Publicidad
Categorías
Categorías
General - 5 mayo, 2015

Sombreros vallenatos de origen cordobés

Tres cordobeses de corazón vallenato, son los encargados de hacer los sombreros ‘personalizados’ en Valledupar.

Juan Mauricio Narváez no hace sombreros sin una chupeta, porque eso le genera creatividad.
Juan Mauricio Narváez no hace sombreros sin una chupeta, porque eso le genera creatividad.
Boton Wpp

Desde hace 12 años viven en Valledupar tres cordobeses, quienes son los encargados de realizar los sombreros ‘personalizados’ en Valledupar, se trata de Juan Mauricio Narváez, Fabián Suárez y Rosa Salgado, quienes hicieron de su tradición un negocio familiar que lleva por nombre Artesanías Don Carmelo.
Estas personas desde niños, ya sabían hacer un sombrero, porque es una tradición que viene de generación en generación, “nosotros no jugábamos como los demás niños, solo aprendíamos a hacer sombreo, esto lo llevamos en la sangre y lo hacemos de corazón porque nos gusta y se diferencian de los demás porque disfrutamos hacer esto”, manifestó Narváez.

Estos artesanos tienen una forma particular de fabricar estos sombreros, porque mientras los están haciendo, deben degustar de una chupeta, porque según ellos esto les genera más creatividad e innovación, “esta es una costumbre de los indígenas del Sinú, siempre acostumbramos tener una chupeta, mientras estamos cosiendo o tejiendo”, señaló Juan Mauricio.
En este local no sólo se puede encontrar sombreros, también tienen lapiceros forrados con tejidos especiales, llaveros, cintillos y demás elementos autóctonos de Tuchín y Sinú Córdoba, pero elaborados en la capital del Cesar.
Los precios de estas prendas son variados, porque depende de la calidad del material y el tejido, entre más sencillo o fino vale más, los costos van desde 35 mil hasta 280 mil aquí en Valledupar, porque en Tuchín el más costoso oscila entre 1.500.000 pesos, pero estos solo se venden en la ciudad por encargos porque no está entre el presupuesto de todos los ciudadanos, “este se diferencia de los demás porque la fibra es más sencilla, ese es el sombrero número 32, el tejido de este es finito”, aclaró Salgado.

Aunque en la calle se encuentran los famosos sombreros chinos que se venden en cinco mil pesos, esto no es competencia para los dueños de Don Carmelo, porque la mayoría de los turistas valora la calidad de estos, “en época de festival se encuentra ese tipo de sombreros baratos, pero la gente prefiere estos, ellos dicen que son los ‘propios’, no se dañan y conservan la tradición de un pueblo artesano, además en Valledupar nos han tratado bien, este negocio lleva 12 años y siempre vendemos lo necesario”, expresó el artesano Juan Narváez.
La personalización de los sombreros también es otro acto llamativo para quienes los compran, pues ellos aseguran que la mayoría de las personas los adquieren con sus nombres, “esta es una forma diferente porque no todos lo saben hacer, tú me das tu nombre y yo enseguida te lo hago, además si quieres que lleve algo especial también se puede tejer, por eso aquí todos son autónomos de diseñar el sombrero con algo diferente que los pueda diferenciar de los demás”, resaltó Rosa Salgado.

¿Cómo hacer un sombrero?
Rosa Salgado explicó los siguientes pasos para la elaboración de estas prendas.

* Lo primero que se debe hacer es cortar la palma.
* Rasparla.
* Para que coja otro color se le hace un procedimiento especial con unas plantas.
* Después se coloca en barro y se cocina.
* Se teje la trenza o el tejido escogido.
* Para finalizar se cose, uniendo la trenza o tejido.

Para coser un sombrero ellos lo hacen en aproximadamente media hora, pero para ejecutar el tejido o trenza se emplea de tres a cuatro días, dependiendo del tamaño y la calidad de lo que se piense realizar.
Diariamente esta artesana de 35 años de edad elabora una docena de sombreros para niños y para los adultos emplea más tiempo porque requiere de más dedicación, “mi esposo y toda mi familia vivimos de los sombreros, esta es una costumbre que viene desde mi abuela, mi compañero también los vende por mayor aquí en Valledupar, con esto no sólo nos ganamos para nuestro sustento, sino que disfrutamos los que hacemos. En Tuchín los niños de 5 años ya hacen sombreros para ellos”, dijo la artesana.

