A Nando Marín, como lo llamaban sus más allegados, pocas veces el hilo conductor de la inspiración lo sacó de su amado departamento y pudo cantar infinidad de canciones como a ‘La dama guajira’, a una bella ‘Sanjuanerita’, a ‘Villanueva mía’, a ‘La vecina de Chavita’, al ‘Gavilán mayor’, además como hombre humilde y agradecido a su burro, ‘Placeres tengo’.