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Columnista - 4 marzo, 2016

Solo debemos exigir la verdad

La reacción de la senadora Paloma Valencia por la captura del señor Santiago Uribe Vélez es más que ridícula, como demencial podría calificarse las expresiones de la disparatada congresista; la situación no debe tomarse con el acostumbrado fanatismo propio de este país que endiosa demonios y sataniza a verdaderos líderes. La aprehensión del hermano del […]

La reacción de la senadora Paloma Valencia por la captura del señor Santiago Uribe Vélez es más que ridícula, como demencial podría calificarse las expresiones de la disparatada congresista; la situación no debe tomarse con el acostumbrado fanatismo propio de este país que endiosa demonios y sataniza a verdaderos líderes. La aprehensión del hermano del ex presidente de la mano firme y corazón grande debe analizarse con la más cuidadosa lectura, ni atendiendo los gritos de una derecha asfixiante ni mucho menos los aplausos de una izquierda oportunista.

Esta es la oportunidad para que la Justicia pueda revelar uno de los grandes misterios que persigue desde hace mucho tiempo a los Uribe Vélez y su presunta cercanía con un grupo paramilitar denominado los 12 apóstoles, historia que está ligada a la conformación y expansión de estos ejércitos de la muerte en todo el país. Aunque se señala a principal testigo un mayor (r) de apellido Meneses Quintero, de ser un falso testigo, es precisamente en el desarrollo del proceso en el que debe demostrarse si lo que manifiesta el señor Meneses es cierto o por el contrario una estrategia para engañar a la Justicia y enlodar a los hermanos Uribe y no correr como lo hace el reconocido abogado doctor Jaime Lombana en indicar que todo hace parte del cartel de testigos que busca beneficios a cambio de mentiras que involucren a personalidades en actos delictivos.

Pero tampoco se puede caer en la trampa de quienes consideran que todo esto obedece a una persecución política, aunque el actual Fiscal General es uno de los peores que Colombia ha tenido al lado de Luis Camilo Osorio, este es el escenario para que Colombia pueda saber de una vez por todas la verdad sobre los 12 Apóstoles.

Tantas heridas en este país sanarían de conocerse la verdad de muchos crimines como el Luis Carlos Galán, Alvaro Gómez Hurtado, Bernardo Jaramillo y tantos otros.

Hoy todos miran con asombro la decisión de la justicia que sacuden las tierras del Ubérrimo, pero son innumerables los casos y nombres que falta por revelar en este país para lograr una paz verdadera y conocer quienes desde el establecimiento han patrocinado a grupos armados, sean guerrillero o sean paramilitares. En el caso de la guerrilla es inadmisible que pretendan hacer proselitismo con armas así justifiquen su actuación en Conejo (La Guajira) como un acto pedagógico en el que no se disparó un fusil y se necesitaba brindar protección a los jefes guerrilleros, deben entender que la enseñanza que dejaron personas como Mandela, Ghandi y Mujica es que para poder hacer pedagogía sobre la paz, lo primero que deben hacer es abandonar las armas y el lenguaje violento, lo otro es un mensaje distorsionado que elevan a la sociedad que se siente lastimada por muchos crímenes cometidos por ellos y que hasta ahora no han confesado.

En el lado del paramilitarismo, en cada región del país es necesario llegar hasta los niveles que brindaron ese apoyo que les permitió crecer y suplantar al Estado en el deber constitucional de brindar protección a los colombianos; en el Cesar falta mucho por revelarse sobre testaferros, aliados y miembros de las AUC que aún pasan de agache y fueron decisivos para fortalecer las estructuras de Jorge 40 y posteriormente las de Marco Figueroa. Por lo tanto antes de brincar por las decisiones judiciales, lo que se debe reclamar es la verdad sobre todos estos hechos así nos molesten las condenas o absoluciones en las que culminen cada proceso judicial.

Columnista
4 marzo, 2016

Solo debemos exigir la verdad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Andrés Añez Maestre

La reacción de la senadora Paloma Valencia por la captura del señor Santiago Uribe Vélez es más que ridícula, como demencial podría calificarse las expresiones de la disparatada congresista; la situación no debe tomarse con el acostumbrado fanatismo propio de este país que endiosa demonios y sataniza a verdaderos líderes. La aprehensión del hermano del […]


La reacción de la senadora Paloma Valencia por la captura del señor Santiago Uribe Vélez es más que ridícula, como demencial podría calificarse las expresiones de la disparatada congresista; la situación no debe tomarse con el acostumbrado fanatismo propio de este país que endiosa demonios y sataniza a verdaderos líderes. La aprehensión del hermano del ex presidente de la mano firme y corazón grande debe analizarse con la más cuidadosa lectura, ni atendiendo los gritos de una derecha asfixiante ni mucho menos los aplausos de una izquierda oportunista.

Esta es la oportunidad para que la Justicia pueda revelar uno de los grandes misterios que persigue desde hace mucho tiempo a los Uribe Vélez y su presunta cercanía con un grupo paramilitar denominado los 12 apóstoles, historia que está ligada a la conformación y expansión de estos ejércitos de la muerte en todo el país. Aunque se señala a principal testigo un mayor (r) de apellido Meneses Quintero, de ser un falso testigo, es precisamente en el desarrollo del proceso en el que debe demostrarse si lo que manifiesta el señor Meneses es cierto o por el contrario una estrategia para engañar a la Justicia y enlodar a los hermanos Uribe y no correr como lo hace el reconocido abogado doctor Jaime Lombana en indicar que todo hace parte del cartel de testigos que busca beneficios a cambio de mentiras que involucren a personalidades en actos delictivos.

Pero tampoco se puede caer en la trampa de quienes consideran que todo esto obedece a una persecución política, aunque el actual Fiscal General es uno de los peores que Colombia ha tenido al lado de Luis Camilo Osorio, este es el escenario para que Colombia pueda saber de una vez por todas la verdad sobre los 12 Apóstoles.

Tantas heridas en este país sanarían de conocerse la verdad de muchos crimines como el Luis Carlos Galán, Alvaro Gómez Hurtado, Bernardo Jaramillo y tantos otros.

Hoy todos miran con asombro la decisión de la justicia que sacuden las tierras del Ubérrimo, pero son innumerables los casos y nombres que falta por revelar en este país para lograr una paz verdadera y conocer quienes desde el establecimiento han patrocinado a grupos armados, sean guerrillero o sean paramilitares. En el caso de la guerrilla es inadmisible que pretendan hacer proselitismo con armas así justifiquen su actuación en Conejo (La Guajira) como un acto pedagógico en el que no se disparó un fusil y se necesitaba brindar protección a los jefes guerrilleros, deben entender que la enseñanza que dejaron personas como Mandela, Ghandi y Mujica es que para poder hacer pedagogía sobre la paz, lo primero que deben hacer es abandonar las armas y el lenguaje violento, lo otro es un mensaje distorsionado que elevan a la sociedad que se siente lastimada por muchos crímenes cometidos por ellos y que hasta ahora no han confesado.

En el lado del paramilitarismo, en cada región del país es necesario llegar hasta los niveles que brindaron ese apoyo que les permitió crecer y suplantar al Estado en el deber constitucional de brindar protección a los colombianos; en el Cesar falta mucho por revelarse sobre testaferros, aliados y miembros de las AUC que aún pasan de agache y fueron decisivos para fortalecer las estructuras de Jorge 40 y posteriormente las de Marco Figueroa. Por lo tanto antes de brincar por las decisiones judiciales, lo que se debe reclamar es la verdad sobre todos estos hechos así nos molesten las condenas o absoluciones en las que culminen cada proceso judicial.