El repunte de los secuestros en el Cauca durante 2025 ha encendido alertas en los estratos de defensa y seguridad del país. Según informes, entre enero y abril del presente año Colombia registró 131 casos de secuestro, cifra que representó un aumento del 40 % frente al mismo periodo en 2024 de acuerdo con la Fundación Ideas para la Paz.
Para el esta escalada no es un hecho aislado. “Los bandidos se están empoderando y están encontrando en la población civil un escudo humano. Lo que vemos en el Cauca es una alerta para el sur del Cesar, porque las tácticas de secuestro y presión social pueden replicarse en nuestros territorios”, advirtió.
En su análisis, afirma que esas tácticas no solo entorpecen las operaciones militares en zonas de frontera departamental, sino que también socavan la percepción de seguridad en municipios del Cesar. Aunque en este departamento se observan mejoras en las cifras homicidas, los delitos como extorsión, atracos y amenazas se mantienen al alza, generando una sensación de vulnerabilidad.
En entrevista con EL PILÓN, el capitán mencionó específicamente al municipio de Pelaya como ejemplo, señalando que, pese a tener más de 22 mil habitantes, solo cuenta con 12 policías para su seguridad.
Además, al hablar del sur del Cesar, se refirió en general a municipios de esa subregión como Aguachica, Gamarra, La Gloria, Tamalameque, Río de Oro, González, San Alberto, San Martín y Pelaya, que son los más afectados por la presencia de grupos armados y disputas de control territorial.
El capitán Sánchez Varilla advierte que los grupos armados terminan imponiendo control social sobre comunidades rurales, lo que a su vez se traduce en control electoral en periodos de campaña política, pues una zona dominada por estructuras armadas limita la libertad política. “Terminan instrumentalizando a la gente, generando control social y hasta electoral. En las elecciones locales muchas comunidades votan bajo amenaza o condicionadas por estos actores armados”, dijo.
Además, cuestionó el respaldo estatal. “Hoy tenemos tropas con pocas horas de vuelo, sin transporte suficiente y con limitaciones para operar en áreas rurales. En municipios como Pelaya, con más de 22 mil habitantes, solo hay 12 policías. Así es muy difícil frenar el avance de estos grupos”.
Frente a este panorama, el especialista propone fortalecer de inmediato los frentes de seguridad con apoyo de veteranos y reservistas, quienes cuentan con experiencia militar y podrían convertirse en un primer anillo de protección para las comunidades. “Son 45 mil hombres y mujeres con experiencia que pueden trabajar de la mano con las autoridades”, indicó.
Asimismo, sugiere incentivar la participación ciudadana en la denuncia de delitos y en la creación de redes de información, de modo que la población no permanezca en silencio por miedo a represalias.
Sánchez Varilla enfatiza que el combate armado no basta. “Si no hay inversión social, vías terciarias, empleo formal y educación, los bandidos seguirán teniendo mano de obra. En el Cesar la gente no vive, sobrevive, y eso es caldo de cultivo para la criminalidad”.
También lanzó un mensaje a los gobernantes: “Las regalías no pueden seguir en campañas políticas. Necesitamos que cada peso llegue a la seguridad y al desarrollo rural, no a los bolsillos de unos pocos”.
Mientras en el Cauca los secuestros marcan territorio, en el sur del Cesar las tropas permanecen en alerta. “Esto es un campanazo. Si no actuamos ahora, mañana podríamos estar contando los mismos secuestros aquí”, concluyó el capitán.
Redacción judicial / EL PILÓN









