Cómo cambian los tiempos y solamente queda el recuerdo, cómo pasan los años y ni siquiera nos damos cuenta; así empieza un clásico paseo de la autoría de “Poncho” Zuleta que grabó Jorge Oñate en los inicios de la década de los 70, cuyo título hoy nos viene como anillo al dedo para abordar la polémica que se ha tejido respecto de si el acordeonero por estos tiempos ha perdido la hegemonía de otrora y en quién recae hoy esa responsabilidad.
Una cita con los recuerdos y las melodías del ayer, tienen este fin de semana los amantes y conocedores del pop en Valledupar.
Extraordinariamente grande, inmenso, el paso de alejo por el folclor vallenato, ante todo con la humildad con que lo cultivó y proyectó entre sus seguidores, que cada día fue y es más.
‘Kasa Araque’, en Manaure, es ya nombre familiar para la gente de la región que obligadamente figura en los anales de nuestra cultura vallenata.
Ha partido uno de los grandes del arte musical colombiano. Un hombre singular, que con habilidad excepcional convirtió en poesía su cotidianidad e hizo de la adversidad su gran oportunidad. Sus poemas despertaron sublimes sentimientos y llenaron de alegría y entusiasmo los pueblos del Cesar y La Guajira donde transcurrió su larga y prolífica existencia. Con especial gratitud lo recordamos los manaureros de nacimiento y villanueveros por adopción, que tuvimos el privilegio de conocer al maestro desde su juventud.
El volante de Real San Martín recibió su segundo llamado al combinado patrio. En agosto afrontarán la Copa México de Naciones.
Consultar con mi memoria tantos ratos que compartí con Leandro Díaz fue suficiente para evocar recuerdos que han sido para mi fundamentales pues me han permitido conocer la grandeza de nuestro folclor y el acerbo magistral de su obra musical
Cuentan que hace unos años, en una fiesta de carnavales perfumado con whisky y bellas canciones, un hombre joven perturbado por unas piernas hermosas se acercó a una chica de ojos esquivos y le susurró al oído unas cuantas palabras dulces que resultaron ser un poema, ella se entusiasmó de tal manera que jamás pudo arrancárselo de su corazón.
Por José Atuesta Mindiola Cuando Gustavo Gutiérrez irrumpe con su presencia musical en la década de 1960, el psiquiatra y pedagogo, Francisco Socarrás Colina fue una de las voces intelectuales que lo señaló como el responsable del desastre al que se vería llevada la música vallenata. Algunos se acogieron a esta tesis de Socarrás en […]