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General - 18 enero, 2018

Se enfrían las fiestas carnavaleras

Aunque para este fin de semana se están promocionando bailes en algunas casetas de carnaval, la Secretaría de Gobierno Municipal no ha concedido los permisos necesarios para estos eventos.

En Valledupar se anuncian casetas carnavaleras como: Tamarindo, La Cañahuatera y Meneando la Batea, pero aún no hay permisos de la Alcaldía. Joaquín Ramírez/EL PILÓN
En Valledupar se anuncian casetas carnavaleras como: Tamarindo, La Cañahuatera y Meneando la Batea, pero aún no hay permisos de la Alcaldía. Joaquín Ramírez/EL PILÓN

Sin un decreto que respalde las fiestas y sin una Junta que se apersone del tema, los carnavales de Valledupar parecen ‘aguarse’ este año. Aunque solo faltan dos días para la Lectura del Bando, como lo habían previsto, el evento tradicional con el que le dan inicio formal a las fiestas carnestoléndicas, en la capital del Cesar está en veremos.

“En Valledupar no va a haber carnaval como tal. Vamos a estudiar la posibilidad de algunos eventos culturales, como bailes privados y casetas, que se han solicitado; allí analizaremos si cumplen o no con los requisitos como aforo y prevención de riesgos, para garantizarles la seguridad necesaria a las personas”, enfatizó el secretario de Gobierno municipal, Gonzalo Arzuza Torrado.

El funcionario dijo que el alcalde Augusto Ramírez está empeñado en garantizarle orden a la ciudad, teniendo en cuenta que la fiesta de la región es el Festival Vallenato. “En años anteriores se han presentado muchos desmanes con el tema del carnaval, por lo que se ha desdibujado. Queremos garantizarle la seguridad y el orden a la comunidad para que así se sienta tranquila. Hay unos focos de intranquilidad y no podemos aumentarlos con este tipo de eventos, que en su gran mayoría no cumplen con los requisitos establecidos para realizarse”, argumentó.

La apuesta de la administración municipal es volcar estas fiestas a la zona corregimental, es por ello que concedió permisos en Valencia de Jesús y Aguas Blancas. “Estas son las localidades donde han pedido permiso para realizar eventos carnavaleros y los hemos otorgado, teniendo en cuenta que allí hay estaciones de policía que garantizaría la seguridad en la población”, acotó el Secretario de Gobierno Municipal.

Enfatizó que donde no haya permiso, procederán a cancelar eventos. Aunque para este fin de semana están promocionadas bailes en algunas casetas de carnaval, hasta el momento no se ha emitido ningún permiso. El funcionario subrayó que “hasta apenas esta semana solicitaron ciertos permisos; no es posible que soliciten permiso faltando pocos días para el evento, cuando es necesario realizar la visita técnica del Comité de Riesgos (integrado por los Bomberos, la Cruz Roja y Defensa Civil), por lo que recomendamos pedir estos permisos con un mes de anticipación. Hemos conminado a todos los empresarios que no hagan publicidad ni vendan boletas si no tienen permiso. Vamos a ponerle orden en ese sentido al tema de los espectáculos públicos, incluyendo el Festival Vallenato. Lo más posible es que este fin de semana no vaya a haber casetas de carnaval”.

 

Hablan algunos carnavaleros
El periodista y folclorista William Rosado recordó que “el carnaval fue en esta comarca uno de esos festejos populares que les dieron la primera entrada a los acordeones, para que se mostraran ante la marginalidad que los azotaba por culpa de las estirpes sociales que por entonces dominaban la aldea y que no le permitían asomarse a sus clubes sociales. Los primeros acordeoneros de la barriada abrían y cerraban el instrumento al compás de los bailadores del pilón, quienes a punta de versos y en pareja esbozaban la jocosidad de los pocos repentistas del viejo Valle, un territorio conformado apenas por los barrios El Cerezo y Cañaguate, que era la parte de proletariado de la insípida ciudad”.

