Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 20 mayo, 2023

Sobre la Renta Básica

El otorgamiento de este subsidio exacerba el debate político caracterizado por la infértil ideologización.

El presidente de la República, Gustavo Petro, anunció recientemente que de manera oficial iniciará el programa de renta básica, que consiste en un subsidio por 500.000 pesos a las familias más vulnerables de Colombia. Según explica el Departamento de Prosperidad Social, se tendrán en cuenta diversos factores como la categorización de en la encuesta del Sisbén IV, la composición familiar, la pertenencia a población indígena o la situación de desplazamiento forzado y la ubicación geográfica de la residencia familiar. Con esta iniciativa el presidente cumple con una promesa de campaña. 

El otorgamiento de este subsidio exacerba el debate político caracterizado por la infértil ideologización. Así mismo, pone de presente la metáfora peyorativa del “Pan y Circo” con origen en la costumbre romana de retener poder político proporcionando trigo gratis y entradas para los juegos circenses como forma de mantener al público distraído de la política. 

El impulso de estas ayudas económicas conducen a expresiones despectivas como: “la gente que recibe ese tipo de subsidios se vuelve perezosa, no trabajan y se llenan de hijos” “esa plata es mejor invertirla en vías, colegios y hospitales”. Bajo esta última premisa Colombia dejó de hacer el mundial de fútbol de 1986. No mejoramos la infraestructura, aumentó la pobreza y sobra corrupción. Es oportuno aclarar que en Colombia desde hace algunos años se han implementado programas que buscan beneficiar a las poblaciones más vulnerables, tales programas como Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Empleo en Acción, proyectos que nacieron hace cerca de 30 años durante el Gobierno de Andrés Pastrana. 

En abstracto la implementación de una renta básica traería consigo muchos beneficios, a partir del gasto que podrían realizar las familias mediante este ingreso, favoreciendo el comportamiento de la economía, lo que a su vez coadyuvaría con la generación de empleo y en los impactos en cada uno de los eslabones de la economía. Estas consecuencias, son significativas desde el punto de vista económico y ejercen presión en un propósito ineluctable para el país relacionado con la disminución de la pobreza monetaria y extrema que según el DANE en 2021 estuvieron en 39.3% y 12.2% respectivamente. 

Durante los momentos más complicados de la pandemia del Covid-19, el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicado el 23 de julio de 2020, sugirió la importancia de un ingreso básico temporal para los 2.700 millones de personas más pobres del mundo en 132 países en desarrollo para ayudar a frenar la propagación del coronavirus al permitirles quedarse en casa. El gobierno del expresidente Iván Duque, a través del Fondo de Mitigación de Emergencias (Fome) destinó $40,57 billones para la atención de la pandemia y sus efectos: $15,97 billones para la emergencia sanitaria; $14,2 billones para la protección de la población vulnerables; y $10,4 billones para la protección del empleo.

La idea de dar a la gente un ingreso básico está de moda en todo el mundo desarrollado. Richard Nixon la propuso en la década de 1970 y fue probado en la ciudad canadiense de Dauphin, Manitoba, en la década de 1960. Actualmente, se ve como una solución a la forma en que la tecnología y el estancamiento económico están cambiando los trabajos. En Finlandia y Holanda se hicieron pruebas mientras que Suiza celebró un referéndum sobre el tema (rechazando la propuesta) y la firma de inversión y Combinator desarrollaron un piloto en California. 

La idea de la Renta Básica no es un invento colombiano ni debe considerarse como una estrategia para constreñir la decisión electoral. Estas ayudas económicas no deben ser imperecederas, porque pueden concluir con hallazgos críticos que contravienen el propósito de disminuir o acabar con la pobreza. La pobreza no se acaba dando subsidios, ningún gobierno resistiría el esfuerzo fiscal de esos desembolsos. Y ese tipo de medidas económicas terminan convirtiéndose en modelos facilistas apartados de las acciones definidas en el objetivo número de Desarrollo Sostenible para acabar con la pobreza en el mundo.

