“Soy triste…aprendí desde niño a diferenciar los rayos del sol y la oscuridad y a captar lo que hay entre ambas cosas…toco a la mujer con mis manos y sé si es morena o blanca, si se cuida la piel o no. Esas cosas las adivino a través de su voz, de su piel, de su aroma. La voz de una mujer siempre ha sido mi encanto”. Leandro Díaz.