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Columnista - 2 septiembre, 2015

Sin morbo ni tetas, no hay televidentes

Aunque debo confesar, que no soy televidente de novelas, ello no quiere decir que no sea ajeno a enterarme de los grandes despliegues publicitarios que los canales de televisión hacen, cada vez que van a lanzar una nueva cinta en este formato. Para tal fin se gastan cientos de minutos en hacer esa difusión con […]

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Aunque debo confesar, que no soy televidente de novelas, ello no quiere decir que no sea ajeno a enterarme de los grandes despliegues publicitarios que los canales de televisión hacen, cada vez que van a lanzar una nueva cinta en este formato. Para tal fin se gastan cientos de minutos en hacer esa difusión con tal de meterles por los ojos a todos los televidentes de uno y otro canal el nuevo acontecimiento novelesco. Fue así que hace poco, uno de los canales nacionales hizo lo propio para publicitar la novela cuya historia central sería la vida y obra de la madre Laura Montoya, la primera santa Colombiana que fue canonizada por la iglesia católica en mayo de 2013 al comprobar que realizó un milagro al curar de una enfermedad al médico Carlos Restrepo en el año 2006.

Por ser un país que dícese ser católico y apostólico, lleno de iglesias y catedrales por todas partes y en el cual se homenajea un santo por cada día del año, pensé que la tan cacareada novela iba a paralizar el pueblo colombiano para ver la obra de la queridísima santa paisa y tomar su vida como ejemplo a seguir, para que fueran más las santas o santos colombianos; pero temo que no fue así, pues parece que otras novelas cuyas historias narran las vidas de personajes públicos, de algunos músicos controvertidos por sus vidas desordenadas; otros bandidos y criminales y otros narcotraficantes han tenido más audiencia y por ende rating, hasta tal punto de retrasmitir la serie, lo que ha hecho que se vuelvan inmortales en la memoria de muchas personas.

Pese a que era un hecho digno de contar y llevarlo a la televisión, parece que a los productores y guionistas se les olvidó que el éxito de las novelas no se da por la simple historia del personaje, ni por la escenografía, ni la fotografía de la cinta, sino por el contenido morboso, picaresco y grosero que se pueda mostrar en cada capítulo; pues es innegable que lo que le gusta al televidente son las aventuras de amor, sexo , erotismo o cualquier otra práctica prohibida, es decir, la típica novela de amor envuelta por el lujo, la vanidad, el poder, el placer, la lujuria, las adicciones y las aberraciones, con un final feliz.

A decir verdad, ese es el tipo de novela que se ha admitido, donde se muestre cama, bares, discotecas, besos apasionados, caricias atrevidas, cuerpos esculpidos con bisturí y una que otra teta prefabricada y con ello ciertas prácticas sexuales y de conductas comportamentales han pasado a ser socialmente aceptables, pese a que aún somos considerados como un país moralista.

Como era lógico sí se trataba de narrar la vida de una santa no podía esperarse un boom de dicha novela, hasta tal punto que la serie solo se hizo para 24 capítulos de los cuales ya se anunció la trasmisión del último para esta semana y todo, sencillamente porque si no hay morbo no hay audiencia; pese a que las hermanitas misioneras de la comunidad religiosa fundada por la monjita se quejaron de la producción porque según estas, el canal inventó amoríos y diálogos que jamás existieron y que afectaban el honor de la religiosa.

En suma, el morbo vende y es el principal ingrediente para hacer exitosa cualquier novela, o de no cómo se explica el rotundo éxito de la novela británica las cincuenta sombras de grey.

Columnista
2 septiembre, 2015

Sin morbo ni tetas, no hay televidentes

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Guillermo Ramirez

Aunque debo confesar, que no soy televidente de novelas, ello no quiere decir que no sea ajeno a enterarme de los grandes despliegues publicitarios que los canales de televisión hacen, cada vez que van a lanzar una nueva cinta en este formato. Para tal fin se gastan cientos de minutos en hacer esa difusión con […]


Aunque debo confesar, que no soy televidente de novelas, ello no quiere decir que no sea ajeno a enterarme de los grandes despliegues publicitarios que los canales de televisión hacen, cada vez que van a lanzar una nueva cinta en este formato. Para tal fin se gastan cientos de minutos en hacer esa difusión con tal de meterles por los ojos a todos los televidentes de uno y otro canal el nuevo acontecimiento novelesco. Fue así que hace poco, uno de los canales nacionales hizo lo propio para publicitar la novela cuya historia central sería la vida y obra de la madre Laura Montoya, la primera santa Colombiana que fue canonizada por la iglesia católica en mayo de 2013 al comprobar que realizó un milagro al curar de una enfermedad al médico Carlos Restrepo en el año 2006.

Por ser un país que dícese ser católico y apostólico, lleno de iglesias y catedrales por todas partes y en el cual se homenajea un santo por cada día del año, pensé que la tan cacareada novela iba a paralizar el pueblo colombiano para ver la obra de la queridísima santa paisa y tomar su vida como ejemplo a seguir, para que fueran más las santas o santos colombianos; pero temo que no fue así, pues parece que otras novelas cuyas historias narran las vidas de personajes públicos, de algunos músicos controvertidos por sus vidas desordenadas; otros bandidos y criminales y otros narcotraficantes han tenido más audiencia y por ende rating, hasta tal punto de retrasmitir la serie, lo que ha hecho que se vuelvan inmortales en la memoria de muchas personas.

Pese a que era un hecho digno de contar y llevarlo a la televisión, parece que a los productores y guionistas se les olvidó que el éxito de las novelas no se da por la simple historia del personaje, ni por la escenografía, ni la fotografía de la cinta, sino por el contenido morboso, picaresco y grosero que se pueda mostrar en cada capítulo; pues es innegable que lo que le gusta al televidente son las aventuras de amor, sexo , erotismo o cualquier otra práctica prohibida, es decir, la típica novela de amor envuelta por el lujo, la vanidad, el poder, el placer, la lujuria, las adicciones y las aberraciones, con un final feliz.

A decir verdad, ese es el tipo de novela que se ha admitido, donde se muestre cama, bares, discotecas, besos apasionados, caricias atrevidas, cuerpos esculpidos con bisturí y una que otra teta prefabricada y con ello ciertas prácticas sexuales y de conductas comportamentales han pasado a ser socialmente aceptables, pese a que aún somos considerados como un país moralista.

Como era lógico sí se trataba de narrar la vida de una santa no podía esperarse un boom de dicha novela, hasta tal punto que la serie solo se hizo para 24 capítulos de los cuales ya se anunció la trasmisión del último para esta semana y todo, sencillamente porque si no hay morbo no hay audiencia; pese a que las hermanitas misioneras de la comunidad religiosa fundada por la monjita se quejaron de la producción porque según estas, el canal inventó amoríos y diálogos que jamás existieron y que afectaban el honor de la religiosa.

En suma, el morbo vende y es el principal ingrediente para hacer exitosa cualquier novela, o de no cómo se explica el rotundo éxito de la novela británica las cincuenta sombras de grey.