo último modelo. ¿Cuándo una volqueta de esas se accidenta? Nunca. ¿Cuándo el último modelo? A cada rato. Por lo elevado del valor, la mayoría no lo carga pero tienen que destinar $20.000 o $30.000 diarios para que los dejen trabajar.

El Soat fue creado  mediante la Ley 33/86 y jamás ha sufrido modificaciones pero su precio sube, como dice una manida pero bella frase, “como crecen las sombras cuando el sol declina”, y ya es hora de hacerle unas correcciones por parte del Congreso y acabar con tantas injusticias y desigualdades.

Ojalá un congresista, especialmente de los nuestros, se apersonara de esta iniciativa y todavía mejor si fuera mi senador José Alfredo Gnecco. ¿No le interesará el tema? Ojalá que al menos se pudiera pagar por cuotas mensuales tal como pasa con otros seguros.

Ah, olvidaba, los pobres motociclistas: 8.000 motos detenidas, la mayoría por el Soat que les cuesta más que a un carro y no lo consiguen por ninguna parte e imposible que lo paguen, pues con lo que ganan trabajando de sol a sol escasamente les alcanza para la comida.

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Señor secretario de Tránsito,  al igual que por la carrera 6 antes, por la carrera 8 hasta la calle 12, los carros andan a mil y los accidentes son frecuentes, especialmente con la calle 9D, donde construyeron un edificio de muchos apartamentos y también porque me dolería mucho que una bala de esas destruyera las casas de mis amigos Luchito Pimienta y Álvaro Muñoz Vélez. Eso se evita instalando, como lo han hecho en todas partes, unos policías acostados. Evitemos una tragedia, es fácil.

Lamento profundamente la muerte, palabra fea que no le gusta a Cielo, de Mamicha, quien por mucho tiempo hizo parte de la familia pilonera con su lista de cumplimentados. Eso fue muy agradable, pero los temas sociales han ido desapareciendo. Lástima, era entretenido y sabroso. Paz en su tumba.