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Columnista - 13 mayo, 2013

Silenciar medios, es la paz Columna por: Jacobo Solano

Todos anhelamos un país en paz, soñamos con la paz, hablamos de paz, incluso ahora, tenemos la excusa de la Madre Laura para consolidar esta esperanza tan esquiva y presumimos que la reconciliación está a la vuelta de la esquina, al producirse unos acuerdos en La Habana con los grupos guerrilleros que han atormentado a la sociedad con una espiral de violencia que sobrepasa los 50 años, sustentados en cambios sociales, como matar para progresar, olvidando que no solo estos grupos son los generadores de violencia en el país, plagado de bandas criminales dedicadas al narcotráfico y cada vez más permeado por la corrupción, la violencia contra niños y mujeres e intimidación a los medios de comunicación.

Por: Jacobo Solano

Todos anhelamos un país en paz, soñamos con la paz, hablamos de paz, incluso ahora, tenemos la excusa de la Madre Laura para consolidar esta esperanza tan esquiva y presumimos que la reconciliación está a la vuelta de la esquina, al producirse unos acuerdos en La Habana con los grupos guerrilleros que han atormentado a la sociedad con una espiral de violencia que sobrepasa los 50 años, sustentados en cambios sociales, como matar para progresar, olvidando que no solo estos grupos son los generadores de violencia en el país, plagado de bandas criminales dedicadas al narcotráfico y cada vez más permeado por la corrupción, la violencia contra niños y mujeres e intimidación a los medios de comunicación.


Los recientes casos que atentan contra la libertad de expresión, en diferentes partes del país, exponen que nuestra sociedad está en retroceso y que el gobierno no está adoptando medidas tendientes a la protección de los periodistas en Colombia. Mientras Santos se agarra con sus compañeros expresidentes por lavar sus culpas, asesinan periodistas en Colombia, como ocurrió en Cali con Lázaro del Valle, director de Radio Planeta, quien recibió 7 impactos de bala cuando salía de su emisora sin que hasta ahora haya un solo capturado y el Ministro de Justicia que debe estar al frente del asunto, únicamente reacciona cuando lo acusan de ser camarero de Pablo Escobar, así vamos mal y empeorando. Aunque Ricardo Calderón de la Revista Semana, el corazón del periodismo nacional, corrió con mejor suerte, cuando adelantaba investigaciones que comprometen a las fuerzas militares, también fue víctima de un atentado en una carretera cerca de Tolemaida y por causa divina salió ileso. Por tratarse de un periodista de élite en Bogotá, está protegido con un alto grupo de escoltas y cuenta con un carro blindado, sin embargo no ocurre lo mismo con los 8 periodistas amenazados en Valledupar, por cubrir temas de restitución de tierras a campesinos, y que aún no cuentan con medidas de seguridad y deben ejercer su oficio sin garantías, teniendo en cuenta la poca conciencia de los criminales quienes piensan que tratando de silenciar a los medios solucionan todos su problemas.

El momento que vive el periodismo colombiano es bastante espinoso, hemos retornado a una época siniestra que nos hace recordar crímenes como el de Guillermo Cano, Diana Turbay, Jaime Garzón, Guzmán Quintero quienes murieron por ejercer su derecho a informar y generar opinión en un sociedad que sigue buscando la paz, pero que al parecer lleva la violencia en la venas y no es capaz de frenar esta carrera que nos hace quedar como una sociedad ignorante y primitiva. 

Estocada: Mi más sentidas condolencias para Gustavo Gutiérrez, Lolita Acosta, Ananais y Elisa. Un abrazo de fortaleza y Dios los ayude a encontrar pronto consuelo por tan enorme pérdida.

 

Columnista
13 mayo, 2013

Silenciar medios, es la paz Columna por: Jacobo Solano

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

Todos anhelamos un país en paz, soñamos con la paz, hablamos de paz, incluso ahora, tenemos la excusa de la Madre Laura para consolidar esta esperanza tan esquiva y presumimos que la reconciliación está a la vuelta de la esquina, al producirse unos acuerdos en La Habana con los grupos guerrilleros que han atormentado a la sociedad con una espiral de violencia que sobrepasa los 50 años, sustentados en cambios sociales, como matar para progresar, olvidando que no solo estos grupos son los generadores de violencia en el país, plagado de bandas criminales dedicadas al narcotráfico y cada vez más permeado por la corrupción, la violencia contra niños y mujeres e intimidación a los medios de comunicación.


Por: Jacobo Solano

Todos anhelamos un país en paz, soñamos con la paz, hablamos de paz, incluso ahora, tenemos la excusa de la Madre Laura para consolidar esta esperanza tan esquiva y presumimos que la reconciliación está a la vuelta de la esquina, al producirse unos acuerdos en La Habana con los grupos guerrilleros que han atormentado a la sociedad con una espiral de violencia que sobrepasa los 50 años, sustentados en cambios sociales, como matar para progresar, olvidando que no solo estos grupos son los generadores de violencia en el país, plagado de bandas criminales dedicadas al narcotráfico y cada vez más permeado por la corrupción, la violencia contra niños y mujeres e intimidación a los medios de comunicación.


Los recientes casos que atentan contra la libertad de expresión, en diferentes partes del país, exponen que nuestra sociedad está en retroceso y que el gobierno no está adoptando medidas tendientes a la protección de los periodistas en Colombia. Mientras Santos se agarra con sus compañeros expresidentes por lavar sus culpas, asesinan periodistas en Colombia, como ocurrió en Cali con Lázaro del Valle, director de Radio Planeta, quien recibió 7 impactos de bala cuando salía de su emisora sin que hasta ahora haya un solo capturado y el Ministro de Justicia que debe estar al frente del asunto, únicamente reacciona cuando lo acusan de ser camarero de Pablo Escobar, así vamos mal y empeorando. Aunque Ricardo Calderón de la Revista Semana, el corazón del periodismo nacional, corrió con mejor suerte, cuando adelantaba investigaciones que comprometen a las fuerzas militares, también fue víctima de un atentado en una carretera cerca de Tolemaida y por causa divina salió ileso. Por tratarse de un periodista de élite en Bogotá, está protegido con un alto grupo de escoltas y cuenta con un carro blindado, sin embargo no ocurre lo mismo con los 8 periodistas amenazados en Valledupar, por cubrir temas de restitución de tierras a campesinos, y que aún no cuentan con medidas de seguridad y deben ejercer su oficio sin garantías, teniendo en cuenta la poca conciencia de los criminales quienes piensan que tratando de silenciar a los medios solucionan todos su problemas.

El momento que vive el periodismo colombiano es bastante espinoso, hemos retornado a una época siniestra que nos hace recordar crímenes como el de Guillermo Cano, Diana Turbay, Jaime Garzón, Guzmán Quintero quienes murieron por ejercer su derecho a informar y generar opinión en un sociedad que sigue buscando la paz, pero que al parecer lleva la violencia en la venas y no es capaz de frenar esta carrera que nos hace quedar como una sociedad ignorante y primitiva. 

Estocada: Mi más sentidas condolencias para Gustavo Gutiérrez, Lolita Acosta, Ananais y Elisa. Un abrazo de fortaleza y Dios los ayude a encontrar pronto consuelo por tan enorme pérdida.