Katherine Villazón H/El Pilón
[email protected]

General
5 mayo, 2015

Sombreros vallenatos de origen cordobés

Tres cordobeses de corazón vallenato, son los encargados de hacer los sombreros ‘personalizados’ en Valledupar.


Juan Mauricio Narváez no hace sombreros sin una chupeta, porque eso le genera creatividad.
Juan Mauricio Narváez no hace sombreros sin una chupeta, porque eso le genera creatividad.
Boton Wpp

Desde hace 12 años viven en Valledupar tres cordobeses, quienes son los encargados de realizar los sombreros ‘personalizados’ en Valledupar, se trata de Juan Mauricio Narváez, Fabián Suárez y Rosa Salgado, quienes hicieron de su tradición un negocio familiar que lleva por nombre Artesanías Don Carmelo.
Estas personas desde niños, ya sabían hacer un sombrero, porque es una tradición que viene de generación en generación, “nosotros no jugábamos como los demás niños, solo aprendíamos a hacer sombreo, esto lo llevamos en la sangre y lo hacemos de corazón porque nos gusta y se diferencian de los demás porque disfrutamos hacer esto”, manifestó Narváez.

Estos artesanos tienen una forma particular de fabricar estos sombreros, porque mientras los están haciendo, deben degustar de una chupeta, porque según ellos esto les genera más creatividad e innovación, “esta es una costumbre de los indígenas del Sinú, siempre acostumbramos tener una chupeta, mientras estamos cosiendo o tejiendo”, señaló Juan Mauricio.
En este local no sólo se puede encontrar sombreros, también tienen lapiceros forrados con tejidos especiales, llaveros, cintillos y demás elementos autóctonos de Tuchín y Sinú Córdoba, pero elaborados en la capital del Cesar.
Los precios de estas prendas son variados, porque depende de la calidad del material y el tejido, entre más sencillo o fino vale más, los costos van desde 35 mil hasta 280 mil aquí en Valledupar, porque en Tuchín el más costoso oscila entre 1.500.000 pesos, pero estos solo se venden en la ciudad por encargos porque no está entre el presupuesto de todos los ciudadanos, “este se diferencia de los demás porque la fibra es más sencilla, ese es el sombrero número 32, el tejido de este es finito”, aclaró Salgado.

Aunque en la calle se encuentran los famosos sombreros chinos que se venden en cinco mil pesos, esto no es competencia para los dueños de Don Carmelo, porque la mayoría de los turistas valora la calidad de estos, “en época de festival se encuentra ese tipo de sombreros baratos, pero la gente prefiere estos, ellos dicen que son los ‘propios’, no se dañan y conservan la tradición de un pueblo artesano, además en Valledupar nos han tratado bien, este negocio lleva 12 años y siempre vendemos lo necesario”, expresó el artesano Juan Narváez.
La personalización de los sombreros también es otro acto llamativo para quienes los compran, pues ellos aseguran que la mayoría de las personas los adquieren con sus nombres, “esta es una forma diferente porque no todos lo saben hacer, tú me das tu nombre y yo enseguida te lo hago, además si quieres que lleve algo especial también se puede tejer, por eso aquí todos son autónomos de diseñar el sombrero con algo diferente que los pueda diferenciar de los demás”, resaltó Rosa Salgado.

¿Cómo hacer un sombrero?
Rosa Salgado explicó los siguientes pasos para la elaboración de estas prendas.

* Lo primero que se debe hacer es cortar la palma.
* Rasparla.
* Para que coja otro color se le hace un procedimiento especial con unas plantas.
* Después se coloca en barro y se cocina.
* Se teje la trenza o el tejido escogido.
* Para finalizar se cose, uniendo la trenza o tejido.

Para coser un sombrero ellos lo hacen en aproximadamente media hora, pero para ejecutar el tejido o trenza se emplea de tres a cuatro días, dependiendo del tamaño y la calidad de lo que se piense realizar.
Diariamente esta artesana de 35 años de edad elabora una docena de sombreros para niños y para los adultos emplea más tiempo porque requiere de más dedicación, “mi esposo y toda mi familia vivimos de los sombreros, esta es una costumbre que viene desde mi abuela, mi compañero también los vende por mayor aquí en Valledupar, con esto no sólo nos ganamos para nuestro sustento, sino que disfrutamos los que hacemos. En Tuchín los niños de 5 años ya hacen sombreros para ellos”, dijo la artesana.

Katherine Villazón H/El Pilón
[email protected]