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Columnista - 4 mayo, 2022

Se recrudece el caos en la UPC

Se ha pasado del dicho al hecho en la Universidad Popular del Cesar, pareciera que no solo los políticos la quieren acabar y tomársela para su control electoral y politiquero. 

Se ha pasado del dicho al hecho en la Universidad Popular del Cesar, pareciera que no solo los políticos la quieren acabar y tomársela para su control electoral y politiquero. 

¿Qué pasa ahora? Hace un mes se suscitó una interrupción de las actividades académicas y administrativas en la UPC, inicialmente por docentes que reclamaban el pago de sus prestaciones sociales del segundo semestre (2021-2). Se estaba en la transición de la designación del rector en propiedad después de varios años de rectores interinos acusados –hoy- de haber arruinado la institución, dilapidando su ínfimo presupuesto. 

Durante la protesta pacífica se sumaron estudiantes quienes al pasar los días empezaron a liderar el conflicto y se incluyeron nuevas peticiones. El paro se radicalizó, porque se cambió la postura inicial, al agregarle nuevos reclamos por las vías del hecho.

Posesionado el rector Robert Romero Ramírez, al día siguiente instaló una mesa de concertación para llegar acuerdos entre estudiantes, docentes y funcionarios. 

Analizaron el pliego de peticiones, acordaron, casi todos los puntos prioritarios y también los de corto y mediano plazo. Incluso, se acordaron los pagos de los emolumentos adeudados. En fin, lograron el rector y los asambleístas zanjar las inconsistencias para reanudar las labores administrativas y académicas el 2 de mayo. 

Sin embargo, se suscitaron contradicciones entre los organizadores del cese de actividades, quienes, en la tarde y noche del pasado lunes reunidos en asamblea en la sede de Sabanas, con la asistencia del rector y funcionarios se acordó por votación de la asamblea estudiantil y de docentes, reanudar las labores académicas a partir de este martes 3 de abril.

Claro, que en el ambiente se sentía el nacimiento de una división antagónica entre los manifestantes quienes la materializaron este martes en la sede universitaria de Hurtado. Mientras los estudiantes acudían a clases de manera masiva en Sabanas, un grupo de estudiantes se tomaba la sede de Hurtado, usando la fuerza.

Ingresaron a los pasillos y oficinas destruyendo las puertas de vidrios y de madera, también agredieron físicamente a dos funcionarios de la administración. Mientras tanto, quienes acudían a clases reprochaban la decisión violenta de sus compañeros.  

El recrudecimiento del caos en la Universidad Popular del Cesar está provocando un grave distanciamiento entre estudiantes y docentes. Lo primero que deberían hacer los manifestantes es conciliar sus propuestas, tener unidad y planificar sus peticiones para todos, sin excepción. 

Preocupa la división que ocurre entre los estudiantes de la UPC en cuanto al compromiso y responsabilidad que tienen, primero con sus padres, con la sociedad y con ellos mismos. Son menos de 200 estudiantes –aproximadamente- quienes se manifiestan, de los 18 mil que tiene la UPC. 

La confrontación de hecho no debería acallar lo que se consigue con el diálogo, con la conciliación y los pactos entre directivos, estudiantes y docentes. Aquí no gana nadie con la violencia ni mucho menos con el vacile sobre los acuerdos. La palabra empeñada debe cumplirse al pie de la letra. Si el rector y su equipo de gobierno alude a compromisos tendrán que cumplir.  

Así mismo, los manifestantes deberán cumplir y respetar los acuerdos –como la palabra del gallero-, porque para eso es el diálogo, para concertar sobre peticiones. Insisto, este semestre se está viendo amenazado por el tiempo y de un momento a otro –si no se reanudan las actividades de manera normal- el Consejo Académico se verá en la obligación de cancelar el semestre. Eso implica la afectación para todos: estudiantes y docentes, especialmente quienes no son empleados de planta. Hasta la próxima semana. [email protected]    @tiochiro.  

