Con la intención de ir recobrando el equilibrio perdido con la muerte de mi mamá, me levanté temprano, aún sin saber si iría o no a una cita pactada meses atrás; era algo que quería hacer, pero me ganaba el peso del malestar. Haciendo un esfuerzo, me levanté, metí un par de mudas de ropa en un maletín y salí a la carretera hacia Riohacha.