De nuevo el vallenato demuestra que los compositores no solo tienen letras para el amor o el desprecio de una mujer. El sentimiento puro y verdadero que un padre tiene por sus hijos también es motivo para escribir una canción.
El calor era insoportable. Los rayos de un sol agonizante tiñeron de colores las nubes en el cielo; la brisa, ausentemente manifiesta, no soplaba en aquella ocasión; la sabana estaba quieta y las erosionadas y rojizas colinas completaban aquél extraño panorama.
Eran las 10 de la mañana y un misterioso visitante golpeó a las puertas de la escuela. Su vestido completamente negro, la barba que cubría su rostro y su gesto sereno ausente de sonrisas aumentó el nerviosismo de un pequeño grupo de niños que, casi con el corazón en la mano, aguardaban desde hacía algún tiempo aquel encuentro.
La búsqueda de utilidad y el pragmatismo que se respira en el ambiente en esta hora de la historia van permeando poco a poco la forma como actuamos y como concebimos las cosas.