-->
Hasta ayer al mediodía tenía decidido pasar de agache este viernes por flojera y falta de tema, pero yendo al taller de pintura de mi buen amigo Fernando en el barrio El Carmen, durante el recorrido vi cómo proliferaban las pilas de escombros en los andenes y bulevares, dando una pésima imagen a la ciudad e incomodando a los que andan a pie, en bicicleta, en moto o en carro.
Hasta ayer al mediodía tenía decidido pasar de agache este viernes por flojera y falta de tema, pero yendo al taller de pintura de mi buen amigo Fernando en el barrio El Carmen, durante el recorrido vi cómo proliferaban las pilas de escombros en los andenes y bulevares, dando una pésima imagen a la ciudad e incomodando a los que andan a pie, en bicicleta, en moto o en carro.
Casi con rabia, al ver tanta indolencia, falta de espíritu cívico y de autoridad, en menos de 15 minutos tomé el celular y fotografié las pilas, trabajo que envié a El Pilón para ver si es posible que las publiquen y se logre con esta presión que recojan esa gran cantidad de escombros y basuras. Así podremos presentar a la gente que nos visitará en el Festival una ciudad limpia y ordenada y también recuperar la buena fama que teníamos de ser una ciudad bien arborizada, pues, al paso que vamos, clasificaremos como un territorio sucio, deplorable, inundado de escombros y basura pestilente, con una arborización vieja y enferma que, según el diagnóstico de expertos, en menos de 30 años desaparecerá. Entonces sí sabremos “lo duro que muerde un maco” con una ciudad desprotegida y con una temperatura donde no habrá que cocinar los huevos, porque con ella basta para su cocción.
Las fotos las tomé solo de los andenes, y todo el mundo sabe quién o quiénes son los infractores, pero la situación es peor en los bulevares, convertidos en muladares, especialmente en las avenidas 11 y 12, donde se ve de todo, pero nadie denuncia por miedo o indiferencia.
Caso aparte y especial, por su tradición e importancia, es el Parque de la Virgen del Carmen en el barrio del mismo nombre, abandonado y destruido desde hace muchos años, quizás desde que desapareció Don Valentín Quintero, un santandereano emprendedor y dinámico a quien la ciudad le debe mucho en su desarrollo urbanístico.
Nos dejó varios legados, como Café Mary, creo que ya desaparecido, el Centro Comercial Don Vale y el emblemático Hotel Vajamar (Valentín – Javier – Mary), que vivía pendiente de su Virgen y de su parque. Ojalá le metan el diente rápido y lo remodelen para que los niños vuelvan a jugar y los mayores nos deleitemos viéndolos y aprovechando el fresco que dan los inmensos árboles que hay y que también requieren de una atención para que el comején que los tiene invadido no los acabe.
Parece que algunas de las cositas que aquí planteamos se han tenido en cuenta. Emdupar reparó el hueco y recogió los escombros de la carrera 10 con 17, y ya vi que intervinieron el cráter que tenía más de 10 años en la carrera 12, pero dejaron sobre el andén de la abandonada -e inexplicablemente lo que fuera la bella y cómoda- mansión del doctor Darío Lacouture Acosta y Talita Méndez, llena de escombros. Esperamos que pronto rompan el tapón que impide llegar por la calle 15 directo a la Gobernación, pero que permite el paso de las motos que son más peligrosas.
Señor alcalde, por favor mande a su secretario de Planeación y Obras Públicas acompañado del director de Tránsito, para que vean que esta iniciativa no es caprichosa, porque no tengo ningún interés particular, sino que recojo el clamor del interés general, que desde hace rato esperan poder llegar a la Gobernación y no tener que dar el vueltón que hay que dar por culpa de ese tapón que, en mala hora, un genio, tuvo la mala idea de instalarlo.
Aunque una sola golondrina no hace verano, yo seguiré con mi canción e insistencia y de pronto pego, en todo caso insistiré mientras EL PILÓN me lo permita.
En estos días observé que al Parque de la Natividad le faltan bancas para sentarse, y me pregunté: ¿no será posible que la feligresía de esta parroquia, una de las más adineradas de la ciudad, organice un bazar o cualquier otra iniciativa para recoger dinero y comprar las bancas que tanta falta hacen?
Por: José Manuel Aponte Martínez.