Columnista
4 mayo, 2022

Se recrudece el caos en la UPC

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Se ha pasado del dicho al hecho en la Universidad Popular del Cesar, pareciera que no solo los políticos la quieren acabar y tomársela para su control electoral y politiquero. 


Se ha pasado del dicho al hecho en la Universidad Popular del Cesar, pareciera que no solo los políticos la quieren acabar y tomársela para su control electoral y politiquero. 

¿Qué pasa ahora? Hace un mes se suscitó una interrupción de las actividades académicas y administrativas en la UPC, inicialmente por docentes que reclamaban el pago de sus prestaciones sociales del segundo semestre (2021-2). Se estaba en la transición de la designación del rector en propiedad después de varios años de rectores interinos acusados –hoy- de haber arruinado la institución, dilapidando su ínfimo presupuesto. 

Durante la protesta pacífica se sumaron estudiantes quienes al pasar los días empezaron a liderar el conflicto y se incluyeron nuevas peticiones. El paro se radicalizó, porque se cambió la postura inicial, al agregarle nuevos reclamos por las vías del hecho.

Posesionado el rector Robert Romero Ramírez, al día siguiente instaló una mesa de concertación para llegar acuerdos entre estudiantes, docentes y funcionarios. 

Analizaron el pliego de peticiones, acordaron, casi todos los puntos prioritarios y también los de corto y mediano plazo. Incluso, se acordaron los pagos de los emolumentos adeudados. En fin, lograron el rector y los asambleístas zanjar las inconsistencias para reanudar las labores administrativas y académicas el 2 de mayo. 

Sin embargo, se suscitaron contradicciones entre los organizadores del cese de actividades, quienes, en la tarde y noche del pasado lunes reunidos en asamblea en la sede de Sabanas, con la asistencia del rector y funcionarios se acordó por votación de la asamblea estudiantil y de docentes, reanudar las labores académicas a partir de este martes 3 de abril.

Claro, que en el ambiente se sentía el nacimiento de una división antagónica entre los manifestantes quienes la materializaron este martes en la sede universitaria de Hurtado. Mientras los estudiantes acudían a clases de manera masiva en Sabanas, un grupo de estudiantes se tomaba la sede de Hurtado, usando la fuerza.

Ingresaron a los pasillos y oficinas destruyendo las puertas de vidrios y de madera, también agredieron físicamente a dos funcionarios de la administración. Mientras tanto, quienes acudían a clases reprochaban la decisión violenta de sus compañeros.  

El recrudecimiento del caos en la Universidad Popular del Cesar está provocando un grave distanciamiento entre estudiantes y docentes. Lo primero que deberían hacer los manifestantes es conciliar sus propuestas, tener unidad y planificar sus peticiones para todos, sin excepción. 

Preocupa la división que ocurre entre los estudiantes de la UPC en cuanto al compromiso y responsabilidad que tienen, primero con sus padres, con la sociedad y con ellos mismos. Son menos de 200 estudiantes –aproximadamente- quienes se manifiestan, de los 18 mil que tiene la UPC. 

La confrontación de hecho no debería acallar lo que se consigue con el diálogo, con la conciliación y los pactos entre directivos, estudiantes y docentes. Aquí no gana nadie con la violencia ni mucho menos con el vacile sobre los acuerdos. La palabra empeñada debe cumplirse al pie de la letra. Si el rector y su equipo de gobierno alude a compromisos tendrán que cumplir.  

Así mismo, los manifestantes deberán cumplir y respetar los acuerdos –como la palabra del gallero-, porque para eso es el diálogo, para concertar sobre peticiones. Insisto, este semestre se está viendo amenazado por el tiempo y de un momento a otro –si no se reanudan las actividades de manera normal- el Consejo Académico se verá en la obligación de cancelar el semestre. Eso implica la afectación para todos: estudiantes y docentes, especialmente quienes no son empleados de planta. Hasta la próxima semana. [email protected]    @tiochiro.