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Columnista - 5 noviembre, 2021

¿Somos civilizados? Y la gestión de los recursos naturales

En primera estancia planteamos como introducción a este escrito dos reflexiones que nos llevan a comprender mejor esta columna: decía alguien que “muchas veces el hombre no es víctima de los demás, sino de su propia ignorancia”, y de nuestra parte decimos: “Los seres humanos podemos sobrevivir al agotamiento de la reserva de ciertos minerales […]

En primera estancia planteamos como introducción a este escrito dos reflexiones que nos llevan a comprender mejor esta columna: decía alguien que “muchas veces el hombre no es víctima de los demás, sino de su propia ignorancia”, y de nuestra parte decimos: “Los seres humanos podemos sobrevivir al agotamiento de la reserva de ciertos minerales como oro, petróleo, carbón, entre otros, pero no podemos con el deterioro masivo del medio ambiente; pero está comprobado que este es el camino para donde estamos transitando”. 

Una de las más altas consecuciones del intelecto humano ha sido la supeditación del comportamiento a pautas convenidas. El derecho como condición de las reglas de juego social limita en la práctica la predictibilidad de los actos de nosotros los humanos, de manera que nos hace individualmente menos libres, pero eso sí, sistemáticamente más eficaces, teniendo en cuenta que este introduce factores de tranquilidad y confianza colectiva. ¿Será, doctor Hugo Mendoza? 

Gracias al derecho, la máquina social responde a un metabolismo menos divertido, pero mucho más  funcional.  Los humanos auto-dotados de ordenación jurídica decimos que alcanzamos plenamente la civilización. El derecho y el estado superior de civilización que lleva parejo inducen a los humanos a una moderación o racionalización de las relaciones de la especie humana con su entorno, es decir, valora y respeta. 

Digamos que el derecho, en la medida que representa un producto avanzado del proceso intelectivo humano, como se ha impelido, en efecto, a regular las actuaciones ecológicas de los humanos, y todo porque justamente lo amenazamos con muchos de nuestro actuar. Los humanos civilizados, por ello, nos redescubrimos como humanos ambientalmente regulados por vía jurídica, que es la manera humana de entender la cibernética ecológica, la reconciliación poética con nuestro entorno del androide sublevado en pleno temporal de prosa. Hablamos de humanos civilizados que por vez primera podemos comprender por qué somos como somos y por qué actuamos de la manera que actuamos. 

Por lo que hemos expuesto nos parece conveniente avanzar en la definición de una nueva moral sociológica, que sea una ética de las relaciones entre los humanos y la naturaleza, así como una ética de la circulación de los bienes naturales entre los propios humanos, con respecto a las leyes naturales, sabiendo que ellos son el sustento de la continuidad  de nuestra vida en este planeta maltratado.

Semejante nuevo código moral debería tener presente toda la información científico-técnica que se dispone del medio ambiente. Requerimos de una moral colectiva mundial que responda a postulados y principios de ética ambiental, especialmente ahora que estamos viviendo una respuesta caótica como factura de cobro de la naturaleza a los maltratos que hemos infligido los humanos (cambio climático, enfermedades pandémicas, deficientes garantías alimentaria y riesgos por eventos naturales agresivos que amenazan llegar a desplazamientos ambientales y más). 

Por lo anotado, y con el límite de espacio que disponemos, concluimos que el nuevo código moral sociológico, la emergente nueva ética ambiental, están obligados a desencadenar en suma una subversión o cambio de los valores actualmente vigentes, ya que el presente muestra los abusos que se perpetran más que nada sobre el ambiente. Entonces, todos a colaborar con la recuperación ambiental, incluido algunos partidos verdes, y decimos algunos porque existen varios dedicados solo a la posición electoral y claro, para ser verde hay que estar maduro. Esperemos que nos sale de la reunión del COP 26

Columnista
5 noviembre, 2021

¿Somos civilizados? Y la gestión de los recursos naturales

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

En primera estancia planteamos como introducción a este escrito dos reflexiones que nos llevan a comprender mejor esta columna: decía alguien que “muchas veces el hombre no es víctima de los demás, sino de su propia ignorancia”, y de nuestra parte decimos: “Los seres humanos podemos sobrevivir al agotamiento de la reserva de ciertos minerales […]


En primera estancia planteamos como introducción a este escrito dos reflexiones que nos llevan a comprender mejor esta columna: decía alguien que “muchas veces el hombre no es víctima de los demás, sino de su propia ignorancia”, y de nuestra parte decimos: “Los seres humanos podemos sobrevivir al agotamiento de la reserva de ciertos minerales como oro, petróleo, carbón, entre otros, pero no podemos con el deterioro masivo del medio ambiente; pero está comprobado que este es el camino para donde estamos transitando”. 

Una de las más altas consecuciones del intelecto humano ha sido la supeditación del comportamiento a pautas convenidas. El derecho como condición de las reglas de juego social limita en la práctica la predictibilidad de los actos de nosotros los humanos, de manera que nos hace individualmente menos libres, pero eso sí, sistemáticamente más eficaces, teniendo en cuenta que este introduce factores de tranquilidad y confianza colectiva. ¿Será, doctor Hugo Mendoza? 

Gracias al derecho, la máquina social responde a un metabolismo menos divertido, pero mucho más  funcional.  Los humanos auto-dotados de ordenación jurídica decimos que alcanzamos plenamente la civilización. El derecho y el estado superior de civilización que lleva parejo inducen a los humanos a una moderación o racionalización de las relaciones de la especie humana con su entorno, es decir, valora y respeta. 

Digamos que el derecho, en la medida que representa un producto avanzado del proceso intelectivo humano, como se ha impelido, en efecto, a regular las actuaciones ecológicas de los humanos, y todo porque justamente lo amenazamos con muchos de nuestro actuar. Los humanos civilizados, por ello, nos redescubrimos como humanos ambientalmente regulados por vía jurídica, que es la manera humana de entender la cibernética ecológica, la reconciliación poética con nuestro entorno del androide sublevado en pleno temporal de prosa. Hablamos de humanos civilizados que por vez primera podemos comprender por qué somos como somos y por qué actuamos de la manera que actuamos. 

Por lo que hemos expuesto nos parece conveniente avanzar en la definición de una nueva moral sociológica, que sea una ética de las relaciones entre los humanos y la naturaleza, así como una ética de la circulación de los bienes naturales entre los propios humanos, con respecto a las leyes naturales, sabiendo que ellos son el sustento de la continuidad  de nuestra vida en este planeta maltratado.

Semejante nuevo código moral debería tener presente toda la información científico-técnica que se dispone del medio ambiente. Requerimos de una moral colectiva mundial que responda a postulados y principios de ética ambiental, especialmente ahora que estamos viviendo una respuesta caótica como factura de cobro de la naturaleza a los maltratos que hemos infligido los humanos (cambio climático, enfermedades pandémicas, deficientes garantías alimentaria y riesgos por eventos naturales agresivos que amenazan llegar a desplazamientos ambientales y más). 

Por lo anotado, y con el límite de espacio que disponemos, concluimos que el nuevo código moral sociológico, la emergente nueva ética ambiental, están obligados a desencadenar en suma una subversión o cambio de los valores actualmente vigentes, ya que el presente muestra los abusos que se perpetran más que nada sobre el ambiente. Entonces, todos a colaborar con la recuperación ambiental, incluido algunos partidos verdes, y decimos algunos porque existen varios dedicados solo a la posición electoral y claro, para ser verde hay que estar maduro. Esperemos que nos sale de la reunión del COP 26