Hasta ayer al mediodía tenía decidido pasar de agache este viernes por flojera y falta de tema, pero yendo al taller de pintura de mi buen amigo Fernando en el barrio El Carmen, durante el recorrido vi cómo proliferaban las pilas de escombros en los andenes y bulevares, dando una pésima imagen a la ciudad e incomodando a los que andan a pie, en bicicleta, en moto o en carro.
Hasta ayer al mediodía tenía decidido pasar de agache este viernes por flojera y falta de tema, pero yendo al taller de pintura de mi buen amigo Fernando en el barrio El Carmen, durante el recorrido vi cómo proliferaban las pilas de escombros en los andenes y bulevares, dando una pésima imagen a la ciudad e incomodando a los que andan a pie, en bicicleta, en moto o en carro.
Casi con rabia, al ver tanta indolencia, falta de espíritu cívico y de autoridad, en menos de 15 minutos tomé el celular y fotografié las pilas, trabajo que envié a El Pilón para ver si es posible que las publiquen y se logre con esta presión que recojan esa gran cantidad de escombros y basuras. Así podremos presentar a la gente que nos visitará en el Festival una ciudad limpia y ordenada y también recuperar la buena fama que teníamos de ser una ciudad bien arborizada, pues, al paso que vamos, clasificaremos como un territorio sucio, deplorable, inundado de escombros y basura pestilente, con una arborización vieja y enferma que, según el diagnóstico de expertos, en menos de 30 años desaparecerá. Entonces sí sabremos “lo duro que muerde un maco” con una ciudad desprotegida y con una temperatura donde no habrá que cocinar los huevos, porque con ella basta para su cocción.
Las fotos las tomé solo de los andenes, y todo el mundo sabe quién o quiénes son los infractores, pero la situación es peor en los bulevares, convertidos en muladares, especialmente en las avenidas 11 y 12, donde se ve de todo, pero nadie denuncia por miedo o indiferencia.
Caso aparte y especial, por su tradición e importancia, es el Parque de la Virgen del Carmen en el barrio del mismo nombre, abandonado y destruido desde hace muchos años, quizás desde que desapareció Don Valentín Quintero, un santandereano emprendedor y dinámico a quien la ciudad le debe mucho en su desarrollo urbanístico.
Nos dejó varios legados, como Café Mary, creo que ya desaparecido, el Centro Comercial Don Vale y el emblemático Hotel Vajamar (Valentín – Javier – Mary), que vivía pendiente de su Virgen y de su parque. Ojalá le metan el diente rápido y lo remodelen para que los niños vuelvan a jugar y los mayores nos deleitemos viéndolos y aprovechando el fresco que dan los inmensos árboles que hay y que también requieren de una atención para que el comején que los tiene invadido no los acabe.
Parece que algunas de las cositas que aquí planteamos se han tenido en cuenta. Emdupar reparó el hueco y recogió los escombros de la carrera 10 con 17, y ya vi que intervinieron el cráter que tenía más de 10 años en la carrera 12, pero dejaron sobre el andén de la abandonada -e inexplicablemente lo que fuera la bella y cómoda- mansión del doctor Darío Lacouture Acosta y Talita Méndez, llena de escombros. Esperamos que pronto rompan el tapón que impide llegar por la calle 15 directo a la Gobernación, pero que permite el paso de las motos que son más peligrosas.
Señor alcalde, por favor mande a su secretario de Planeación y Obras Públicas acompañado del director de Tránsito, para que vean que esta iniciativa no es caprichosa, porque no tengo ningún interés particular, sino que recojo el clamor del interés general, que desde hace rato esperan poder llegar a la Gobernación y no tener que dar el vueltón que hay que dar por culpa de ese tapón que, en mala hora, un genio, tuvo la mala idea de instalarlo.
Aunque una sola golondrina no hace verano, yo seguiré con mi canción e insistencia y de pronto pego, en todo caso insistiré mientras EL PILÓN me lo permita.
En estos días observé que al Parque de la Natividad le faltan bancas para sentarse, y me pregunté: ¿no será posible que la feligresía de esta parroquia, una de las más adineradas de la ciudad, organice un bazar o cualquier otra iniciativa para recoger dinero y comprar las bancas que tanta falta hacen?
Por: José Manuel Aponte Martínez.