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Columnista - 25 enero, 2024

¿Será que ahora sí pego?

José Manuel Aponte Martínez En mi niñez la lectura preferida eran los paquitos, en mi juventud las novelitas de vaquero y mi autor predilecto Silver Kane, del cual mi entrañable e inolvidable amigo el doctor Milton Habib Molina tenía la colección completa; ya radicado en esta ciudad como empleado del poder judicial por espacio de […]

José Manuel Aponte Martínez

En mi niñez la lectura preferida eran los paquitos, en mi juventud las novelitas de vaquero y mi autor predilecto Silver Kane, del cual mi entrañable e inolvidable amigo el doctor Milton Habib Molina tenía la colección completa; ya radicado en esta ciudad como empleado del poder judicial por espacio de casi 11 años, leía vainas de derecho y después me acostumbré a leer de todo, especialmente criollismo de amigos e hice de libros de cabecera a Aníbal Martínez Zuleta, Camilo Namén, Rafael Escalona, La Cacica y García Márquez; pero principalmente a Martínez Zuleta con Escollos y Croniquillas de El País Vallenato y las Memorias de Namén, los leo y los releo, con el primero aprendo y con el segundo me esgajo de la risa, me divierto y me relajo.

Antes de ayer, me encontré con Aníbal y lo releí y encontré algo que me llegó como anillo al dedo, pues tenía ganas de escribir de nuevo sobre ese personaje: “José Antonio Murgas Aponte nacido en La Paz y criado en San Diego fue un portentoso estudiante y un profesional de calidades sobresalientes de los pocos que dominaban los áridos temas económicos, los laberintos de la filosofía y, a abastanza, conocía los temas literarios e históricos. Oculta en sí un magnífico poeta que pronto sorprenderá por su fecundidad y lirismo. Murgas no solo era brillante y capaz sino que a ello aunaba una desbordante simpatía y un incansable activismo; era el hombre querido, culto, afable, servicial y su liderazgo era merecido y ganado en la plaza pública, donde es un orador de recursos incalculables”. Ese era el Toño Murgas que fungía como parlamentario antes del 66 o 67 y después llegó a todas las dignidades que la democracia y el gobierno le da a un hombre: senador, representante, gobernador, ministro y embajador y eso jamás lo afectó ni le llenó la cabeza de humo, siempre la humildad fue su gran tesoro y además fue el gestor y creador  de este pujante departamento del Cesar.

Carajo, casi, casi agoto el tema y no digo lo que voy a decir: cada vez que paso por la Gobernación me da torzón y me revuelco al ver “muy tiesos y muy majos” a Pedro Castro Monsalvo, “el hombre más grande que el Valle ha tenido”; Alfonso López Michelsen, exgobernador y expresidente y Luis Carlos Galán, engrandecido con su muerte, pero no está el busto de Toño Murgas el creador de este departamento. Ya eso lo he solicitado varias veces a muchos gobernadores, especialmente a Franco Ovalle y Meza Araujo de origen sandieganos y no fue posible. ¿Será que con Elvia Milena, sandiegana de quien tengo las mejores referencias y espero una gran administración, lo conseguiré? ¿Será que ahora sí pego?. Yo creo que sí, que por fin le vamos a reconocer a Toño Murgas su gran obra y tendrá la dicha de verlo y gozarlo en sus casi 100 años, pero lúcido “querido, culto, afable, amable y servicial”.

Sino lo logro, estoy seguro que sí, acudiré a la Asamblea para que mi diputado el Popo Barros presente el Proyecto de Ordenanza que ordene que a Toño Murgas se le erija un busto al lado de Castro, López y Galán. Solo cuesta 20 millones de pesos, pues ya lo averigüé con nuestros escultores.

Felicitaciones a mi equipo el más grande que Colombia ha tenido en toda su historia: Millonarios, sobre él escribiré próximamente.

¿Quién es el director del Bienestar Familiar que no ha mandado a pintar las culatas de ese edificio que está sucio y horrible y afea la cuadra donde está construido?

