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Editorial - 23 enero, 2024

Se nos acaba la energía

Se nos está acabando la energía de tanto insistir e insistir. Esperar y esperar. Asumir y asumir los recibos, como feroz cobro al hogar, al comercio o las industrias. Es un tema cíclico y repetitivo, pero que parece no tener una solución pronta. Hablamos del costo de energía en la región Caribe.

Se nos está acabando la energía de tanto insistir e insistir. Esperar y esperar. Asumir y asumir los recibos, como feroz cobro al hogar, al comercio o las industrias. Es un tema cíclico y repetitivo, pero que parece no tener una solución pronta. Hablamos del costo de la tarifa de energía en la región Caribe, uno de los principales dolores de cabeza, también del gobierno Petro que no ha dado con la solución.

Cualquier opinión en redes sociales sobre este tema genera mil comentarios. Recién, varios ciudadanos se han quejado en redes por una subida exagerada en la factura.

Es claro el descontento general. Pero las cosas no son tan fáciles de explicar. A través de una resolución, la CREG intentó establecer un tope al precio de la energía en Bolsa de $532 el kWh. El problema es que las generadoras aseguraron que la diferencia entre el precio de la energía en Bolsa y el precio ofertado por el generador, el cual se calcula en $350 kWh, se trasladaría al usuario final vía cargo por restricción. Es decir, nada cambiaría.

Y es que los experimentos de regulación de mercado pocas veces dan buenos frutos, sobre todo en materia de servicios públicos. Por eso, creemos que la solución pasa por otro lado. Por ejemplo, hacer viable la instalación de paneles solares en todos los estratos de la región Caribe. Muchos empresarios y familias con la capacidad económica ya no dependen de Afinia o Air-e gracias a que instalaron paneles solares.

Pero no todos los habitantes de la región Caribe tienen la capacidad para pagar $20 o $30 millones por un sistema de energía alternativa. Si el Gobierno nacional apoya este mercado y a través de regulaciones y beneficios reduce los costos, sin duda, impactaría la vida de 10 millones de habitantes de la región Caribe.
Sin contar que evitaría un estallido social, el cual es muy probable escuchando el descontento de la gente por los recibos de energía.
Pero la población también tiene una responsabilidad. Porque en el Caribe no solo se paga más por las altas temperaturas, también por las pérdidas no técnicas.
La tarifa de energía de Afinia (o de Air-e) tiene seis componentes, uno de ellos son las ‘pérdidas’. Las pérdidas de energía se dividen en técnicas y no técnicas. Las primeras se generan en el sistema eléctrico de un distribuidor como Afinia. Las segundas, y las más polémicas, surgen principalmente de las irregularidades o robos de energía. Del ciento por ciento de las pérdidas en el Caribe, las no técnicas (fraudes) representan alrededor del 60 %.

Con el nuevo marco regulatorio, un usuario de estrato cuatro, con un consumo promedio de 350 kilovatios hora, paga $60.000 adicionales en su factura por los fraudes que cometen otros.
Resulta que la falla de las empresas distribuidoras (digamos como ejemplo, Afinia en el Cesar, Air-e en la Guajira o Magdalena) por esas fallas/pérdidas técnicas las paga como ‘restricciones’ el consumidor.
El tema da para varios editoriales y los estaremos haciendo por ser un tema que le quita tranquilidad a los hogares, atenaza al comercio y le quita competitividad a la industria regional.

Editorial
23 enero, 2024

Se nos acaba la energía

Se nos está acabando la energía de tanto insistir e insistir. Esperar y esperar. Asumir y asumir los recibos, como feroz cobro al hogar, al comercio o las industrias. Es un tema cíclico y repetitivo, pero que parece no tener una solución pronta. Hablamos del costo de energía en la región Caribe.


Se nos está acabando la energía de tanto insistir e insistir. Esperar y esperar. Asumir y asumir los recibos, como feroz cobro al hogar, al comercio o las industrias. Es un tema cíclico y repetitivo, pero que parece no tener una solución pronta. Hablamos del costo de la tarifa de energía en la región Caribe, uno de los principales dolores de cabeza, también del gobierno Petro que no ha dado con la solución.

Cualquier opinión en redes sociales sobre este tema genera mil comentarios. Recién, varios ciudadanos se han quejado en redes por una subida exagerada en la factura.

Es claro el descontento general. Pero las cosas no son tan fáciles de explicar. A través de una resolución, la CREG intentó establecer un tope al precio de la energía en Bolsa de $532 el kWh. El problema es que las generadoras aseguraron que la diferencia entre el precio de la energía en Bolsa y el precio ofertado por el generador, el cual se calcula en $350 kWh, se trasladaría al usuario final vía cargo por restricción. Es decir, nada cambiaría.

Y es que los experimentos de regulación de mercado pocas veces dan buenos frutos, sobre todo en materia de servicios públicos. Por eso, creemos que la solución pasa por otro lado. Por ejemplo, hacer viable la instalación de paneles solares en todos los estratos de la región Caribe. Muchos empresarios y familias con la capacidad económica ya no dependen de Afinia o Air-e gracias a que instalaron paneles solares.

Pero no todos los habitantes de la región Caribe tienen la capacidad para pagar $20 o $30 millones por un sistema de energía alternativa. Si el Gobierno nacional apoya este mercado y a través de regulaciones y beneficios reduce los costos, sin duda, impactaría la vida de 10 millones de habitantes de la región Caribe.
Sin contar que evitaría un estallido social, el cual es muy probable escuchando el descontento de la gente por los recibos de energía.
Pero la población también tiene una responsabilidad. Porque en el Caribe no solo se paga más por las altas temperaturas, también por las pérdidas no técnicas.
La tarifa de energía de Afinia (o de Air-e) tiene seis componentes, uno de ellos son las ‘pérdidas’. Las pérdidas de energía se dividen en técnicas y no técnicas. Las primeras se generan en el sistema eléctrico de un distribuidor como Afinia. Las segundas, y las más polémicas, surgen principalmente de las irregularidades o robos de energía. Del ciento por ciento de las pérdidas en el Caribe, las no técnicas (fraudes) representan alrededor del 60 %.

Con el nuevo marco regulatorio, un usuario de estrato cuatro, con un consumo promedio de 350 kilovatios hora, paga $60.000 adicionales en su factura por los fraudes que cometen otros.
Resulta que la falla de las empresas distribuidoras (digamos como ejemplo, Afinia en el Cesar, Air-e en la Guajira o Magdalena) por esas fallas/pérdidas técnicas las paga como ‘restricciones’ el consumidor.
El tema da para varios editoriales y los estaremos haciendo por ser un tema que le quita tranquilidad a los hogares, atenaza al comercio y le quita competitividad a la industria regional.