Confiada que la petición de su corazón será cristalizada por el inmenso poder de Dios, Orieta Díaz asistió con mucha devoción y entusiasmo a los siete viernes de Jericó, actividad de la parroquia La Concepción, que tenía como frase máxima: ‘derribar las murallas de los feligreses’, bien sea espirituales, sentimentales, económicas, de salud, entre otras situaciones.