Columnista
25 enero, 2024

¿Será que ahora sí pego?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

José Manuel Aponte Martínez En mi niñez la lectura preferida eran los paquitos, en mi juventud las novelitas de vaquero y mi autor predilecto Silver Kane, del cual mi entrañable e inolvidable amigo el doctor Milton Habib Molina tenía la colección completa; ya radicado en esta ciudad como empleado del poder judicial por espacio de […]


José Manuel Aponte Martínez

En mi niñez la lectura preferida eran los paquitos, en mi juventud las novelitas de vaquero y mi autor predilecto Silver Kane, del cual mi entrañable e inolvidable amigo el doctor Milton Habib Molina tenía la colección completa; ya radicado en esta ciudad como empleado del poder judicial por espacio de casi 11 años, leía vainas de derecho y después me acostumbré a leer de todo, especialmente criollismo de amigos e hice de libros de cabecera a Aníbal Martínez Zuleta, Camilo Namén, Rafael Escalona, La Cacica y García Márquez; pero principalmente a Martínez Zuleta con Escollos y Croniquillas de El País Vallenato y las Memorias de Namén, los leo y los releo, con el primero aprendo y con el segundo me esgajo de la risa, me divierto y me relajo.

Antes de ayer, me encontré con Aníbal y lo releí y encontré algo que me llegó como anillo al dedo, pues tenía ganas de escribir de nuevo sobre ese personaje: “José Antonio Murgas Aponte nacido en La Paz y criado en San Diego fue un portentoso estudiante y un profesional de calidades sobresalientes de los pocos que dominaban los áridos temas económicos, los laberintos de la filosofía y, a abastanza, conocía los temas literarios e históricos. Oculta en sí un magnífico poeta que pronto sorprenderá por su fecundidad y lirismo. Murgas no solo era brillante y capaz sino que a ello aunaba una desbordante simpatía y un incansable activismo; era el hombre querido, culto, afable, servicial y su liderazgo era merecido y ganado en la plaza pública, donde es un orador de recursos incalculables”. Ese era el Toño Murgas que fungía como parlamentario antes del 66 o 67 y después llegó a todas las dignidades que la democracia y el gobierno le da a un hombre: senador, representante, gobernador, ministro y embajador y eso jamás lo afectó ni le llenó la cabeza de humo, siempre la humildad fue su gran tesoro y además fue el gestor y creador  de este pujante departamento del Cesar.

Carajo, casi, casi agoto el tema y no digo lo que voy a decir: cada vez que paso por la Gobernación me da torzón y me revuelco al ver “muy tiesos y muy majos” a Pedro Castro Monsalvo, “el hombre más grande que el Valle ha tenido”; Alfonso López Michelsen, exgobernador y expresidente y Luis Carlos Galán, engrandecido con su muerte, pero no está el busto de Toño Murgas el creador de este departamento. Ya eso lo he solicitado varias veces a muchos gobernadores, especialmente a Franco Ovalle y Meza Araujo de origen sandieganos y no fue posible. ¿Será que con Elvia Milena, sandiegana de quien tengo las mejores referencias y espero una gran administración, lo conseguiré? ¿Será que ahora sí pego?. Yo creo que sí, que por fin le vamos a reconocer a Toño Murgas su gran obra y tendrá la dicha de verlo y gozarlo en sus casi 100 años, pero lúcido “querido, culto, afable, amable y servicial”.

Sino lo logro, estoy seguro que sí, acudiré a la Asamblea para que mi diputado el Popo Barros presente el Proyecto de Ordenanza que ordene que a Toño Murgas se le erija un busto al lado de Castro, López y Galán. Solo cuesta 20 millones de pesos, pues ya lo averigüé con nuestros escultores.

Felicitaciones a mi equipo el más grande que Colombia ha tenido en toda su historia: Millonarios, sobre él escribiré próximamente.

¿Quién es el director del Bienestar Familiar que no ha mandado a pintar las culatas de ese edificio que está sucio y horrible y afea la cuadra donde está construido?