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Editorial - 21 agosto, 2010

Sobre el futuro de Emdupar

No ha sido afortunada la empresa Emdupar con las últimas administraciones que ha tenido. En menos de dos años, han pasado por su gerencia cinco personas y –por supuesto- esto genera una gran inestabilidad en una organización de su tipo. En primer lugar, la empresa, que es considerada algo así como la joya de la […]

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No ha sido afortunada la empresa Emdupar con las últimas administraciones que ha tenido. En menos de dos años, han pasado por su gerencia cinco personas y –por supuesto- esto genera una gran inestabilidad en una organización de su tipo.
En primer lugar, la empresa, que es considerada algo así como la joya de la corona de las finanzas de la ciudad, la mayoría de las veces ha sido manejada con un criterio político, desde la designación de su gerente, más que con un criterio técnico como debería ser.
De allí que la situación jurídica del Alcalde Rubén Alfredo “Ava” Carvajal, cuya elección fue declarada nula, y la transición a Luis Fabián Fernández Maestre, haya generado una gran inestabilidad en la misma.
Esa alta rotación en la gerencia de la empresa la ha privado de contar con unas políticas de largo plazo, pues cuando apenas un gerente está conociendo los indicadores, procesos y particularidades de la misma lo cambian por razones políticas o por física ineficiencia. Por supuesto, esa inestabilidad en la gerencia general también se siente en las distintas gerencias de la entidad y el problema se agrava.
Esa situación, de por sí grave en cualquier tipo de empresa, lo es aún más en una dedicada a la prestación de un servicio público esencial como es el agua potable para una ciudad como Valledupar. Hoy la empresa, como lo reconoce el propio Alcalde, Luis Fabián Fernández Maestre, presenta unos indicadores preocupantes en materia de pérdidas técnicas, fugas, subfacturación y una alta cartera morosa, que algunas voces han pedido que sea condonada.
La renuncia de la última gerente, que además estaba en calidad de encargada, Rosa Cotes Abdala, demuestra que a la empresa no se la ha prestado la atención debida. Desde el momento de la renuncia de Alberto Daza Lemus, se debió nombrar a una persona en propiedad.
Confiamos en que esta situación se resuelva lo antes posible, de la mejor manera para la empresa Emdupar y para la ciudad. La empresa requiere un gerente de alto perfil, que además de una formación en ciencias económicas o en ingeniería conozca el sector y tenga el carácter  y los pantalones para tomar las decisiones que haya que adoptar, con una visión integral, de largo plazo y que contribuya  a garantizarle un adecuado servicio de agua potable y alcantarillado a Valledupar. Y esa designación debe hacerse con criterio técnico e independiente de las presiones de los grupos políticos, que siempre han querido tener a la empresa como su caja menor y que – por lo mismo- hoy la tienen en la situación que se encuentra.
La ciudadanía de Valledupar debe abogar por que una empresa como Emdupar se perfile como las Empresas Públicas de Medellín, con unas planes de desarrollo institucional concebidos para el largo plazo, precisamente para una ciudad que presenta unos altos índices de crecimiento poblacional y urbanístico y que, año tras año, va a demandar una mayor cantidad de agua potable y a requerir unos cambios en la infraestructura actual de acueducto y alcantarillado de la ciudad.
Sería conveniente que el Concejo de la ciudad hiciera un debate a fondo, amplio y con criterio técnico sobre la situación de Emdupar, haciendo uso de sus facultades de control político, para que la ciudadanía vallenata conozca de verdad la situación de la misma. Sobre este mismo tema urge un pronunciamiento de la Contraloría Municipal e inclusive de la misma Superintendencia de Servicios Públicos.
Esperamos que la próxima reunión de la Junta Directiva de la Empresa el Alcalde toma el toro por los cuernos y contribuya a designar a una persona de las mayores calidades y con la suficiente autonomía, insistimos, para tomar las decisiones que requiere una empresa, literalmente, vital para el futuro de Valledupar.

