Yo lo conocí y era grande. Mientras todos disfrutaban de su canto el estaba allí, absorto, como distraído del mundo y sin embargo lo sabía todo. Era grande, desde antes de empezar a cantar, y mucho antes de empezar a ser grande. No fue fácil, primero tuvo que doblegar su destino incierto con el coraje que solo tienen los valientes, y después, con el ímpetu de su canto iluminó su propia noche.