Si llegare atinar con mi vaticinio, Claudia Margarita estará vigilada constantemente en su gestión como gobernadora y tiene el reto de demostrar que valió la pena esa lucha para no volver a un nefasto pasado, le recuerdo, que los pecados de cada quien serán juzgados por su tamaño.
Amigos lectores, titulo esta columna de esta manera porque el pasado 11 de julio escribí una de ellas titulada: ‘Se busca candidata y/o candidato a la Gobernación del Cesar’, en donde revelé lo siguiente: “Qué tal si fuera una mujer, alguien con la pureza de ser madre, líder, sencilla, humilde, decente, que conozca las necesidades del departamento, que esté preparada para los retos y que muestre esas capacidades que tienen las mujeres para dirigir, gobernar y resolver muchas de las angustias que se tiene. Una mujer empoderada de la verdad, de la inclusión y del amor a servir, una mujer que recoja el sentir de un verdadero cambio”, esto fue sin saber quiénes se iban a inscribir como candidatos y/o candidatas a la Gobernación.
Hoy después de casi tres meses de campaña y a unos 10 días de elecciones, puedo decir que ya está definida la orientación del elector frente a quién va ser la gobernadora. En el transcurso del proselitismo político, el Cesar notó la gran diferencia entre todas ellas, sin tildar quién apoya a quién o qué grupos políticos apoyan sus candidaturas.
El departamento del Cesar no va a votar si es de derecha, izquierda o de centro y menos si es independiente porque no existió candidato con ese don. Todas están ligadas a sus orientaciones políticas, sean buenos o malos esos partidos o sus dirigentes, ya que no se puede mirar el sucio en ojo ajeno…
Es decir, la diferencia empezó ahí, cuando hubo candidatas que no presentaron propuestas de ninguna índole, aun con tantas necesidades que tiene el Cesar por resolver y que el elector quería escuchar sus soluciones, a cambio de ello, se dedicaron a los señalamientos, a endilgar acusaciones, a incluir a sus familiares, madres, padres, hermanos, esposos, en escenarios vergonzosos sin tener nada que ver, convirtieron el debate en una carnicería en donde las vísceras fueron las más vendidas… y se equivocaron, cuando el Cesar necesita tener una gobernadora decente en todo el sentido de la palabra.
Claudia Margarita necesitaba ser diputada para poder ser gobernadora, ella conoció en desnudo el departamento en estos 4 años, algo que le va a facilitar actuar con eficiencia para satisfacer la necesidades básicas insatisfechas que tiene el Cesar, es decir, tiene la experiencia, el talante y el carácter, para demostrar que era necesario que el cambio fuera a través de una mujer, indicando que para ser escuchada no era necesario vulgarizarse, sino actuar con prudencia y delicadeza como suelen actuar las damas
Ella logró captar la atención, con su sencillez, con su forma y manera de decir las cosas, con un liderazgo sin egoísmo y sobre todo poniendo en práctica que la plata no lo es todo, que para llegar al poder no es necesario mostrar riqueza económica para hacer sentir incapaz a los demás.
Hizo silencio en el momento indicado para no responder ofensas y ataques por muy duras que fueran y no se dejó provocar de aquellas candidatas que lo que querían eran convertir el proselitismo en una plaza de mercado y de esta manera hacerse notar.
El Cesar está ávido de liderazgos nuevos, de que se administren los recursos del presupuesto de otra manera, de que se le cumpla a las comunidades el deseo de contar, con un gobierno que no distinga si son azules, rojos o amarillos, que nuestros profesionales tengan oportunidad en su territorio.
Que se pueda vivir en un departamento donde el campesino, ganadero, comerciante, se desprenda de un miedo que ha convertido el Cesar en improductivo y es ahí donde gana Claudia Margarita, porque no está pensando en una derrota de sus adversarios sino en declarar la libertad para los cesarenses.
Si llegare atinar con mi vaticinio, Claudia Margarita estará vigilada constantemente en su gestión como gobernadora y tiene el reto de demostrar que valió la pena esa lucha para no volver a un nefasto pasado, le recuerdo, que los pecados de cada quien serán juzgados por su tamaño.
Por: Emiliano Piedrahita Porras.
