Admirable, sencillamente admirable la cruzada que desde varios meses atrás viene realizando Silvestre Dangond con la tropa de acordeoneros, algunos de ellos reyes vallenatos, en los conciertos que en casi todas las ciudades del país ha presentado, con la noble intención de darle oxígeno al vallenato tradicional y así contribuir a las expectativas de la […]
Admirable, sencillamente admirable la cruzada que desde varios meses atrás viene realizando Silvestre Dangond con la tropa de acordeoneros, algunos de ellos reyes vallenatos, en los conciertos que en casi todas las ciudades del país ha presentado, con la noble intención de darle oxígeno al vallenato tradicional y así contribuir a las expectativas de la UNESCO, que en concreto lo que espera es que nuestra expresión original se publicite, se divulgue y se grabe, para tratar así de recuperar el espacio que en los últimos años ha perdido frente a la desigual lucha con ritmo foráneos que son privilegiados por los programadores de radio, la prensa, las disqueras y las tales redes digitales, pues allí suenan mas Maluma, Mr Black que Diomedes, Oñate y Zuleta.
Recientemente fui testigo de una verdadera proeza realizada por Silvestre aquí en Valledupar, en una espléndida fiesta privada, donde se festejaba el cumpleaños de doña Ivonne de Bloom, la distinguida esposa de don Carlos Bloom, el manager del encumbrado artista.
Esa noche durante 4 horas ininterrumpidas despachó una legión de afamados acordeoneros integrada por Beto Villa, Alvarito López, Emilianito Zuleta, El Cocha Molina, Lucas Dangond, el Pangue Maestre, Juan Mario de la Espriella y el gran Israel Romero, por primera vez juntos en un escenario musical.
Con cada uno de ellos interpretó Silvestre los más resonantes éxitos que estos soberanos del fuelle en diferentes épocas han grabado con aquellos cantantes a quienes han acompañado en su carrera. Fue así como se revivieron cantos memorables de Villa y Zabaleta, de Alvarito con Oñate, de Emilianito y Poncho, Cocha y Diomedes, Pangue y Silvio Brito, el pollo Isrra con Rafa Orozco y de autores varios con Lucas y Juan Mario.
En una vigorosa demostración de una voz privilegiada, de melodiosos acentos, afinada y de amplia tesitura que le permite moverse entre los linderos del tenor segundo y el barítono, él, sin mayor esfuerzo, ubicado en los tonos en que originalmente se grabaron los cantos que interpretó, le permitió a cada acordeonero lucirse con sus arreglos, sus introducciones, sus pases, sus puentes, sus piques y todos los elementos frutos de su inspiración y talento que solo a ellos les pertenece.
Algo también digno de admirar es el tener atesorados en su memoria los más de 40 cantos vocalizados en esa noche sin papelitos, celulares y otras triquiñuelas que ridículamente algunos cantantes muestran cuando no recuerdan las letras de las canciones.
Podemos tomar como un antecedente las ocasiones en que Diomedes Díaz celebrando algún aniversario, invitaba a los acordeoneros con quienes había grabado y así pudimos apreciarlo pero cantando solo sus éxitos, con Nafer Duran, el Cocha, Arguelles y De la Espriella, pues Colacho, El Debe y Juancho Rois ya no estaban.
Pienso que Carlos Vives ha tenido la oportunidad de programar una cruzada similar, pero creo que la voz no le daría para despachar en una sola jornada una tropa de soberanos del acordeón como lo ha venido haciendo, y durante 1 año, el hijo de Urumita, un verdadero gladiador del canto vallenato.
Para Silvestre han sido muy benéficas estas giras por todo el país, puesto que cada acordeonero tiene su gente, seguidores y admiradores que a él le suman aplausos, dándoles en compensación oxígenos a muchos de ellos que estaban inactivos, sin agrupación y perdiendo vigencia, es decir, en ambas direcciones se generan dividendos.
