De nuevo Silvestre a la carga. Hoy no me voy a referir a su personalidad, ni a sus excesos porque creo que ya de eso hablé en una columna anterior y también lo acaba de analizar, con algo de saña, el periodista Alberto Salcedo Ramos en la revista SoHo
El árbol es una bendición de Dios. En una ciudad calurosa como Valledupar, un árbol a mediodía es como un racimo de lluvia en la mitad del desierto. Además, de producir el oxígeno que es indispensable para la respiración de los seres aeróbicos, los árboles ayudan a disminuir las contaminaciones del humo y de los ruidos.