Será la justicia la que al final dirima las diferencias. A raíz del litigio la amistad de los involucrados podría pasar al plano judicial. Mientras uno de los empresarios señaló que denunció a su colega por presunta estafa, el otro manifestó que haría contrademanda.
Una serie de conciertos virtuales realizados en Valledupar tiene enfrentados a dos realizadores de eventos por concepto de participación y ganancias, a tal punto que uno de ellos anunció que demandó a su exsocio por presunta estafa.
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El demandante es Federico Ospina, quien alegó que hizo una asociación para realizar eventos virtuales con el propietario de la Placita Club, Federico Caicedo Maestre, de la cual aparentemente no ha recibido el dinero invertido ni las ganancias.
“Al día de hoy no se me ha reconocido nada ni de la inversión inicial ni la cuantía de las utilidades; él manifiesta que fue un evento que arrojó pérdidas y quedó en enviar lo que sustentaba esto pero no envió nada. Eso debió hacerse en la primera semana del mes de julio y vamos en agosto”, dijo Ospina.
Las diferencias iniciaron al culminar el primer concierto virtual que se desarrolló a inicios del mes de julio cuya artista invitada fue la cantante de música vallenata Ana Del Castillo. En este evento comenzaron los conflictos entre ambos y se dilucidó el acuerdo, porque según Ospina a la semana de culminar el concierto su exsocio comenzó a evadirlo.
Ospina aseguró que radicó la denuncia y empezará un proceso civil para que se haga justicia y le reparen los daños ocasionados. “Ya no me interesa dialogar con él (Federico Caicedo) porque esa etapa se agotó y nunca obtuve una respuesta; ahora todo está en manos de mis abogados”, sentenció.
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Por su parte, Federico Caicedo Maestre manifestó que el encargado de terminar la sociedad fue Ospina y que su inversión económica está a su disposición cuando la quiera dado que ha intentado devolvérsela pero se ha rehusado a recibirla.
“Nosotros hicimos un contrato de cooperación donde él hizo una inversión y yo hice otra, pero él no se sentó a cuadrar cuentas e incluso hablé con su abogado manifestándole que el dinero se le iba a devolver. Él quiso disolver el negocio por muchos factores que no comprendió. A él se le quedó en consignar el dinero pero no hay forma de que lo reciba”, explicó.
Al respecto, Ospina afirma: “él (Caicedo) conoce perfectamente mis números de cuenta si hubiese querido cancelar el dinero lo habría hecho, estamos hablando de algo que lleva meses y lo que me ofreció que fueron $500 mil no se acerca siquiera a mi inversión y utilidad”, dijo el querellante que reside en Bogotá.
A raíz de esto la amistad que aparentemente tenían los realizadores de eventos ahora podría pasar al plano judicial, pues Caicedo también anunció estar dispuesto a interponer una contrademanda.
“No hay ninguna estafa. Si se lee el contrato dice que en cualquier momento se puede deshacer la sociedad y no solo eso, también si en cualquiera de los eventos se quedaba mal o perdíamos, si hubiese querido actuar de mala fe le hubiese dicho que en el concierto nos fue mal y no tuvimos ganancias pero no se entiende su actitud”, acotó Caicedo.
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Al tenor del litigio judicial entre los involucrados y que deja el crédito de La Placita Club en medio de la tormenta generada, las partes están empeñadas en ir hasta el final con sus abogados; mientras se espera que la situación no afecte la actividad de los conciertos virtuales; estrategia que surgió para solventar y mantener la industria musical en el marco de la emergencia sanitaria en el país propiciada por el coronavirus.
Será la justicia la que al final dirima las diferencias. A raíz del litigio la amistad de los involucrados podría pasar al plano judicial. Mientras uno de los empresarios señaló que denunció a su colega por presunta estafa, el otro manifestó que haría contrademanda.
Una serie de conciertos virtuales realizados en Valledupar tiene enfrentados a dos realizadores de eventos por concepto de participación y ganancias, a tal punto que uno de ellos anunció que demandó a su exsocio por presunta estafa.
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El demandante es Federico Ospina, quien alegó que hizo una asociación para realizar eventos virtuales con el propietario de la Placita Club, Federico Caicedo Maestre, de la cual aparentemente no ha recibido el dinero invertido ni las ganancias.
“Al día de hoy no se me ha reconocido nada ni de la inversión inicial ni la cuantía de las utilidades; él manifiesta que fue un evento que arrojó pérdidas y quedó en enviar lo que sustentaba esto pero no envió nada. Eso debió hacerse en la primera semana del mes de julio y vamos en agosto”, dijo Ospina.
Las diferencias iniciaron al culminar el primer concierto virtual que se desarrolló a inicios del mes de julio cuya artista invitada fue la cantante de música vallenata Ana Del Castillo. En este evento comenzaron los conflictos entre ambos y se dilucidó el acuerdo, porque según Ospina a la semana de culminar el concierto su exsocio comenzó a evadirlo.
Ospina aseguró que radicó la denuncia y empezará un proceso civil para que se haga justicia y le reparen los daños ocasionados. “Ya no me interesa dialogar con él (Federico Caicedo) porque esa etapa se agotó y nunca obtuve una respuesta; ahora todo está en manos de mis abogados”, sentenció.
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Por su parte, Federico Caicedo Maestre manifestó que el encargado de terminar la sociedad fue Ospina y que su inversión económica está a su disposición cuando la quiera dado que ha intentado devolvérsela pero se ha rehusado a recibirla.
“Nosotros hicimos un contrato de cooperación donde él hizo una inversión y yo hice otra, pero él no se sentó a cuadrar cuentas e incluso hablé con su abogado manifestándole que el dinero se le iba a devolver. Él quiso disolver el negocio por muchos factores que no comprendió. A él se le quedó en consignar el dinero pero no hay forma de que lo reciba”, explicó.
Al respecto, Ospina afirma: “él (Caicedo) conoce perfectamente mis números de cuenta si hubiese querido cancelar el dinero lo habría hecho, estamos hablando de algo que lleva meses y lo que me ofreció que fueron $500 mil no se acerca siquiera a mi inversión y utilidad”, dijo el querellante que reside en Bogotá.
A raíz de esto la amistad que aparentemente tenían los realizadores de eventos ahora podría pasar al plano judicial, pues Caicedo también anunció estar dispuesto a interponer una contrademanda.
“No hay ninguna estafa. Si se lee el contrato dice que en cualquier momento se puede deshacer la sociedad y no solo eso, también si en cualquiera de los eventos se quedaba mal o perdíamos, si hubiese querido actuar de mala fe le hubiese dicho que en el concierto nos fue mal y no tuvimos ganancias pero no se entiende su actitud”, acotó Caicedo.
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Al tenor del litigio judicial entre los involucrados y que deja el crédito de La Placita Club en medio de la tormenta generada, las partes están empeñadas en ir hasta el final con sus abogados; mientras se espera que la situación no afecte la actividad de los conciertos virtuales; estrategia que surgió para solventar y mantener la industria musical en el marco de la emergencia sanitaria en el país propiciada por el coronavirus.