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Columnista - 8 mayo, 2013

Si las matemáticas se te niegan ¡A las letras!

Hace muchos años se ejerce este absurdo mandato, primero en el hogar, ya sea porque los padres son poco hábiles en el manejo de las ciencias exactas; después en el colegio, porque los profesores no son efectivos en el manejo del lenguaje.

Por: Silvia Betancourt Alliegro

Hace muchos años se ejerce este absurdo mandato, primero en el hogar, ya sea porque los padres son poco hábiles en el manejo de las ciencias exactas; después en el colegio, porque los profesores no son efectivos en el manejo del lenguaje.

El discípulo se halla inmerso en mundos por demás inoperantes, con el cerebro dispuesto a absorber todo lo que se le inocule, sea cierto o falso, pues aún no está nutrido de experiencias que le permitan discernir entre lo incuestionable o lo supuesto, por tanto, se dedica a bucear, sin saber nadar, en los contenidos que les inyectan las personas que están a cargo de labrar su futuro.

Es parte del fracaso de los sistemas educativos que crearon una perniciosa disociación entre ciencias y letras. Es más, desde el latín y el griego se defiende la necesidad de que un alumno de letras tenga una buena base de matemáticas.

En Inglaterra han tomado el toro por los cuernos y en los colegios públicos, desde el nivel de párvulos volverán a impartir clases de griego y latín. Es el pragmatismo anglosajón, han visto que eliminar esas enseñanzas incrementa el fracaso. En las escuelas de élite anglosajonas, latín y griego se imparten a cualquier niño, independientemente de que vaya a hacer ciencias o letras. Es una base de excelencia.

El señor Wert (ministro de Educación de España) dijo que, a la hora de escoger carrera, no solo había que tener en cuenta la vocación, sino también las salidas.

¡Eso es garantía de un gran fracaso escolar! Porque no se puede hurtar a los alumnos el derecho a estudiar lo que les guste. Solo desde esa perspectiva va a surgir la vocación. Y la Universidad no es una fábrica de empleo, es el nivel superior en formación del individuo.

La letra entra con placer, disfrutando de ella. Las lenguas clásicas no existen para convertirlas en una amarga experiencia, sino para enseñar a los alumnos a manejar su propio lenguaje con orden. Las letras ordenan el pensamiento y humanizan.

¿Qué tienen las humanidades que tienen las "cientificidades"?

Que nuestros experimentos son con el propio ser humano. Pero no con el que enferma o sana, sino con el que no entiende qué hace en este mundo, porque ha nacido para morir. De eso los autores clásicos estuvieron preocupados durante siglos, también los actuales aún no seleccionados por el transcurso del tiempo, deambulan narrando sobre lo descrito; si se les equipara, se acaba teniendo una mayor serenidad ante la vida.

Columnista
8 mayo, 2013

Si las matemáticas se te niegan ¡A las letras!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Silvia Betancourt Alliegro

Hace muchos años se ejerce este absurdo mandato, primero en el hogar, ya sea porque los padres son poco hábiles en el manejo de las ciencias exactas; después en el colegio, porque los profesores no son efectivos en el manejo del lenguaje.


Por: Silvia Betancourt Alliegro

Hace muchos años se ejerce este absurdo mandato, primero en el hogar, ya sea porque los padres son poco hábiles en el manejo de las ciencias exactas; después en el colegio, porque los profesores no son efectivos en el manejo del lenguaje.

El discípulo se halla inmerso en mundos por demás inoperantes, con el cerebro dispuesto a absorber todo lo que se le inocule, sea cierto o falso, pues aún no está nutrido de experiencias que le permitan discernir entre lo incuestionable o lo supuesto, por tanto, se dedica a bucear, sin saber nadar, en los contenidos que les inyectan las personas que están a cargo de labrar su futuro.

Es parte del fracaso de los sistemas educativos que crearon una perniciosa disociación entre ciencias y letras. Es más, desde el latín y el griego se defiende la necesidad de que un alumno de letras tenga una buena base de matemáticas.

En Inglaterra han tomado el toro por los cuernos y en los colegios públicos, desde el nivel de párvulos volverán a impartir clases de griego y latín. Es el pragmatismo anglosajón, han visto que eliminar esas enseñanzas incrementa el fracaso. En las escuelas de élite anglosajonas, latín y griego se imparten a cualquier niño, independientemente de que vaya a hacer ciencias o letras. Es una base de excelencia.

El señor Wert (ministro de Educación de España) dijo que, a la hora de escoger carrera, no solo había que tener en cuenta la vocación, sino también las salidas.

¡Eso es garantía de un gran fracaso escolar! Porque no se puede hurtar a los alumnos el derecho a estudiar lo que les guste. Solo desde esa perspectiva va a surgir la vocación. Y la Universidad no es una fábrica de empleo, es el nivel superior en formación del individuo.

La letra entra con placer, disfrutando de ella. Las lenguas clásicas no existen para convertirlas en una amarga experiencia, sino para enseñar a los alumnos a manejar su propio lenguaje con orden. Las letras ordenan el pensamiento y humanizan.

¿Qué tienen las humanidades que tienen las "cientificidades"?

Que nuestros experimentos son con el propio ser humano. Pero no con el que enferma o sana, sino con el que no entiende qué hace en este mundo, porque ha nacido para morir. De eso los autores clásicos estuvieron preocupados durante siglos, también los actuales aún no seleccionados por el transcurso del tiempo, deambulan narrando sobre lo descrito; si se les equipara, se acaba teniendo una mayor serenidad ante la vida.