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Columnista - 21 junio, 2023

Se busca un Franco Ovalle                                                                     

Casi secuestrado por la desesperanza política que los corruptos compran con los dineros públicos, me decía un gran amigo que el gobierno departamental estaba haciendo obras, cuyo impacto se iba a contar voto a voto en una aplastante mayoría en las próximas elecciones. 

Casi secuestrado por la desesperanza política que los corruptos compran con los dineros públicos, me decía un gran amigo que el gobierno departamental estaba haciendo obras, cuyo impacto se iba a contar voto a voto en una aplastante mayoría en las próximas elecciones. 

Ahí recordé a otro no tan cercano, este con pose intelectualoide criolla, quien con el mismo criterio en su momento ponderaba los alcances de la sede Caribe de la Universidad Nacional, habilidosamente evadiendo las acomodadas adiciones, los sobrecostos y pícaras triquiñuelas en el suministro de los materiales de construcción, que en otro tiempo, esta misma administración implementó para apropiarse de los dineros públicos.  

También pasó por mi cabeza el rimbombante anuncio de los cincuenta millones de pesos para las Juntas de Acción Comunal, entendido inicialmente como la sana oportunidad de que las asociaciones comunitarias ejecutaran sus partidas, aunque la felicidad a algunos les duró poco, porque con el convenio también llegó el contratista y se fue la esperanza de que algunas ganancias salieran de los mismos bolsillos y quedaran en el pueblo. 

Y para seguir en el descarado estilo de gobierno, echando un rápida mirada por el Centro Cultural de la Música Vallenata, encontramos que del ‘pan y circo’ de los romanos acá solo recibimos el circo, cada cierto tiempo montan un costoso espectáculo para develar una estatua de cera, en el que resalta las calidades artísticas del escultor, mientras nuestros gestores ven esfumarse de su bienestar los $146.277 millones de pesos del valor inicial del contrato, más los $65.598 millones de la adición, total, $211.875 millones de pesos gastados en una mole de cemento, además de mal ubicada dentro del urbanismo de la ciudad, totalmente insustancial en el fomento de las economías culturales que apalancarán la revolución del arte, mínimo logro ante nuestro talento ancestral.   

En fin, colegios con sobrecostos, vías inconclusas, acueductos abandonados y demás embelecos para gastar robustas regalías, que a fuerza de la costumbre han convertido el cemento en el fin y no en el medio para alcanzar el bienestar de las comunidades. 

Mientras tanto todos callados, vigilantes de que una migaja caiga de la insaciable mesa. Con pasmosa complicidad escuchamos sin chistar, “que robe pero que haga”, o simplemente con indiferencia soslayamos la armoniosa ecuación entre eficacia y eficiencia, propia del buen gobierno que utiliza menos inversión para lograr el mismo fin o la misma para alcanzar más metas. 

Afortunadamente cada vez son menos los engañados, ellos lo saben, por eso aún con todo el poderío económico y político que permite una perezosa y genuflexa clase política parroquial y la monarquía contractual por más de doce años de gobierno, necesitan de un candidato a la gobernación ajeno a su entorno familiar, con algún reconocimiento político, con un haber ético para armar las trapisondas contractuales y seguir aumentando sus fortunas, es decir, que sea un niño bueno y obediente. Definitivamente necesitan otro Franco Ovalle.

En esas está la casa de gobierno departamental o mejor dicho, la familia cuasi real que por años ostenta el poder en el departamento del Cesar. El casting ha estado movido, todo tipo de pelambres han desfilado en los suntuosos quioscos y perfumadas oficinas. Según dicen ya lo tienen escogido, las características son muy parecidas al anterior, un buen muchacho, lo que no sé, es si tenga el músculo financiero que soporte las hipotecas a firmar como amparo a emancipaciones futuras.   

En todo caso, la última palabra la tienes tú que estás leyendo este artículo en este momento. Con tu voto escoges seguir siendo parte de un feudo al que le van a ordeñar hasta la última gota de sus recursos, hoy robustos por las regalías del carbón pero mañana inciertos ante la dinámica energética mundial, o das el paso a la libertad haciendo parte de la elección de tu futuro. Por los actuales candidatos no te preocupes, que quien llegue es mejor que lo que hay. Atrévete. Fuerte abrazo.

