Por: Nuris Pardo Conrado Todos sabemos que los carnavales en Valledupar no son las mejores fiestas que aquí se realizan, antes del Festival Vallenato tenían la acogida, y el jolgorio era total, mucha gente nativas y llegada de otros sitios, fomentaban para esas épocas el desorden característicos de los actos carnestolenticos referidos; sin embargo, después […]
Por: Nuris Pardo Conrado
Todos sabemos que los carnavales en Valledupar no son las mejores fiestas que aquí se realizan, antes del Festival Vallenato tenían la acogida, y el jolgorio era total, mucha gente nativas y llegada de otros sitios, fomentaban para esas épocas el desorden característicos de los actos carnestolenticos referidos; sin embargo, después de 1968 cuando comenzó el Festival de la Leyenda Vallenata, la fiesta del momo, baco y arlequín pasaron a un segundo plano, pero con todo y esto muchos no abandonaron la costumbre de seguir con esta misión costumbrista como para que no muriera.
Hoy con poca intensidad se hace carnaval, la alcaldía no ha perdido la trascendencia y aporta todo lo indispensable para su éxito, no obstante ello, cuatro o cinco pelagatos de esos que no faltan en toda comunidad se han dado a la tarea de meterle violencia a toda ceremonia, con el fin de imponer el caos y con ello conseguir sus pretensiones, como es el caso de romper vitrinas, hacerse a las prendas de los demás mediante el raponazo y todo acto vandálico ya conocido por todos.
Esto indica que se propusieron acabar con los carnavales dejando a quienes, como yo, vemos en esos espectáculos una forma sana y alegórica en donde la risa, las comicadas y los hechos trascendentes se traen a escenas que divierten a quienes lo presencia y además nos ponen a pensar que, la paz y la armonía pueden imponerse sin violencia, pero con el aspecto critico.
El pasado sábado los energúmenos arreciaron su actuar doloso, consiguiendo de una vez por todas, que la administración municipal decidiera de plano y sin mayor análisis suspender los carnavales, no hubo otro alternativa, se terminó dándole la razón a esos vándalos que imponen su maldita voluntad, que como está visto, han acabado con nuestra patria desde todos los puntos de vista. No me parece la medida de suspenderlos la más adecuada, pensamos muchos que ellos lograron el objetivo propuesto y ahora se encaminaran a planear otro en el sentido de hacer lo mismo en los ceremoniales de la semana santa, no habrá procesión que no interrumpan y después se organizaran en tal forma, para no permitir que el festival se lleve a cabo o en último caso se opondrán a las justas democráticas donde elegimos nuestras autoridades en cualquier orden, para lo cual igualmente se suspenderán todo cuanto está propuesto y ordenado en ley.
Los delincuentes le miden el carácter a los funcionarios y van hasta donde se les permita llegar, aquí toca actuar con mano dura; “o se cumple las ordenes o se acaba la milicia”, dice un refrán popular de aquellos que tienen en el orden el fundamento de toda organización. No es lógico ni menos admitido que el pueblo vallenato termine desilusionado no por que no se realicen las fiestas referidas, sino por el contrario, por la forma facilista como lo lograron, había que luchar en conjunto con la policía, la junta central del carnaval, el ejercito si era necesario, las organizaciones civiles organizados y todos quienes quieren a Valledupar, para no darle la razón a esos malandrines que poco a poco se han ido infiltrando sacando provecho ilícito de su actuar.
Para ser clara y precisa, le estoy ofreciendo a la administración municipal mi apoyo irrestricto y mi solidaridad ciudadana, para que los carnavales en esta ciudad sean una realidad y aunque me toque tomar la palabra o unirme a quienes junto a mi, que son muchos hagamos a toda costa valer el respeto con el fin de que nadie puede ofrecernos hechos ilícitos, para acabar con una tradición que vino acompañando a los expedicionarios que llegaron a esta tierra y hoy, aún se quieren conservar, aunque a las patadas las quieran apagar.
Nota: Lamentamos profundamente la tragedia que alberga a una amiga, quien hace pocos días sufrió una estrepitosa caída en las instalaciones del centro comercial Olímpica Los Cortijos. Ella que ingresó en momentos que hacían aseo en el sector de venta, al no observar señales preventivas alguna caminó con tan lamentable suerte que perdió el equilibrio debido a la humedad en el piso, encontrándose hoy en deplorable estado de salud, pero lo peor del caso, es que la supertienda ya mencionada, no ha tomado interés en prestarle el apoyo necesario, sobre todo, a sabiendas de la existencia de una póliza de responsabilidad civil tomada por el centro para estos riesgos, y el administrador cuando se le ha solicitado su apoyo y las evidencias que fueron tomadas por las cámaras de seguridad, informa que éstas fueron borradas y no existe informe del hecho, caso que creemos no conocen las directivas de esa organización, pues la familia Char, lo que siempre ha demostrado es el aprecio y agradecimiento para sus clientes.
