El país sigue recordando la peor tragedia natural que en menos de una hora se llevó todo a su paso y arrasó con el municipio por completo.
35 años han pasado desde que el municipio de Armero, Tolima, fue sepultado por una avalancha de agua, árboles, lodo, rocas y cenizas que causó la muerte de 25.000 personas, como consecuencia de la erupción del Nevado del Ruiz, el 13 de noviembre de 1985.
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Como todos los años, este 2020 se realizarán misas y celebraciones en honor de las víctimas y de aquellas familias que aún están desaparecidas. Por la pandemia de la covid-19 los homenajes serán discretos y guardando los protocolos de bioseguridad.
35 años después, el país sigue recordando la peor tragedia natural que en menos de una hora se llevó todo a su paso y arrasó con el municipio de Armero, un pueblo agrícola, ubicado a orillas de la carretera central entre Mariquita y Honda del que solo quedan recuerdos y las ruinas de algunas edificaciones que son visitadas por turistas de varias partes del mundo.
En noviembre de 2014, EL PILÓN publicó la historia de una familia de Nohora Garzón, quienes vivieron de cerca la tragedia y contaron cómo hicieron para poder salvarse.
Según contó Garzón hace seis años, la noche del 13 de noviembre de 1985 ella, su nuera y tres hijos se acostaron a dormir como de costumbre a las 10:15 de la noche, cuando al poco tiempo una vecina les alertó sobre la tierra y ceniza que caía sobre el municipio en esos momentos.
“A esa hora nosotros dormíamos tranquilamente, una vecina comenzó a gritar para alertarnos sobre la cantidad de tierra que caía sobre Armero, de inmediato levanté a quienes me acompañaban en ese momento, corrimos hacia una loma que quedaba a la vuelta de la casa, no tuvimos tiempo de recoger nada, solo alcancé a traerme una cobija y nada más, me fui descalza porque en medio de la angustia se me perdió una de mis chancletas, nos salvamos de puro milagro”, dijo Nohora Garzón.
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Añadió: “Eso duró entre 15 y 20 minutos, cuando todo parecía haber terminado, mandé a mi hijo Ricardo para que cerrara la puerta de la casa, fueron momentos de angustia porque él tampoco aparecía, pero qué va… todo quedó plano”.
La mujer contó a EL PILÓN que su mamá, una de sus hermanas y seis sobrinos no alcanzaron a reaccionar y murieron por la avalancha que bajó por el río La Lunilla. “Ellos murieron porque vivían para el centro, Francisco se salvó porque ese día le dio fiebre y durmió en mi casa, de lo contrario hubiera corrido la misma suerte”, dijo.
La niña Omaira Sánchez se convirtió en el símbolo de la tragedia de Armero. Durante tres días luchó por su vida tras quedar parte de su cuerpo atrapada en los escombros de la avalancha que descendió por el río La Lagunilla.
Su imagen y su esperanza por vivir le dieron la vuelta al mundo tras las labores insuficientes de rescate, siendo una de las historias más tristes de la tragedia.
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“Sí señor, yo siento que estoy pisando carne y esa es mi tía, y ojalá que no sea mi papá ni tampoco mi hermano”, dijo la niña a los socorristas que buscaban la manera de quitar lo que parecía ser una puerta y varios artefactos de madera que no la dejaban salir, según datos documentados por El Tiempo.
El país sigue recordando la peor tragedia natural que en menos de una hora se llevó todo a su paso y arrasó con el municipio por completo.
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Según contó Garzón hace seis años, la noche del 13 de noviembre de 1985 ella, su nuera y tres hijos se acostaron a dormir como de costumbre a las 10:15 de la noche, cuando al poco tiempo una vecina les alertó sobre la tierra y ceniza que caía sobre el municipio en esos momentos.
“A esa hora nosotros dormíamos tranquilamente, una vecina comenzó a gritar para alertarnos sobre la cantidad de tierra que caía sobre Armero, de inmediato levanté a quienes me acompañaban en ese momento, corrimos hacia una loma que quedaba a la vuelta de la casa, no tuvimos tiempo de recoger nada, solo alcancé a traerme una cobija y nada más, me fui descalza porque en medio de la angustia se me perdió una de mis chancletas, nos salvamos de puro milagro”, dijo Nohora Garzón.
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Añadió: “Eso duró entre 15 y 20 minutos, cuando todo parecía haber terminado, mandé a mi hijo Ricardo para que cerrara la puerta de la casa, fueron momentos de angustia porque él tampoco aparecía, pero qué va… todo quedó plano”.
La mujer contó a EL PILÓN que su mamá, una de sus hermanas y seis sobrinos no alcanzaron a reaccionar y murieron por la avalancha que bajó por el río La Lunilla. “Ellos murieron porque vivían para el centro, Francisco se salvó porque ese día le dio fiebre y durmió en mi casa, de lo contrario hubiera corrido la misma suerte”, dijo.
La niña Omaira Sánchez se convirtió en el símbolo de la tragedia de Armero. Durante tres días luchó por su vida tras quedar parte de su cuerpo atrapada en los escombros de la avalancha que descendió por el río La Lagunilla.
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“Sí señor, yo siento que estoy pisando carne y esa es mi tía, y ojalá que no sea mi papá ni tampoco mi hermano”, dijo la niña a los socorristas que buscaban la manera de quitar lo que parecía ser una puerta y varios artefactos de madera que no la dejaban salir, según datos documentados por El Tiempo.