Precisando que “hoy de aquel carnaval no queda nada. Las generaciones fueron cambiando, la ciudad se fue expandiendo en detrimento del acervo del vallenato raizal, componente que terminó de rematar el capricho de un Alcalde que lo exterminó para darle prelación al Festival Vallenato, que ya le había tomado una ventaja considerable al carnaval”.

El abogado Dickson Quiroz, quien es amante a las fiestas carnestoléndicas, dijo que “en la actualidad Valledupar no tiene carnavales, puesto que han venido en declinación en los últimos 10 a 15 años. En los carnavales tradicionales había pretemporada carnavalera; cada barrio tenía su Reina y competía entre sí para elegir a la Reina Central. Era una fiesta bonita, de integración social; y se constituía en la fiesta más popular de la ciudad, incluso más que el Festival Vallenato, porque lograba participar el mayor número de personas, no solo como espectadores sino como actores. Los últimos tiempos, bien sea por la violencia o por la migración que superó la población nativa, los carnavales en la capital del Cesar han perdido su esencia”.

Anteriormente, según rememoró, había 50 barrios y en todos había una reina popular con sus comparsas que competían entre ellas. “Era una competencia sana y hasta rentable; siempre hubo apoyo oficial. Ahora los Alcaldes han sido renuentes, desde la administración de Elías Ochoa se le negó el apoyo a los carnavales y no ha habido una dirigencia carnavalera capaz de adelantar estas fiestas sin el aporte económico de la Alcaldía, hasta el punto que este ente es el que elige la Junta del Carnaval y la Reina Central”, precisó.

Para Quiroz, los carnavaleros tradicionales han sido Rodolfo Campo, Orlando Torres, ‘El Bore’ Luque y Jaime Olivella, entre otros, explicando que “unos aún están vigentes, otros han muerto y otros por los años han cedido terreno y no ha existido relevo generacional capaz de impulsar las fiestas. No ha habido una proyección para salvar las fiestas más tradicionales de Valledupar”.

Entre tanto, Jaime Olivella Celedón, quien fue presidente de la Junta Central del Carnaval de Valledupar y quien está al pendiente de la organización de reuniones carnavaleras en barrios, dijo que adelanta gestiones para que el Alcalde permita las casetas de los barrios pequeños, que puedan tener sus Reinas y hacer sus fiestas sin que nadie los moleste ni molestar a nadie. “Aquí los carnavales tienen vida, pero si no tienen apoyo es como si nada. Estamos a la espera que el Alcalde de los permisos”.

De acuerdo con Olivella Celedón, los carnavales se terminaron cuando se decidió que no había apoyo de las autoridades, ‘truncando’ así los desfiles, casetas y reinados. “Lo que estamos tratando es de revivir estas fiestas, porque hacerlo en los niveles de antaño es imposible, cuando traíamos grandes orquestas para que nos amenizaran los carnavales. Socialmente no solo es el Festival, porque éste es prácticamente para una élite y para gente que viene de afuera; mientras que los carnavales son para cada barrio”, enfatizó.

Carnavales de antaño
Los carnavales en Valledupar han sido transformados con el pasar del tiempo, desde su nacimiento en la sociedad vallenata en el año 1900. Ya el medio siglo de celebraciones populares marcadas por las comparsas, las casetas y elección de Reinas pasó. Inició de una manera clasista, dividiendo a la población en tres categorías: los de primera (los ricos), segunda (los de clase media) y tercera (los del pueblo), donde los festejos se localizaron en las ocho manzanas centrales de la ‘Capital Mundial del Vallenato’.