[email protected]
Por: Nuris Pardo Conrado Todos sabemos que los carnavales en Valledupar no son las mejores fiestas que aquí se realizan, antes del Festival Vallenato tenían la acogida, y el jolgorio era total, mucha gente nativas y llegada de otros sitios, fomentaban para esas épocas el desorden característicos de los actos carnestolenticos referidos; sin embargo, después […]
Por: Nuris Pardo Conrado
Todos sabemos que los carnavales en Valledupar no son las mejores fiestas que aquí se realizan, antes del Festival Vallenato tenían la acogida, y el jolgorio era total, mucha gente nativas y llegada de otros sitios, fomentaban para esas épocas el desorden característicos de los actos carnestolenticos referidos; sin embargo, después de 1968 cuando comenzó el Festival de la Leyenda Vallenata, la fiesta del momo, baco y arlequín pasaron a un segundo plano, pero con todo y esto muchos no abandonaron la costumbre de seguir con esta misión costumbrista como para que no muriera.
Hoy con poca intensidad se hace carnaval, la alcaldía no ha perdido la trascendencia y aporta todo lo indispensable para su éxito, no obstante ello, cuatro o cinco pelagatos de esos que no faltan en toda comunidad se han dado a la tarea de meterle violencia a toda ceremonia, con el fin de imponer el caos y con ello conseguir sus pretensiones, como es el caso de romper vitrinas, hacerse a las prendas de los demás mediante el raponazo y todo acto vandálico ya conocido por todos.
Esto indica que se propusieron acabar con los carnavales dejando a quienes, como yo, vemos en esos espectáculos una forma sana y alegórica en donde la risa, las comicadas y los hechos trascendentes se traen a escenas que divierten a quienes lo presencia y además nos ponen a pensar que, la paz y la armonía pueden imponerse sin violencia, pero con el aspecto critico.
El pasado sábado los energúmenos arreciaron su actuar doloso, consiguiendo de una vez por todas, que la administración municipal decidiera de plano y sin mayor análisis suspender los carnavales, no hubo otro alternativa, se terminó dándole la razón a esos vándalos que imponen su maldita voluntad, que como está visto, han acabado con nuestra patria desde todos los puntos de vista. No me parece la medida de suspenderlos la más adecuada, pensamos muchos que ellos lograron el objetivo propuesto y ahora se encaminaran a planear otro en el sentido de hacer lo mismo en los ceremoniales de la semana santa, no habrá procesión que no interrumpan y después se organizaran en tal forma, para no permitir que el festival se lleve a cabo o en último caso se opondrán a las justas democráticas donde elegimos nuestras autoridades en cualquier orden, para lo cual igualmente se suspenderán todo cuanto está propuesto y ordenado en ley.
Los delincuentes le miden el carácter a los funcionarios y van hasta donde se les permita llegar, aquí toca actuar con mano dura; “o se cumple las ordenes o se acaba la milicia”, dice un refrán popular de aquellos que tienen en el orden el fundamento de toda organización. No es lógico ni menos admitido que el pueblo vallenato termine desilusionado no por que no se realicen las fiestas referidas, sino por el contrario, por la forma facilista como lo lograron, había que luchar en conjunto con la policía, la junta central del carnaval, el ejercito si era necesario, las organizaciones civiles organizados y todos quienes quieren a Valledupar, para no darle la razón a esos malandrines que poco a poco se han ido infiltrando sacando provecho ilícito de su actuar.
Para ser clara y precisa, le estoy ofreciendo a la administración municipal mi apoyo irrestricto y mi solidaridad ciudadana, para que los carnavales en esta ciudad sean una realidad y aunque me toque tomar la palabra o unirme a quienes junto a mi, que son muchos hagamos a toda costa valer el respeto con el fin de que nadie puede ofrecernos hechos ilícitos, para acabar con una tradición que vino acompañando a los expedicionarios que llegaron a esta tierra y hoy, aún se quieren conservar, aunque a las patadas las quieran apagar.
Nota: Lamentamos profundamente la tragedia que alberga a una amiga, quien hace pocos días sufrió una estrepitosa caída en las instalaciones del centro comercial Olímpica Los Cortijos. Ella que ingresó en momentos que hacían aseo en el sector de venta, al no observar señales preventivas alguna caminó con tan lamentable suerte que perdió el equilibrio debido a la humedad en el piso, encontrándose hoy en deplorable estado de salud, pero lo peor del caso, es que la supertienda ya mencionada, no ha tomado interés en prestarle el apoyo necesario, sobre todo, a sabiendas de la existencia de una póliza de responsabilidad civil tomada por el centro para estos riesgos, y el administrador cuando se le ha solicitado su apoyo y las evidencias que fueron tomadas por las cámaras de seguridad, informa que éstas fueron borradas y no existe informe del hecho, caso que creemos no conocen las directivas de esa organización, pues la familia Char, lo que siempre ha demostrado es el aprecio y agradecimiento para sus clientes.
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