Las nubes advertían un fuerte aguacero, salí de la universidad rumbo al estacionamiento, a mitad de camino una señora vendedora de boli le pregunta a alguien por quién votará, la respuesta no logró satisfacerla, al escuchar las evasivas la señora de los bolis preguntó “¿Votarás por Petro? el nos quitará todo y nos convertirá en Venezuela, yo si votaré por el otro al menos para que mate a todos esos hp”, fue tan desconcertante escuchar eso, inmediatamente pensé en que es lo que queremos los colombianos de un presidente, parece la agresividad la actitud de los sufragantes actuales , si votas por Petro te señalan de guerrillero y si votas por Duque te señalan de paramilitar; muchos estudiantes me han contado que votarán por Duque llenos de esperanzas también, creen en la economía naranja y esperan que ese joven candidato interprete sus necesidades y anhelos.

En el caso de Petro sus votantes también se aferran a sueños honestos e ilusiones inspiradoras, pero los deseos de cada uno de los colombianos se convierten en pesadilla cuando revelan su voto ó por solo hacer críticas a propuestas de los aspirantes, tenemos un lenguaje violento para descalificar a quien no piense igual, nos está moviendo una rabia criminal que se apodera de toda la sociedad, esa sociedad enferma que se toma fotos con sicarios como “Popeye” y aplaude sus amenazas contra la Colombia humana ó esa rabia criminal que estimula a una hermosa mujer en utilizar su cuenta de twitter para amenazar al expresidente Uribe.

Sea el elegido para dirigir los destinos de este país, sea que triunfe la propuesta del aguacate o la de crear una sola corte, tenga claro que esta sociedad no cambiará si usted no cambia su lenguaje y sus deseos; la elección de presidente obliga a que mantengamos la actitud crítica ante el gobernante sin importar si usted votó por el escogido o por el perdedor o si votó en blanco e incluso si se abstuvo; el ejercicio político otorga facultades y derechos a los gobernantes y a los gobernados, no por la simple razón de votar, sino porque es propio de las democracias expresar preocupaciones por las consecuencias que las decisiones de las autoridades pueden ocasionar.

No obligue a nadie a votar por nadie, no subestime el voto de los demás ni insulte al contradictor, no se alegre de las desgracias de otro, no sienta que la elección del 17 de Junio se trata de escoger en vivir artificialmente por causa de una enfermedad ó la eutanasia; por ahora continúe escuchando los candidatos, lea sus propuestas pero lo mejor que puede hacer es contribuir a mejorar este país sin maltratar a nadie por su voto, para que esta sociedad pueda sanar.