Carlos Mejía Cardiles es el segundo condenado por este crimen que cegó la vida del estudiante de Ingeniería Industrial de Areandina al occidente de la capital del Cesar.
A quince años y cinco meses de prisión, el Juzgado Primero Penal del Circuito con funciones de Conocimiento condenó a Carlos de Jesús Mejía Cardiles, hallado culpable de participar en el asesinato del joven universitario de la Fundación Universitaria del Área Andina, Armando José Oliveros Nieves, en hechos ocurridos el 24 de mayo del año 2015 en el barrio Guatapurí de Valledupar.
La sentencia anticipada en el Palacio de Justicia se da por la aceptación de cargos de Mejía, impuesta por el ente acusador por los delitos de homicidio agravado en concurso con fabricación tráfico y porte de armas de fuego y hurto calificado agravado, que le permitió recibir una rebaja de pena en el 40 %. Además que el procesado no registraba antecedentes judiciales en el tiempo que se presentaron los hechos.
La Fiscalía seccional Siete acusó a Mejía de haber sido el conductor de la motocicleta en que se desplazaban el delincuente que asesinó al joven por robarle el celular. “En las investigaciones correspondientes asumidas por la Policía Judicial, a través de reconocimientos fotográficos, se logró establecer que la persona que conducía el medio motorizado, que ayuda al disparador para que pudiese ir es Mejía Cardiles”, manifestó la togada durante la audiencia de lectura de fallo.
La investigación manifiesta que ese día José Oliveros resultó herido a bala en el tórax y abdomen a las 4:00 de la madrugada del domingo en la carrera 13 con calle 18, esquina del barrio Guatapurí, cuando el joven de 26 años estaba celebrando en su casa la culminación académica de su carrera universitaria. Aunque Oliveros fue trasladado por familiares a la Clínica Médicos falleció a los dos días por la gravedad de las heridas.
Este es el segundo sentenciado por el crimen del estudiante de Ingeniería Industrial, luego de ser sentenciado Edigar José Fernández Manjarrés, a prisión por los mismos delitos.
Carlos Mejía Cardiles es el segundo condenado por este crimen que cegó la vida del estudiante de Ingeniería Industrial de Areandina al occidente de la capital del Cesar.
A quince años y cinco meses de prisión, el Juzgado Primero Penal del Circuito con funciones de Conocimiento condenó a Carlos de Jesús Mejía Cardiles, hallado culpable de participar en el asesinato del joven universitario de la Fundación Universitaria del Área Andina, Armando José Oliveros Nieves, en hechos ocurridos el 24 de mayo del año 2015 en el barrio Guatapurí de Valledupar.
La sentencia anticipada en el Palacio de Justicia se da por la aceptación de cargos de Mejía, impuesta por el ente acusador por los delitos de homicidio agravado en concurso con fabricación tráfico y porte de armas de fuego y hurto calificado agravado, que le permitió recibir una rebaja de pena en el 40 %. Además que el procesado no registraba antecedentes judiciales en el tiempo que se presentaron los hechos.
La Fiscalía seccional Siete acusó a Mejía de haber sido el conductor de la motocicleta en que se desplazaban el delincuente que asesinó al joven por robarle el celular. “En las investigaciones correspondientes asumidas por la Policía Judicial, a través de reconocimientos fotográficos, se logró establecer que la persona que conducía el medio motorizado, que ayuda al disparador para que pudiese ir es Mejía Cardiles”, manifestó la togada durante la audiencia de lectura de fallo.
La investigación manifiesta que ese día José Oliveros resultó herido a bala en el tórax y abdomen a las 4:00 de la madrugada del domingo en la carrera 13 con calle 18, esquina del barrio Guatapurí, cuando el joven de 26 años estaba celebrando en su casa la culminación académica de su carrera universitaria. Aunque Oliveros fue trasladado por familiares a la Clínica Médicos falleció a los dos días por la gravedad de las heridas.
Este es el segundo sentenciado por el crimen del estudiante de Ingeniería Industrial, luego de ser sentenciado Edigar José Fernández Manjarrés, a prisión por los mismos delitos.