“El carnaval vallenato nace con el personaje que trajo las costumbres con su familia a esta tierra, es don Óscar Pupo Martínez. Las fiestas se hacían en su casa, ubicada hoy frente a la iglesia Catedral El Rosario, donde bailaba la gente de primera, porque antiguamente era entre unos de primera, segunda, tercera y cuarta categoría. El primer presidente del Carnaval fue Fidel Mejía Fuentes, quien vivía en la calle de La Garita y salía con varios amigos a dar serenatas el 20 de enero con el ‘Amor, amor’, los versos del pilón que componía y se cantaba el caimán, eso era lo único que se hacía en el carnaval”, evocó el folclorista Carlos Calderón.

Víctor Cohen Salazar y Óscar Pupo le dieron forma al Carnaval, y así nacen en Valledupar cuatro salones en los que se divertían los carnavaleros: Gran Salón Central, ubicado donde hoy en día existe el hotel Vajamar; Nuevo Ritmo, antiguo Teatro Caribe, donde funciona la Universidad San Buenaventura; Rancho Alegre y La Pollera Colorá, donde las mujeres llegaban con capuchones y máscaras; al final de la noche los hombres descubrían la identidad de la fémina con la que estaba bailando.

Calderón recuerda que las carrozas irrumpen en Valledupar de la mano del artesano, Augusto Cárdenas Castellanos, encargado de impregnar en las nuevas generaciones máscaras, disfraces y carrozas. “El carnaval se daña cuando llevan a la Junta Central del Carnaval personajes de barrios por afiliaciones políticas, eso lo hizo Rodolfo Campo Soto, algunos de esos políticos se fueron convirtiendo en enemigos de los folclorista, coreógrafos, artesanos. Cuando salió Rodolfo Campo entró Jaime Olivella, es una persona maravillosa pero más dicharachero, él llevó más gente del pueblo a los carnavales y comenzó la debacle en la Junta del Carnaval”, declaró.

¿Sabía usted que…
Algunos barrios cuentan con reinas como: Villa Maruamake, La Nevada, El Centro, La Guajira, El Cañahuate, El Futuro de Los Niños, entre otros, quienes asisten a clases de danzas en un taller que dicta el Ballet Vallenato?

Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN

General
18 enero, 2018

Se enfrían las fiestas carnavaleras

Aunque para este fin de semana se están promocionando bailes en algunas casetas de carnaval, la Secretaría de Gobierno Municipal no ha concedido los permisos necesarios para estos eventos.


En Valledupar se anuncian casetas carnavaleras como: Tamarindo, La Cañahuatera y Meneando la Batea, pero aún no hay permisos de la Alcaldía. Joaquín Ramírez/EL PILÓN
En Valledupar se anuncian casetas carnavaleras como: Tamarindo, La Cañahuatera y Meneando la Batea, pero aún no hay permisos de la Alcaldía. Joaquín Ramírez/EL PILÓN

Sin un decreto que respalde las fiestas y sin una Junta que se apersone del tema, los carnavales de Valledupar parecen ‘aguarse’ este año. Aunque solo faltan dos días para la Lectura del Bando, como lo habían previsto, el evento tradicional con el que le dan inicio formal a las fiestas carnestoléndicas, en la capital del Cesar está en veremos.

“En Valledupar no va a haber carnaval como tal. Vamos a estudiar la posibilidad de algunos eventos culturales, como bailes privados y casetas, que se han solicitado; allí analizaremos si cumplen o no con los requisitos como aforo y prevención de riesgos, para garantizarles la seguridad necesaria a las personas”, enfatizó el secretario de Gobierno municipal, Gonzalo Arzuza Torrado.

El funcionario dijo que el alcalde Augusto Ramírez está empeñado en garantizarle orden a la ciudad, teniendo en cuenta que la fiesta de la región es el Festival Vallenato. “En años anteriores se han presentado muchos desmanes con el tema del carnaval, por lo que se ha desdibujado. Queremos garantizarle la seguridad y el orden a la comunidad para que así se sienta tranquila. Hay unos focos de intranquilidad y no podemos aumentarlos con este tipo de eventos, que en su gran mayoría no cumplen con los requisitos establecidos para realizarse”, argumentó.