Editorial
21 agosto, 2010

Sobre el futuro de Emdupar

No ha sido afortunada la empresa Emdupar con las últimas administraciones que ha tenido. En menos de dos años, han pasado por su gerencia cinco personas y –por supuesto- esto genera una gran inestabilidad en una organización de su tipo. En primer lugar, la empresa, que es considerada algo así como la joya de la […]


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No ha sido afortunada la empresa Emdupar con las últimas administraciones que ha tenido. En menos de dos años, han pasado por su gerencia cinco personas y –por supuesto- esto genera una gran inestabilidad en una organización de su tipo.
En primer lugar, la empresa, que es considerada algo así como la joya de la corona de las finanzas de la ciudad, la mayoría de las veces ha sido manejada con un criterio político, desde la designación de su gerente, más que con un criterio técnico como debería ser.
De allí que la situación jurídica del Alcalde Rubén Alfredo “Ava” Carvajal, cuya elección fue declarada nula, y la transición a Luis Fabián Fernández Maestre, haya generado una gran inestabilidad en la misma.
Esa alta rotación en la gerencia de la empresa la ha privado de contar con unas políticas de largo plazo, pues cuando apenas un gerente está conociendo los indicadores, procesos y particularidades de la misma lo cambian por razones políticas o por física ineficiencia. Por supuesto, esa inestabilidad en la gerencia general también se siente en las distintas gerencias de la entidad y el problema se agrava.
Esa situación, de por sí grave en cualquier tipo de empresa, lo es aún más en una dedicada a la prestación de un servicio público esencial como es el agua potable para una ciudad como Valledupar. Hoy la empresa, como lo reconoce el propio Alcalde, Luis Fabián Fernández Maestre, presenta unos indicadores preocupantes en materia de pérdidas técnicas, fugas, subfacturación y una alta cartera morosa, que algunas voces han pedido que sea condonada.
La renuncia de la última gerente, que además estaba en calidad de encargada, Rosa Cotes Abdala, demuestra que a la empresa no se la ha prestado la atención debida. Desde el momento de la renuncia de Alberto Daza Lemus, se debió nombrar a una persona en propiedad.
Confiamos en que esta situación se resuelva lo antes posible, de la mejor manera para la empresa Emdupar y para la ciudad. La empresa requiere un gerente de alto perfil, que además de una formación en ciencias económicas o en ingeniería conozca el sector y tenga el carácter  y los pantalones para tomar las decisiones que haya que adoptar, con una visión integral, de largo plazo y que contribuya  a garantizarle un adecuado servicio de agua potable y alcantarillado a Valledupar. Y esa designación debe hacerse con criterio técnico e independiente de las presiones de los grupos políticos, que siempre han querido tener a la empresa como su caja menor y que – por lo mismo- hoy la tienen en la situación que se encuentra.
La ciudadanía de Valledupar debe abogar por que una empresa como Emdupar se perfile como las Empresas Públicas de Medellín, con unas planes de desarrollo institucional concebidos para el largo plazo, precisamente para una ciudad que presenta unos altos índices de crecimiento poblacional y urbanístico y que, año tras año, va a demandar una mayor cantidad de agua potable y a requerir unos cambios en la infraestructura actual de acueducto y alcantarillado de la ciudad.
Sería conveniente que el Concejo de la ciudad hiciera un debate a fondo, amplio y con criterio técnico sobre la situación de Emdupar, haciendo uso de sus facultades de control político, para que la ciudadanía vallenata conozca de verdad la situación de la misma. Sobre este mismo tema urge un pronunciamiento de la Contraloría Municipal e inclusive de la misma Superintendencia de Servicios Públicos.
Esperamos que la próxima reunión de la Junta Directiva de la Empresa el Alcalde toma el toro por los cuernos y contribuya a designar a una persona de las mayores calidades y con la suficiente autonomía, insistimos, para tomar las decisiones que requiere una empresa, literalmente, vital para el futuro de Valledupar.