Columnista
20 mayo, 2023

Sobre la Renta Básica

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

El otorgamiento de este subsidio exacerba el debate político caracterizado por la infértil ideologización.


El presidente de la República, Gustavo Petro, anunció recientemente que de manera oficial iniciará el programa de renta básica, que consiste en un subsidio por 500.000 pesos a las familias más vulnerables de Colombia. Según explica el Departamento de Prosperidad Social, se tendrán en cuenta diversos factores como la categorización de en la encuesta del Sisbén IV, la composición familiar, la pertenencia a población indígena o la situación de desplazamiento forzado y la ubicación geográfica de la residencia familiar. Con esta iniciativa el presidente cumple con una promesa de campaña. 

El otorgamiento de este subsidio exacerba el debate político caracterizado por la infértil ideologización. Así mismo, pone de presente la metáfora peyorativa del “Pan y Circo” con origen en la costumbre romana de retener poder político proporcionando trigo gratis y entradas para los juegos circenses como forma de mantener al público distraído de la política. 

El impulso de estas ayudas económicas conducen a expresiones despectivas como: “la gente que recibe ese tipo de subsidios se vuelve perezosa, no trabajan y se llenan de hijos” “esa plata es mejor invertirla en vías, colegios y hospitales”. Bajo esta última premisa Colombia dejó de hacer el mundial de fútbol de 1986. No mejoramos la infraestructura, aumentó la pobreza y sobra corrupción. Es oportuno aclarar que en Colombia desde hace algunos años se han implementado programas que buscan beneficiar a las poblaciones más vulnerables, tales programas como Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Empleo en Acción, proyectos que nacieron hace cerca de 30 años durante el Gobierno de Andrés Pastrana. 

En abstracto la implementación de una renta básica traería consigo muchos beneficios, a partir del gasto que podrían realizar las familias mediante este ingreso, favoreciendo el comportamiento de la economía, lo que a su vez coadyuvaría con la generación de empleo y en los impactos en cada uno de los eslabones de la economía. Estas consecuencias, son significativas desde el punto de vista económico y ejercen presión en un propósito ineluctable para el país relacionado con la disminución de la pobreza monetaria y extrema que según el DANE en 2021 estuvieron en 39.3% y 12.2% respectivamente. 

Durante los momentos más complicados de la pandemia del Covid-19, el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicado el 23 de julio de 2020, sugirió la importancia de un ingreso básico temporal para los 2.700 millones de personas más pobres del mundo en 132 países en desarrollo para ayudar a frenar la propagación del coronavirus al permitirles quedarse en casa. El gobierno del expresidente Iván Duque, a través del Fondo de Mitigación de Emergencias (Fome) destinó $40,57 billones para la atención de la pandemia y sus efectos: $15,97 billones para la emergencia sanitaria; $14,2 billones para la protección de la población vulnerables; y $10,4 billones para la protección del empleo.

La idea de dar a la gente un ingreso básico está de moda en todo el mundo desarrollado. Richard Nixon la propuso en la década de 1970 y fue probado en la ciudad canadiense de Dauphin, Manitoba, en la década de 1960. Actualmente, se ve como una solución a la forma en que la tecnología y el estancamiento económico están cambiando los trabajos. En Finlandia y Holanda se hicieron pruebas mientras que Suiza celebró un referéndum sobre el tema (rechazando la propuesta) y la firma de inversión y Combinator desarrollaron un piloto en California. 

La idea de la Renta Básica no es un invento colombiano ni debe considerarse como una estrategia para constreñir la decisión electoral. Estas ayudas económicas no deben ser imperecederas, porque pueden concluir con hallazgos críticos que contravienen el propósito de disminuir o acabar con la pobreza. La pobreza no se acaba dando subsidios, ningún gobierno resistiría el esfuerzo fiscal de esos desembolsos. Y ese tipo de medidas económicas terminan convirtiéndose en modelos facilistas apartados de las acciones definidas en el objetivo número de Desarrollo Sostenible para acabar con la pobreza en el mundo.