La apuesta de la administración municipal es volcar estas fiestas a la zona corregimental, es por ello que concedió permisos en Valencia de Jesús y Aguas Blancas. “Estas son las localidades donde han pedido permiso para realizar eventos carnavaleros y los hemos otorgado, teniendo en cuenta que allí hay estaciones de policía que garantizaría la seguridad en la población”, acotó el Secretario de Gobierno Municipal.

Enfatizó que donde no haya permiso, procederán a cancelar eventos. Aunque para este fin de semana están promocionadas bailes en algunas casetas de carnaval, hasta el momento no se ha emitido ningún permiso. El funcionario subrayó que “hasta apenas esta semana solicitaron ciertos permisos; no es posible que soliciten permiso faltando pocos días para el evento, cuando es necesario realizar la visita técnica del Comité de Riesgos (integrado por los Bomberos, la Cruz Roja y Defensa Civil), por lo que recomendamos pedir estos permisos con un mes de anticipación. Hemos conminado a todos los empresarios que no hagan publicidad ni vendan boletas si no tienen permiso. Vamos a ponerle orden en ese sentido al tema de los espectáculos públicos, incluyendo el Festival Vallenato. Lo más posible es que este fin de semana no vaya a haber casetas de carnaval”.

 

Hablan algunos carnavaleros
El periodista y folclorista William Rosado recordó que “el carnaval fue en esta comarca uno de esos festejos populares que les dieron la primera entrada a los acordeones, para que se mostraran ante la marginalidad que los azotaba por culpa de las estirpes sociales que por entonces dominaban la aldea y que no le permitían asomarse a sus clubes sociales. Los primeros acordeoneros de la barriada abrían y cerraban el instrumento al compás de los bailadores del pilón, quienes a punta de versos y en pareja esbozaban la jocosidad de los pocos repentistas del viejo Valle, un territorio conformado apenas por los barrios El Cerezo y Cañaguate, que era la parte de proletariado de la insípida ciudad”.

Precisando que “hoy de aquel carnaval no queda nada. Las generaciones fueron cambiando, la ciudad se fue expandiendo en detrimento del acervo del vallenato raizal, componente que terminó de rematar el capricho de un Alcalde que lo exterminó para darle prelación al Festival Vallenato, que ya le había tomado una ventaja considerable al carnaval”.

El abogado Dickson Quiroz, quien es amante a las fiestas carnestoléndicas, dijo que “en la actualidad Valledupar no tiene carnavales, puesto que han venido en declinación en los últimos 10 a 15 años. En los carnavales tradicionales había pretemporada carnavalera; cada barrio tenía su Reina y competía entre sí para elegir a la Reina Central. Era una fiesta bonita, de integración social; y se constituía en la fiesta más popular de la ciudad, incluso más que el Festival Vallenato, porque lograba participar el mayor número de personas, no solo como espectadores sino como actores. Los últimos tiempos, bien sea por la violencia o por la migración que superó la población nativa, los carnavales en la capital del Cesar han perdido su esencia”.

Anteriormente, según rememoró, había 50 barrios y en todos había una reina popular con sus comparsas que competían entre ellas. “Era una competencia sana y hasta rentable; siempre hubo apoyo oficial. Ahora los Alcaldes han sido renuentes, desde la administración de Elías Ochoa se le negó el apoyo a los carnavales y no ha habido una dirigencia carnavalera capaz de adelantar estas fiestas sin el aporte económico de la Alcaldía, hasta el punto que este ente es el que elige la Junta del Carnaval y la Reina Central”, precisó.

Para Quiroz, los carnavaleros tradicionales han sido Rodolfo Campo, Orlando Torres, ‘El Bore’ Luque y Jaime Olivella, entre otros, explicando que “unos aún están vigentes, otros han muerto y otros por los años han cedido terreno y no ha existido relevo generacional capaz de impulsar las fiestas. No ha habido una proyección para salvar las fiestas más tradicionales de Valledupar”.