Si llegare atinar con mi vaticinio, Claudia Margarita estará vigilada constantemente en su gestión como gobernadora y tiene el reto de demostrar que valió la pena esa lucha para no volver a un nefasto pasado, le recuerdo, que los pecados de cada quien serán juzgados por su tamaño.
Amigos lectores, titulo esta columna de esta manera porque el pasado 11 de julio escribí una de ellas titulada: ‘Se busca candidata y/o candidato a la Gobernación del Cesar’, en donde revelé lo siguiente: “Qué tal si fuera una mujer, alguien con la pureza de ser madre, líder, sencilla, humilde, decente, que conozca las necesidades del departamento, que esté preparada para los retos y que muestre esas capacidades que tienen las mujeres para dirigir, gobernar y resolver muchas de las angustias que se tiene. Una mujer empoderada de la verdad, de la inclusión y del amor a servir, una mujer que recoja el sentir de un verdadero cambio”, esto fue sin saber quiénes se iban a inscribir como candidatos y/o candidatas a la Gobernación.
Hoy después de casi tres meses de campaña y a unos 10 días de elecciones, puedo decir que ya está definida la orientación del elector frente a quién va ser la gobernadora. En el transcurso del proselitismo político, el Cesar notó la gran diferencia entre todas ellas, sin tildar quién apoya a quién o qué grupos políticos apoyan sus candidaturas.
El departamento del Cesar no va a votar si es de derecha, izquierda o de centro y menos si es independiente porque no existió candidato con ese don. Todas están ligadas a sus orientaciones políticas, sean buenos o malos esos partidos o sus dirigentes, ya que no se puede mirar el sucio en ojo ajeno…
Es decir, la diferencia empezó ahí, cuando hubo candidatas que no presentaron propuestas de ninguna índole, aun con tantas necesidades que tiene el Cesar por resolver y que el elector quería escuchar sus soluciones, a cambio de ello, se dedicaron a los señalamientos, a endilgar acusaciones, a incluir a sus familiares, madres, padres, hermanos, esposos, en escenarios vergonzosos sin tener nada que ver, convirtieron el debate en una carnicería en donde las vísceras fueron las más vendidas… y se equivocaron, cuando el Cesar necesita tener una gobernadora decente en todo el sentido de la palabra.
Claudia Margarita necesitaba ser diputada para poder ser gobernadora, ella conoció en desnudo el departamento en estos 4 años, algo que le va a facilitar actuar con eficiencia para satisfacer la necesidades básicas insatisfechas que tiene el Cesar, es decir, tiene la experiencia, el talante y el carácter, para demostrar que era necesario que el cambio fuera a través de una mujer, indicando que para ser escuchada no era necesario vulgarizarse, sino actuar con prudencia y delicadeza como suelen actuar las damas
Ella logró captar la atención, con su sencillez, con su forma y manera de decir las cosas, con un liderazgo sin egoísmo y sobre todo poniendo en práctica que la plata no lo es todo, que para llegar al poder no es necesario mostrar riqueza económica para hacer sentir incapaz a los demás.
Hizo silencio en el momento indicado para no responder ofensas y ataques por muy duras que fueran y no se dejó provocar de aquellas candidatas que lo que querían eran convertir el proselitismo en una plaza de mercado y de esta manera hacerse notar.
El Cesar está ávido de liderazgos nuevos, de que se administren los recursos del presupuesto de otra manera, de que se le cumpla a las comunidades el deseo de contar, con un gobierno que no distinga si son azules, rojos o amarillos, que nuestros profesionales tengan oportunidad en su territorio.
Que se pueda vivir en un departamento donde el campesino, ganadero, comerciante, se desprenda de un miedo que ha convertido el Cesar en improductivo y es ahí donde gana Claudia Margarita, porque no está pensando en una derrota de sus adversarios sino en declarar la libertad para los cesarenses.
Si llegare atinar con mi vaticinio, Claudia Margarita estará vigilada constantemente en su gestión como gobernadora y tiene el reto de demostrar que valió la pena esa lucha para no volver a un nefasto pasado, le recuerdo, que los pecados de cada quien serán juzgados por su tamaño.
Por: Emiliano Piedrahita Porras.