“Tú te diste cuenta cuando menos lo pensabas de un amor secreto que ninguno conocía…” El aparte que hemos transcrito corresponde a la canción titulada “Amor escondido”, de la autoría de Emilianito Zuleta incluida por él y su hermano en el L.P. “Siempre Vallenato”, que salió a la venta el 17 de octubre de 1996, […]
“Tú te diste cuenta cuando menos lo pensabas de un amor secreto que ninguno conocía…”
El aparte que hemos transcrito corresponde a la canción titulada “Amor escondido”, de la autoría de Emilianito Zuleta incluida por él y su hermano en el L.P. “Siempre Vallenato”, que salió a la venta el 17 de octubre de 1996, la cual recordamos a propósito de una noticia que leí, en día reciente pasado en el periódico “Diario del Norte”, que da cuenta de un curioso incidente sucedido en un lugar del departamento de La Guajira, donde una pareja que mientras compartía el catre en un motel, quedaron como perra de tiempo y su pretendiente, pegados.
Desde que estaba muchacho escuché a mi papá cuando decía, que el sentido común indica que la mejor forma de deshacer las cosas, es con el mismo procedimiento que se hizo, pero esa lógica en este caso no funcionó porque pudieron más los efectos de una cajeta de ungüento al mentol chino que la fallida tesis de mi viejo, como consecuencia de lo anterior, y parodiando lo que dicen los curas después de impartir la bendición a quienes van al altar para romper el celibato “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”, en el caso de los “pegaos” se dice “Que separe el cirujano lo que el amor unió”.
Definitivamente son nuestros pueblos fuente inagotable de crónicas Macondianas que enriquecen la tradición oral de la región, pues como sucede en este caso, cada persona que se refiere al tema le agrega algún aliñito para hacerlo más interesante y dando rienda suelta a la imaginación y la fantasía en su esfuerzo por convertir en verdad apartes del episodio que no corresponden con la realidad, he escuchado a algunos que dicen que el asunto sucedió en la casa de la hombreriega muchacha, y que se trata una agraciada chica que abre la puerta al suplente mientras el titular se ausenta, otros dicen que fue en un motel y que eran dos personas muy amigas que allí se encontraron para trabajar algunos temas pero a alguno de ellos, como dice Roberto Calderón “Se le paso la mano y no lo pudo evitar”, en fin, tampoco se precisa, si de verdad sucedió en Fonseca, o en otro lugar, unos comentan que fueron sometidos a un procedimiento quirúrgico, también se dice que los desengancharon con cubetas de hielo; en lo único que coinciden todos los comedores de prójimo es “que se quedaron pegaos”.
Estos temas pintorescos y curiosos, son los que impiden a la gente contagiarse del fastidio colectivo en una región agobiada por las malas noticias y de los malos augurios de los agoreros del apocalipsis quienes posan ante la crisis de afiebrado gitano en noches de luna llena anunciando tiempos peores por venir.
Estamos entonces ante una relación sentimental de la cual, sin duda así continúe o no, ya dejó heridas, como resultado de esas vainitas escondías que dice Poncho en la misma canción “Jalan más que una manila”.
Y pensar que los incidentes con vainitas escondidas, son tan viejos como el sombrero de Quaker del pote de Avena, ni es el primero, ni será el último porque la carne es débil, y a todo el que come arepa de queso, su miguita se le cae.
Todos nos preguntamos, ¿cómo haría el médico para desenchufarlos?. Como decía Diomedes “Se las dejo ahí!”
“Tú te diste cuenta cuando menos lo pensabas de un amor secreto que ninguno conocía…” El aparte que hemos transcrito corresponde a la canción titulada “Amor escondido”, de la autoría de Emilianito Zuleta incluida por él y su hermano en el L.P. “Siempre Vallenato”, que salió a la venta el 17 de octubre de 1996, […]
“Tú te diste cuenta cuando menos lo pensabas de un amor secreto que ninguno conocía…”
El aparte que hemos transcrito corresponde a la canción titulada “Amor escondido”, de la autoría de Emilianito Zuleta incluida por él y su hermano en el L.P. “Siempre Vallenato”, que salió a la venta el 17 de octubre de 1996, la cual recordamos a propósito de una noticia que leí, en día reciente pasado en el periódico “Diario del Norte”, que da cuenta de un curioso incidente sucedido en un lugar del departamento de La Guajira, donde una pareja que mientras compartía el catre en un motel, quedaron como perra de tiempo y su pretendiente, pegados.
Desde que estaba muchacho escuché a mi papá cuando decía, que el sentido común indica que la mejor forma de deshacer las cosas, es con el mismo procedimiento que se hizo, pero esa lógica en este caso no funcionó porque pudieron más los efectos de una cajeta de ungüento al mentol chino que la fallida tesis de mi viejo, como consecuencia de lo anterior, y parodiando lo que dicen los curas después de impartir la bendición a quienes van al altar para romper el celibato “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”, en el caso de los “pegaos” se dice “Que separe el cirujano lo que el amor unió”.
Definitivamente son nuestros pueblos fuente inagotable de crónicas Macondianas que enriquecen la tradición oral de la región, pues como sucede en este caso, cada persona que se refiere al tema le agrega algún aliñito para hacerlo más interesante y dando rienda suelta a la imaginación y la fantasía en su esfuerzo por convertir en verdad apartes del episodio que no corresponden con la realidad, he escuchado a algunos que dicen que el asunto sucedió en la casa de la hombreriega muchacha, y que se trata una agraciada chica que abre la puerta al suplente mientras el titular se ausenta, otros dicen que fue en un motel y que eran dos personas muy amigas que allí se encontraron para trabajar algunos temas pero a alguno de ellos, como dice Roberto Calderón “Se le paso la mano y no lo pudo evitar”, en fin, tampoco se precisa, si de verdad sucedió en Fonseca, o en otro lugar, unos comentan que fueron sometidos a un procedimiento quirúrgico, también se dice que los desengancharon con cubetas de hielo; en lo único que coinciden todos los comedores de prójimo es “que se quedaron pegaos”.
Estos temas pintorescos y curiosos, son los que impiden a la gente contagiarse del fastidio colectivo en una región agobiada por las malas noticias y de los malos augurios de los agoreros del apocalipsis quienes posan ante la crisis de afiebrado gitano en noches de luna llena anunciando tiempos peores por venir.
Estamos entonces ante una relación sentimental de la cual, sin duda así continúe o no, ya dejó heridas, como resultado de esas vainitas escondías que dice Poncho en la misma canción “Jalan más que una manila”.
Y pensar que los incidentes con vainitas escondidas, son tan viejos como el sombrero de Quaker del pote de Avena, ni es el primero, ni será el último porque la carne es débil, y a todo el que come arepa de queso, su miguita se le cae.
Todos nos preguntamos, ¿cómo haría el médico para desenchufarlos?. Como decía Diomedes “Se las dejo ahí!”