Cuando el Papa Francisco, pide que recemos por él, lo hace temiendo que algo grave está pasando, o puede pasar.
Difícilmente encontraremos en la Sagrada Escritura un texto tan claro y, a la vez, con tan variadas interpretaciones. Jesús ha dado a sus discípulos el poder de expulsar espíritus inmundos, de sanar enfermedades, de consolar a través de sus palabras, y también de perdonar pecados.