Se espera que Maduro juramente su cargo ante la Asamblea Nacional Constituyente, que será decisiva de cara al 2019, cuando termine de redactar la nueva Constitución.
Nuevamente el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro fue anunciado en la noche de ayer domingo como vencedor de las elecciones presidenciales, al conseguir el 67,6% de los votos, muy lejos del segundo, el opositor Henri Falcón, con el 21,1% y el pastor evangélico Javier Bertucci, con 10,7%.
Las cifras las dio a conocer la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, quien anotó que la participación fue del 46,01%, una cifra que varios analistas pusieron en duda dada la poco habitual soledad de los centros de votación a lo largo del país, en comparación a este tipo de certámenes electorales.
Aunque quedara para la historia que fue una elección con más baja participación de votantes, y que la crisis económica, el aislamiento internacional y el descontento de muchos son algunos de los retos que tendrá lidiar el reelecto en los próximos seis años.
“Hoy el pueblo dio una respuesta contundente: obtuvimos 68 % de los votos y con una victoria abrumante sobre el candidato de la oposición”, dijo el presidente Maduro desde el Palacio de Miraflores, en Caracas.
Los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía enviaron un comunicado a través del Grupo de Lima en el que expresan su rechazo hacia las elecciones. Puesto que estos Gobiernos ya habían insistido en su desacuerdo con ese proceso electoral al no cumplir los estándares de ser democrático, libre, justo y transparente.
Se espera que Maduro juramente su cargo ante la Asamblea Nacional Constituyente, que será decisiva de cara al 2019, cuando termine de redactar la nueva Constitución. De acuerdo con expertos, la victoria del presidente venezolano aceleraría los procesos dentro del organismo para la promulgación de una nueva Carta Magna “plenamente socialista”, en la que se generen condiciones para la reelección indefinida y se pueda llegar a un Estado con mayor control sobre la propiedad privada.
Se espera que Maduro juramente su cargo ante la Asamblea Nacional Constituyente, que será decisiva de cara al 2019, cuando termine de redactar la nueva Constitución.
Nuevamente el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro fue anunciado en la noche de ayer domingo como vencedor de las elecciones presidenciales, al conseguir el 67,6% de los votos, muy lejos del segundo, el opositor Henri Falcón, con el 21,1% y el pastor evangélico Javier Bertucci, con 10,7%.
Las cifras las dio a conocer la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, quien anotó que la participación fue del 46,01%, una cifra que varios analistas pusieron en duda dada la poco habitual soledad de los centros de votación a lo largo del país, en comparación a este tipo de certámenes electorales.
Aunque quedara para la historia que fue una elección con más baja participación de votantes, y que la crisis económica, el aislamiento internacional y el descontento de muchos son algunos de los retos que tendrá lidiar el reelecto en los próximos seis años.
“Hoy el pueblo dio una respuesta contundente: obtuvimos 68 % de los votos y con una victoria abrumante sobre el candidato de la oposición”, dijo el presidente Maduro desde el Palacio de Miraflores, en Caracas.
Los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía enviaron un comunicado a través del Grupo de Lima en el que expresan su rechazo hacia las elecciones. Puesto que estos Gobiernos ya habían insistido en su desacuerdo con ese proceso electoral al no cumplir los estándares de ser democrático, libre, justo y transparente.
Se espera que Maduro juramente su cargo ante la Asamblea Nacional Constituyente, que será decisiva de cara al 2019, cuando termine de redactar la nueva Constitución. De acuerdo con expertos, la victoria del presidente venezolano aceleraría los procesos dentro del organismo para la promulgación de una nueva Carta Magna “plenamente socialista”, en la que se generen condiciones para la reelección indefinida y se pueda llegar a un Estado con mayor control sobre la propiedad privada.