Definitivamente la tecnología es un proceso creciente y a la vez imparable que con la llegada de la pandemia de covid-19 se aceleró y revolucionó todos los negocios sin importar el sector al que pertenecen. En diez meses, todos los conocimientos, habilidades y experiencias quedaron prácticamente obsoletos. Este nuevo panorama mundial obligó a las empresas […]
Definitivamente la tecnología es un proceso creciente y a la vez imparable que con la llegada de la pandemia de covid-19 se aceleró y revolucionó todos los negocios sin importar el sector al que pertenecen. En diez meses, todos los conocimientos, habilidades y experiencias quedaron prácticamente obsoletos.
Este nuevo panorama mundial obligó a las empresas a ajustar sus estrategias para poder situar sus productos y servicios en cualquier parte del mundo donde pudiera existir una demanda potencial. Podría enumerar muchos casos, pero me referiré a algunos conocidos.
Los noticieros radiales y de televisión, se fueron a pique desde que aparecieron twitter, Facebook y Amazon con Alexa. Las casas musicales y los artistas tienen ahora unos objetivos diferentes gracias a Spotify, Dezzer, ITunes, YouTube y demás. A los taxistas se les complicó el negocio cuando apareció Uber y a los hoteles Airbnb. A la televisión y los cines les llegó Netflix y los bancos dejaron de ser lo que eran desde que aparecieron las Fintech.
Desde marzo para acá, las plataformas de servicios de videoconferencia como Zoom, Google Meet, Microsoft teams y Cisco Webex, entre otras, acabaron con los viáticos y viajes de trabajo, foros, comités y juntas directivas presenciales. Los domicilios online eliminaron las filas en los parqueaderos de los centros comerciales y en los cajeros de los supermercados, y las plataformas streaming nos trajeron los conciertos musicales en vivo y directo a las salas de nuestras casas, como el de esta noche con mi sobrino Silvestre Dangond, desde el río Guatapurí en Valledupar. Personalmente, creo que, esta será la única tecnología para los negocios que desaparecerá una vez salga la vacuna contra el covid-19. La gente prefiere ver a sus artistas favoritos en conciertos presenciales. Y viceversa.
Gracias a la tecnología el ministerio de Agricultura, está integrando a todas las apps comerciales del país que permiten conectar a través de un Smartphone y tabletas a los agricultores con los compradores finales de sus cosechas. Desde que se implementó este año el programa “El campo a un Clic”, las apps como Comproagro, Croper.com, Frubana y Tierracol, entre muchas otras, eliminaron a muchos intermediarios que se quedaban con una gran parte de las rentas de los productores del campo. En muy poco tiempo reemplazaran a las centrales de abasto.
Al igual que otros países de Latinoamérica, Colombia, ha tenido un importante crecimiento exponencial en emprendimiento, gracias a la acertada política de la “Economía Naranja” del presidente Duque. Sin los incentivos fiscales a empresas pymes de emprendimiento, la ampliación de la cobertura de conectividad a internet del MinTIC en las regiones del país y el eficaz apoyo al fortalecimiento a emprendedores y empresarios a través de las incubadoras y aceleradoras del programa INNpulsa del ministerio de Comercio, Industria y Turismo, nada de esto hubiese sido posible tan rápido.
A este ritmo, muy pronto seremos unos de los hubs más importantes de Latinoamérica. Aprovechemos esta oportunidad de oro para construir una nueva generación de empresas competitivas y ser un país referente en tecnología de los negocios en la región. Como dijo el premio Nobel belga Ilya Prigogine, “El futuro no se puede predecir, pero sí diseñar”.
Definitivamente la tecnología es un proceso creciente y a la vez imparable que con la llegada de la pandemia de covid-19 se aceleró y revolucionó todos los negocios sin importar el sector al que pertenecen. En diez meses, todos los conocimientos, habilidades y experiencias quedaron prácticamente obsoletos. Este nuevo panorama mundial obligó a las empresas […]
Definitivamente la tecnología es un proceso creciente y a la vez imparable que con la llegada de la pandemia de covid-19 se aceleró y revolucionó todos los negocios sin importar el sector al que pertenecen. En diez meses, todos los conocimientos, habilidades y experiencias quedaron prácticamente obsoletos.
Este nuevo panorama mundial obligó a las empresas a ajustar sus estrategias para poder situar sus productos y servicios en cualquier parte del mundo donde pudiera existir una demanda potencial. Podría enumerar muchos casos, pero me referiré a algunos conocidos.
Los noticieros radiales y de televisión, se fueron a pique desde que aparecieron twitter, Facebook y Amazon con Alexa. Las casas musicales y los artistas tienen ahora unos objetivos diferentes gracias a Spotify, Dezzer, ITunes, YouTube y demás. A los taxistas se les complicó el negocio cuando apareció Uber y a los hoteles Airbnb. A la televisión y los cines les llegó Netflix y los bancos dejaron de ser lo que eran desde que aparecieron las Fintech.
Desde marzo para acá, las plataformas de servicios de videoconferencia como Zoom, Google Meet, Microsoft teams y Cisco Webex, entre otras, acabaron con los viáticos y viajes de trabajo, foros, comités y juntas directivas presenciales. Los domicilios online eliminaron las filas en los parqueaderos de los centros comerciales y en los cajeros de los supermercados, y las plataformas streaming nos trajeron los conciertos musicales en vivo y directo a las salas de nuestras casas, como el de esta noche con mi sobrino Silvestre Dangond, desde el río Guatapurí en Valledupar. Personalmente, creo que, esta será la única tecnología para los negocios que desaparecerá una vez salga la vacuna contra el covid-19. La gente prefiere ver a sus artistas favoritos en conciertos presenciales. Y viceversa.
Gracias a la tecnología el ministerio de Agricultura, está integrando a todas las apps comerciales del país que permiten conectar a través de un Smartphone y tabletas a los agricultores con los compradores finales de sus cosechas. Desde que se implementó este año el programa “El campo a un Clic”, las apps como Comproagro, Croper.com, Frubana y Tierracol, entre muchas otras, eliminaron a muchos intermediarios que se quedaban con una gran parte de las rentas de los productores del campo. En muy poco tiempo reemplazaran a las centrales de abasto.
Al igual que otros países de Latinoamérica, Colombia, ha tenido un importante crecimiento exponencial en emprendimiento, gracias a la acertada política de la “Economía Naranja” del presidente Duque. Sin los incentivos fiscales a empresas pymes de emprendimiento, la ampliación de la cobertura de conectividad a internet del MinTIC en las regiones del país y el eficaz apoyo al fortalecimiento a emprendedores y empresarios a través de las incubadoras y aceleradoras del programa INNpulsa del ministerio de Comercio, Industria y Turismo, nada de esto hubiese sido posible tan rápido.
A este ritmo, muy pronto seremos unos de los hubs más importantes de Latinoamérica. Aprovechemos esta oportunidad de oro para construir una nueva generación de empresas competitivas y ser un país referente en tecnología de los negocios en la región. Como dijo el premio Nobel belga Ilya Prigogine, “El futuro no se puede predecir, pero sí diseñar”.