Entre tanto, Jaime Olivella Celedón, quien fue presidente de la Junta Central del Carnaval de Valledupar y quien está al pendiente de la organización de reuniones carnavaleras en barrios, dijo que adelanta gestiones para que el Alcalde permita las casetas de los barrios pequeños, que puedan tener sus Reinas y hacer sus fiestas sin que nadie los moleste ni molestar a nadie. “Aquí los carnavales tienen vida, pero si no tienen apoyo es como si nada. Estamos a la espera que el Alcalde de los permisos”.

De acuerdo con Olivella Celedón, los carnavales se terminaron cuando se decidió que no había apoyo de las autoridades, ‘truncando’ así los desfiles, casetas y reinados. “Lo que estamos tratando es de revivir estas fiestas, porque hacerlo en los niveles de antaño es imposible, cuando traíamos grandes orquestas para que nos amenizaran los carnavales. Socialmente no solo es el Festival, porque éste es prácticamente para una élite y para gente que viene de afuera; mientras que los carnavales son para cada barrio”, enfatizó.

Carnavales de antaño
Los carnavales en Valledupar han sido transformados con el pasar del tiempo, desde su nacimiento en la sociedad vallenata en el año 1900. Ya el medio siglo de celebraciones populares marcadas por las comparsas, las casetas y elección de Reinas pasó. Inició de una manera clasista, dividiendo a la población en tres categorías: los de primera (los ricos), segunda (los de clase media) y tercera (los del pueblo), donde los festejos se localizaron en las ocho manzanas centrales de la ‘Capital Mundial del Vallenato’.

“El carnaval vallenato nace con el personaje que trajo las costumbres con su familia a esta tierra, es don Óscar Pupo Martínez. Las fiestas se hacían en su casa, ubicada hoy frente a la iglesia Catedral El Rosario, donde bailaba la gente de primera, porque antiguamente era entre unos de primera, segunda, tercera y cuarta categoría. El primer presidente del Carnaval fue Fidel Mejía Fuentes, quien vivía en la calle de La Garita y salía con varios amigos a dar serenatas el 20 de enero con el ‘Amor, amor’, los versos del pilón que componía y se cantaba el caimán, eso era lo único que se hacía en el carnaval”, evocó el folclorista Carlos Calderón.

Víctor Cohen Salazar y Óscar Pupo le dieron forma al Carnaval, y así nacen en Valledupar cuatro salones en los que se divertían los carnavaleros: Gran Salón Central, ubicado donde hoy en día existe el hotel Vajamar; Nuevo Ritmo, antiguo Teatro Caribe, donde funciona la Universidad San Buenaventura; Rancho Alegre y La Pollera Colorá, donde las mujeres llegaban con capuchones y máscaras; al final de la noche los hombres descubrían la identidad de la fémina con la que estaba bailando.

Calderón recuerda que las carrozas irrumpen en Valledupar de la mano del artesano, Augusto Cárdenas Castellanos, encargado de impregnar en las nuevas generaciones máscaras, disfraces y carrozas. “El carnaval se daña cuando llevan a la Junta Central del Carnaval personajes de barrios por afiliaciones políticas, eso lo hizo Rodolfo Campo Soto, algunos de esos políticos se fueron convirtiendo en enemigos de los folclorista, coreógrafos, artesanos. Cuando salió Rodolfo Campo entró Jaime Olivella, es una persona maravillosa pero más dicharachero, él llevó más gente del pueblo a los carnavales y comenzó la debacle en la Junta del Carnaval”, declaró.

¿Sabía usted que…
Algunos barrios cuentan con reinas como: Villa Maruamake, La Nevada, El Centro, La Guajira, El Cañahuate, El Futuro de Los Niños, entre otros, quienes asisten a clases de danzas en un taller que dicta el Ballet Vallenato?

Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN