El reciente acto administrativo en el que el Ministerio del Interior declaró insubsistente a la directora de Asuntos Religiosos, la vallenata Amelia Cotes Cortés, pondría en evidencia una vez más la ausencia de cesarenses en el gobierno Petro.
El reciente acto administrativo en el que el Ministerio del Interior declaró insubsistente a la directora de Asuntos Religiosos, la vallenata Amelia Cotes Cortés, pondría en evidencia una vez más la ausencia de cesarenses en el gobierno Petro .
Desde el inicio del actual gobierno, en EL PILÓN le hemos hecho seguimiento a las oportunidades que han tenido los cesarenses en el mandato del presidente Gustavo Petro y encontramos que es poca la representación de nuestro departamento en la Casa de Nariño.
Ya lo habíamos advertido, contrario a lo que históricamente venía ocurriendo con la mayoría de los gobiernos nacionales, en el presente mandato presidencial Valledupar y el Cesar no han tenido el acostumbrado protagonismo de otras épocas en las que el Festival de la Leyenda Vallenata y todo lo que connota el folclor vallenato enamoraba a los presidentes de turno, lo cual era aprovechado por la clase dirigente para lograr nombramientos en altos cargos, jalonar recursos, proyectos y muchas otras cosas para nuestra región.
Si bien algunos miembros de nuestra clase dirigente podían obtener beneficios con los otrora presidentes, no se puede desconocer que era importante la gestión adelantada en favor de Valledupar y el Cesar al recibir muchos recursos para grandes obras y proyectos que lograron empujar el desarrollo de esta región.
En estos momentos no se da ni lo uno ni lo otro, lo cual debe ser motivo de preocupación para todos en razón a que la representación del Cesar en el Gobierno nacional es necesaria para asegurar que las necesidades y aspiraciones de la región sean adecuadamente escuchadas y atendidas. Siempre será necesario contar con representantes del propio territorio en instancias del poder nacional, eso no solo fortalece la voz del Cesar, sino que también garantiza una comprensión más profunda de las dinámicas locales y de cómo saberlas enfrentar.
En la actualidad la única representación relevante del Cesar en el alto gobierno es la de Leonor Zalabata, ante la ONU, pero el Cesar necesita contar con más dolientes en el ámbito nacional.
Preocupa lo sucedido con la vallenata Amelia Cotes Cortés, quien, además de ser una de las pocas representaciones del Cesar en el gobierno de Petro, y pese a que muchos hechos hablan de su gestión, ha salido de esa forma. Como se puede ver, el tema es delicado frente a como internamente se estarían manejando las cosas en cuanto a la importancia que se le esté dando en esas carteras ministeriales o en el despacho del Presidente, a una representación del Cesar ante la Casa de Nariño. Por ello reiteramos una vez más lo que escuchamos en las calles de Valledupar en el sentido de que a Petro le sigue gustando el porro, pero todavía nada que le entre a la música vallenata.
Este tema lo abordamos hace un año en editorial titulado ‘La orfandad del Cesar en el alto gobierno’, que puede obtenerse en nuestros registros digitales y que recomendamos a nuestros lectores y audiencia. Porque las cosas en lugar de mejorar han empeorado para nuestro departamento y cualquier sintonía o empatía tiende a desaparecer en la medida en que el gobierno Petro vive su última mitad y se avecina un nuevo debate presidencial.
El reciente acto administrativo en el que el Ministerio del Interior declaró insubsistente a la directora de Asuntos Religiosos, la vallenata Amelia Cotes Cortés, pondría en evidencia una vez más la ausencia de cesarenses en el gobierno Petro.
El reciente acto administrativo en el que el Ministerio del Interior declaró insubsistente a la directora de Asuntos Religiosos, la vallenata Amelia Cotes Cortés, pondría en evidencia una vez más la ausencia de cesarenses en el gobierno Petro .
Desde el inicio del actual gobierno, en EL PILÓN le hemos hecho seguimiento a las oportunidades que han tenido los cesarenses en el mandato del presidente Gustavo Petro y encontramos que es poca la representación de nuestro departamento en la Casa de Nariño.
Ya lo habíamos advertido, contrario a lo que históricamente venía ocurriendo con la mayoría de los gobiernos nacionales, en el presente mandato presidencial Valledupar y el Cesar no han tenido el acostumbrado protagonismo de otras épocas en las que el Festival de la Leyenda Vallenata y todo lo que connota el folclor vallenato enamoraba a los presidentes de turno, lo cual era aprovechado por la clase dirigente para lograr nombramientos en altos cargos, jalonar recursos, proyectos y muchas otras cosas para nuestra región.
Si bien algunos miembros de nuestra clase dirigente podían obtener beneficios con los otrora presidentes, no se puede desconocer que era importante la gestión adelantada en favor de Valledupar y el Cesar al recibir muchos recursos para grandes obras y proyectos que lograron empujar el desarrollo de esta región.
En estos momentos no se da ni lo uno ni lo otro, lo cual debe ser motivo de preocupación para todos en razón a que la representación del Cesar en el Gobierno nacional es necesaria para asegurar que las necesidades y aspiraciones de la región sean adecuadamente escuchadas y atendidas. Siempre será necesario contar con representantes del propio territorio en instancias del poder nacional, eso no solo fortalece la voz del Cesar, sino que también garantiza una comprensión más profunda de las dinámicas locales y de cómo saberlas enfrentar.
En la actualidad la única representación relevante del Cesar en el alto gobierno es la de Leonor Zalabata, ante la ONU, pero el Cesar necesita contar con más dolientes en el ámbito nacional.
Preocupa lo sucedido con la vallenata Amelia Cotes Cortés, quien, además de ser una de las pocas representaciones del Cesar en el gobierno de Petro, y pese a que muchos hechos hablan de su gestión, ha salido de esa forma. Como se puede ver, el tema es delicado frente a como internamente se estarían manejando las cosas en cuanto a la importancia que se le esté dando en esas carteras ministeriales o en el despacho del Presidente, a una representación del Cesar ante la Casa de Nariño. Por ello reiteramos una vez más lo que escuchamos en las calles de Valledupar en el sentido de que a Petro le sigue gustando el porro, pero todavía nada que le entre a la música vallenata.
Este tema lo abordamos hace un año en editorial titulado ‘La orfandad del Cesar en el alto gobierno’, que puede obtenerse en nuestros registros digitales y que recomendamos a nuestros lectores y audiencia. Porque las cosas en lugar de mejorar han empeorado para nuestro departamento y cualquier sintonía o empatía tiende a desaparecer en la medida en que el gobierno Petro vive su última mitad y se avecina un nuevo debate presidencial.