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Columnista - 2 febrero, 2016

Secretarías de Educación muy reactivas, pocón de proactividad

Los indicadores educativos de las regiones son productos de la gestión de las secretarías de Educación. Esa gestión depende mucho desde los establecimientos educativos, que al final son los ejecutores reales de las acciones implementadas por el ente territorial. Una gestión es proactiva si planea en conjunto con los actores que han de mostrar resultados. […]

Los indicadores educativos de las regiones son productos de la gestión de las secretarías de Educación. Esa gestión depende mucho desde los establecimientos educativos, que al final son los ejecutores reales de las acciones implementadas por el ente territorial. Una gestión es proactiva si planea en conjunto con los actores que han de mostrar resultados. Se requiere un engranaje con rectores, talento humano, finanzas e infraestructura.

Desde luego que se requieren muchos recursos económicos para adecuar la infraestructura educativa y darle dignidad a la población escolar. Pero el proceso formativo como tal, requiere más de control y apoyo que de los miles de millones para la infraestructura. ¿De qué sirve tener colegios nuevos, modernos y actualizados sino se tiene el personal docente a tiempo y con el perfil idóneo para mejorar los procesos de aprendizaje? O si se tiene el personal docente completo y titulado, no hay sentido de pertenencia institucional para mejorar.

Mientras la Ministra de Educación cacarea la implementación de la jornada única, que es un indicador para nivelarse con los países de la OCDE, las entidades territoriales y entre ellas Valledupar, le recortan el tiempo escolar a los establecimientos educativos, prefiriendo tener docentes a los que se les paga por no trabajar, y en otros casos, ni siquiera los nombran a tiempo cuando se requieren.

El Ministerio de Educación Nacional establece unos criterios para que los establecimientos educativos puedan hacer innovaciones en el plan de estudios, ya que con 30 horas de clases semanales para repartirlas en nueve áreas, a sabiendas que muchas de las áreas se componen de dos y tres asignaturas, la Secretaría de Educación de Valledupar responde negativamente y descontextualizada, lo que implica una respuesta reactiva. No le importa el mejoramiento del aprendizaje de la población escolar. La práctica de actividades deportivas y artísticas con el acompañamiento de los docentes fueron suprimidas de tajo desde el año anterior, porque no se pueden pagar horas extras.

En casi todas las entrevistas que se le hacen a los nuevos secretarios de Educación, los periodistas tienen la pregunta infaltable: ¿Cuál es su principal reto en educación? Y todos han respondido “mejorar la calidad educativa o mejorar los resultados de las pruebas Saber”. Pero ¿cómo se piensa proactivamente mejorar esos procesos, que son propios de los establecimientos educativos? Hasta ahora, y desde hace varios años, la respuesta ha sido un nuevo contrato de simulacros de pruebas Saber, superior en monto a los que hizo la administración anterior, pero con el agravante que los resultados han sido peores.

La Universidad Popular del Cesar hoy se encuentra entre los puntajes más bajos del país en todos sus programas, según los resultados de las Pruebas Saber Pro 2013-2014, es un indicador más de la correlación de bajos resultados de las pruebas Saber 11 de los estudiantes que egresan de los establecimientos educativos del Cesar y Valledupar. Pero no se toman acciones proactivas, porque no existe una alineación entre los diferentes niveles educativos que permitan mejorar en un mediano plazo los resultados, como los tienen el departamento de Boyacá, donde existe una articulación entre la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Tunja con las secretarías de Educación y los establecimientos educativos.

Se espera que con la llegada de las nuevas administraciones, departamental y municipal, muestren una tendencia de gestión proactiva en el sector educativo. No estamos bien… que conste.

Columnista
2 febrero, 2016

Secretarías de Educación muy reactivas, pocón de proactividad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gonzalo E. Quiroz Martínez

Los indicadores educativos de las regiones son productos de la gestión de las secretarías de Educación. Esa gestión depende mucho desde los establecimientos educativos, que al final son los ejecutores reales de las acciones implementadas por el ente territorial. Una gestión es proactiva si planea en conjunto con los actores que han de mostrar resultados. […]


Los indicadores educativos de las regiones son productos de la gestión de las secretarías de Educación. Esa gestión depende mucho desde los establecimientos educativos, que al final son los ejecutores reales de las acciones implementadas por el ente territorial. Una gestión es proactiva si planea en conjunto con los actores que han de mostrar resultados. Se requiere un engranaje con rectores, talento humano, finanzas e infraestructura.

Desde luego que se requieren muchos recursos económicos para adecuar la infraestructura educativa y darle dignidad a la población escolar. Pero el proceso formativo como tal, requiere más de control y apoyo que de los miles de millones para la infraestructura. ¿De qué sirve tener colegios nuevos, modernos y actualizados sino se tiene el personal docente a tiempo y con el perfil idóneo para mejorar los procesos de aprendizaje? O si se tiene el personal docente completo y titulado, no hay sentido de pertenencia institucional para mejorar.

Mientras la Ministra de Educación cacarea la implementación de la jornada única, que es un indicador para nivelarse con los países de la OCDE, las entidades territoriales y entre ellas Valledupar, le recortan el tiempo escolar a los establecimientos educativos, prefiriendo tener docentes a los que se les paga por no trabajar, y en otros casos, ni siquiera los nombran a tiempo cuando se requieren.

El Ministerio de Educación Nacional establece unos criterios para que los establecimientos educativos puedan hacer innovaciones en el plan de estudios, ya que con 30 horas de clases semanales para repartirlas en nueve áreas, a sabiendas que muchas de las áreas se componen de dos y tres asignaturas, la Secretaría de Educación de Valledupar responde negativamente y descontextualizada, lo que implica una respuesta reactiva. No le importa el mejoramiento del aprendizaje de la población escolar. La práctica de actividades deportivas y artísticas con el acompañamiento de los docentes fueron suprimidas de tajo desde el año anterior, porque no se pueden pagar horas extras.

En casi todas las entrevistas que se le hacen a los nuevos secretarios de Educación, los periodistas tienen la pregunta infaltable: ¿Cuál es su principal reto en educación? Y todos han respondido “mejorar la calidad educativa o mejorar los resultados de las pruebas Saber”. Pero ¿cómo se piensa proactivamente mejorar esos procesos, que son propios de los establecimientos educativos? Hasta ahora, y desde hace varios años, la respuesta ha sido un nuevo contrato de simulacros de pruebas Saber, superior en monto a los que hizo la administración anterior, pero con el agravante que los resultados han sido peores.

La Universidad Popular del Cesar hoy se encuentra entre los puntajes más bajos del país en todos sus programas, según los resultados de las Pruebas Saber Pro 2013-2014, es un indicador más de la correlación de bajos resultados de las pruebas Saber 11 de los estudiantes que egresan de los establecimientos educativos del Cesar y Valledupar. Pero no se toman acciones proactivas, porque no existe una alineación entre los diferentes niveles educativos que permitan mejorar en un mediano plazo los resultados, como los tienen el departamento de Boyacá, donde existe una articulación entre la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Tunja con las secretarías de Educación y los establecimientos educativos.

Se espera que con la llegada de las nuevas administraciones, departamental y municipal, muestren una tendencia de gestión proactiva en el sector educativo. No estamos bien… que conste.