Columnista
21 junio, 2023

Se busca un Franco Ovalle                                                                     

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Casi secuestrado por la desesperanza política que los corruptos compran con los dineros públicos, me decía un gran amigo que el gobierno departamental estaba haciendo obras, cuyo impacto se iba a contar voto a voto en una aplastante mayoría en las próximas elecciones. 


Casi secuestrado por la desesperanza política que los corruptos compran con los dineros públicos, me decía un gran amigo que el gobierno departamental estaba haciendo obras, cuyo impacto se iba a contar voto a voto en una aplastante mayoría en las próximas elecciones. 

Ahí recordé a otro no tan cercano, este con pose intelectualoide criolla, quien con el mismo criterio en su momento ponderaba los alcances de la sede Caribe de la Universidad Nacional, habilidosamente evadiendo las acomodadas adiciones, los sobrecostos y pícaras triquiñuelas en el suministro de los materiales de construcción, que en otro tiempo, esta misma administración implementó para apropiarse de los dineros públicos.  

También pasó por mi cabeza el rimbombante anuncio de los cincuenta millones de pesos para las Juntas de Acción Comunal, entendido inicialmente como la sana oportunidad de que las asociaciones comunitarias ejecutaran sus partidas, aunque la felicidad a algunos les duró poco, porque con el convenio también llegó el contratista y se fue la esperanza de que algunas ganancias salieran de los mismos bolsillos y quedaran en el pueblo. 

Y para seguir en el descarado estilo de gobierno, echando un rápida mirada por el Centro Cultural de la Música Vallenata, encontramos que del ‘pan y circo’ de los romanos acá solo recibimos el circo, cada cierto tiempo montan un costoso espectáculo para develar una estatua de cera, en el que resalta las calidades artísticas del escultor, mientras nuestros gestores ven esfumarse de su bienestar los $146.277 millones de pesos del valor inicial del contrato, más los $65.598 millones de la adición, total, $211.875 millones de pesos gastados en una mole de cemento, además de mal ubicada dentro del urbanismo de la ciudad, totalmente insustancial en el fomento de las economías culturales que apalancarán la revolución del arte, mínimo logro ante nuestro talento ancestral.   

En fin, colegios con sobrecostos, vías inconclusas, acueductos abandonados y demás embelecos para gastar robustas regalías, que a fuerza de la costumbre han convertido el cemento en el fin y no en el medio para alcanzar el bienestar de las comunidades. 

Mientras tanto todos callados, vigilantes de que una migaja caiga de la insaciable mesa. Con pasmosa complicidad escuchamos sin chistar, “que robe pero que haga”, o simplemente con indiferencia soslayamos la armoniosa ecuación entre eficacia y eficiencia, propia del buen gobierno que utiliza menos inversión para lograr el mismo fin o la misma para alcanzar más metas. 

Afortunadamente cada vez son menos los engañados, ellos lo saben, por eso aún con todo el poderío económico y político que permite una perezosa y genuflexa clase política parroquial y la monarquía contractual por más de doce años de gobierno, necesitan de un candidato a la gobernación ajeno a su entorno familiar, con algún reconocimiento político, con un haber ético para armar las trapisondas contractuales y seguir aumentando sus fortunas, es decir, que sea un niño bueno y obediente. Definitivamente necesitan otro Franco Ovalle.

En esas está la casa de gobierno departamental o mejor dicho, la familia cuasi real que por años ostenta el poder en el departamento del Cesar. El casting ha estado movido, todo tipo de pelambres han desfilado en los suntuosos quioscos y perfumadas oficinas. Según dicen ya lo tienen escogido, las características son muy parecidas al anterior, un buen muchacho, lo que no sé, es si tenga el músculo financiero que soporte las hipotecas a firmar como amparo a emancipaciones futuras.   

En todo caso, la última palabra la tienes tú que estás leyendo este artículo en este momento. Con tu voto escoges seguir siendo parte de un feudo al que le van a ordeñar hasta la última gota de sus recursos, hoy robustos por las regalías del carbón pero mañana inciertos ante la dinámica energética mundial, o das el paso a la libertad haciendo parte de la elección de tu futuro. Por los actuales candidatos no te preocupes, que quien llegue es mejor que lo que hay. Atrévete. Fuerte abrazo.