En síntesis, lo realizado por Silvestre es una demostración del cariño y agradecimiento con todos aquellos que le apoyaron y defendieron en los comienzos de su carrera y que si bien es cierto que hoy vuela en otras dimensiones musicales y sus ausencia lejos de su patio son largas y frecuentes, con estas giras locales le ha dado protagonismo al acordeonero y al vallenato tradicional con la generosidad y altura que hoy le permite ser el número 1 en nuestro panorama artístico, y con sobrados méritos un gladiador del canto vallenato,
Admirable, sencillamente admirable la cruzada que desde varios meses atrás viene realizando Silvestre Dangond con la tropa de acordeoneros, algunos de ellos reyes vallenatos, en los conciertos que en casi todas las ciudades del país ha presentado, con la noble intención de darle oxígeno al vallenato tradicional y así contribuir a las expectativas de la […]
Admirable, sencillamente admirable la cruzada que desde varios meses atrás viene realizando Silvestre Dangond con la tropa de acordeoneros, algunos de ellos reyes vallenatos, en los conciertos que en casi todas las ciudades del país ha presentado, con la noble intención de darle oxígeno al vallenato tradicional y así contribuir a las expectativas de la UNESCO, que en concreto lo que espera es que nuestra expresión original se publicite, se divulgue y se grabe, para tratar así de recuperar el espacio que en los últimos años ha perdido frente a la desigual lucha con ritmo foráneos que son privilegiados por los programadores de radio, la prensa, las disqueras y las tales redes digitales, pues allí suenan mas Maluma, Mr Black que Diomedes, Oñate y Zuleta.
Recientemente fui testigo de una verdadera proeza realizada por Silvestre aquí en Valledupar, en una espléndida fiesta privada, donde se festejaba el cumpleaños de doña Ivonne de Bloom, la distinguida esposa de don Carlos Bloom, el manager del encumbrado artista.
Esa noche durante 4 horas ininterrumpidas despachó una legión de afamados acordeoneros integrada por Beto Villa, Alvarito López, Emilianito Zuleta, El Cocha Molina, Lucas Dangond, el Pangue Maestre, Juan Mario de la Espriella y el gran Israel Romero, por primera vez juntos en un escenario musical.
Con cada uno de ellos interpretó Silvestre los más resonantes éxitos que estos soberanos del fuelle en diferentes épocas han grabado con aquellos cantantes a quienes han acompañado en su carrera. Fue así como se revivieron cantos memorables de Villa y Zabaleta, de Alvarito con Oñate, de Emilianito y Poncho, Cocha y Diomedes, Pangue y Silvio Brito, el pollo Isrra con Rafa Orozco y de autores varios con Lucas y Juan Mario.
En una vigorosa demostración de una voz privilegiada, de melodiosos acentos, afinada y de amplia tesitura que le permite moverse entre los linderos del tenor segundo y el barítono, él, sin mayor esfuerzo, ubicado en los tonos en que originalmente se grabaron los cantos que interpretó, le permitió a cada acordeonero lucirse con sus arreglos, sus introducciones, sus pases, sus puentes, sus piques y todos los elementos frutos de su inspiración y talento que solo a ellos les pertenece.
Algo también digno de admirar es el tener atesorados en su memoria los más de 40 cantos vocalizados en esa noche sin papelitos, celulares y otras triquiñuelas que ridículamente algunos cantantes muestran cuando no recuerdan las letras de las canciones.
Podemos tomar como un antecedente las ocasiones en que Diomedes Díaz celebrando algún aniversario, invitaba a los acordeoneros con quienes había grabado y así pudimos apreciarlo pero cantando solo sus éxitos, con Nafer Duran, el Cocha, Arguelles y De la Espriella, pues Colacho, El Debe y Juancho Rois ya no estaban.
Pienso que Carlos Vives ha tenido la oportunidad de programar una cruzada similar, pero creo que la voz no le daría para despachar en una sola jornada una tropa de soberanos del acordeón como lo ha venido haciendo, y durante 1 año, el hijo de Urumita, un verdadero gladiador del canto vallenato.
Para Silvestre han sido muy benéficas estas giras por todo el país, puesto que cada acordeonero tiene su gente, seguidores y admiradores que a él le suman aplausos, dándoles en compensación oxígenos a muchos de ellos que estaban inactivos, sin agrupación y perdiendo vigencia, es decir, en ambas direcciones se generan dividendos.
En síntesis, lo realizado por Silvestre es una demostración del cariño y agradecimiento con todos aquellos que le apoyaron y defendieron en los comienzos de su carrera y que si bien es cierto que hoy vuela en otras dimensiones musicales y sus ausencia lejos de su patio son largas y frecuentes, con estas giras locales le ha dado protagonismo al acordeonero y al vallenato tradicional con la generosidad y altura que hoy le permite ser el número 1 en nuestro panorama artístico, y con sobrados méritos un gladiador del canto vallenato,