ANNELISE BARRIGA RAMIREZ
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Unidos bajo la pasión que les despierta ejecutar el acordeón, sin tener en cuenta los rincones de donde provienen, los invitados al Encuentro Mundial de Músicas de Acordeón 2013, harán gala de sus aptitudes artísticas en la Escuela de Bellas Artes.

La cita es hoy a las 7:00 de la noche, donde rendirán tributo a  Jacob Luque García, quien fue el primer importador en Valledupar de acordeones Hohner. Allí estarán Marito Coria, de Argentina; Silvio Previale, de Uruguay; Max Zapata, de Panamá; Charles Párraga, de Australia; Lácides Romero y Francisco Rivera, de Colombia; y Walter Gialdi, de Argentina.

El Pilón dialogó con Sergio Araújo Baldivieso, un acordeonista de Uruguay, quien toca por afición, y esto lo combina con su profesión de Odontólogo y docente universitario.

El Pilón: ¿Qué tiene previsto exhibir en el Encuentro?

Sergio Araújo Baldivieso: Lo que hago es tocar folclor uruguayo en sus diferentes ritmos, en cuanto a música de campo se refiere, pues provengo de un pueblo de Uruguay (Lascano-Rocha).

También expondré sonidos uruguayos mezclados con los de las regiones cercanas como el Brasil y ritmos traídos por los inmigrantes, que fueron los que trajeron el acordeón a Uruguay, como el candombe, aunque falta el elemento principal del mismo que es la percusión.  

El candombe es tocado con tres tipos de tambores: chico, repico y piano. No es una música de mucho virtuosismo, pero tiene un ‘condimento’ especial que invita a bailar.
 
EP: ¿Cuántas personas conforman su delegación?

SAB: Somos 11 acordeonistas y un percusionista que vino con un cajón peruano, por la versatilidad que le ofrece este instrumento. Cuando toquemos juntos haremos obras de autores uruguayos que pasan por el tango, vals, polca y candombe, para un muestreo de la música de Uruguay.

EP: ¿Qué tan representativo es el acordeón en Uruguay?

SAB: El acordeón tuvo un proceso de mucho auge cuando estaban los italianos con sus instrumentos. Después algunos integrantes de la segunda generación mantuvieron la tradición, pero se estaba perdiendo.

Ahora se está reviviendo un poco. Allá el protagonismo se centra en la guitarra; abundan los guitarristas y es difícil conseguir un buen acordeonista.

EP: ¿Por qué cree que ocurre este fenómeno?

SAB: En estos momentos en Uruguay no se ven muchos acordeonistas jóvenes; la mayoría son de 55 a 60 años, quienes se han puesto en campaña de recuperar la música que escuchaban cuando eran chicos. Tampoco hay muchas escuelas que enseñen este instrumento”. 

EP: ¿Qué le ha gustado de Valledupar?

SAB: Me dejó impresionado el nivel y dedicación de Los Niños del Turco Gil. Son niños y jóvenes que le dedican ocho o más horas diarias a practicar el instrumento. Escuelas con 3.000 estudiantes es algo impresionante; allá (en Uruguay) no tenemos algo parecido, ese número para nosotros es inimaginable. Me ha sorprendido ver la fuerza del instrumento en esta región.

EP: De la cultura vallenata ¿qué conocía?

SAB: Había escuchado vallenatos. Este género musical llegó en Uruguay con ‘La gota fría’ de Carlos Vives. Siempre me llamó la atención ver diferentes tipos de acordeones. Veía documentales y videos por Youtube.

Invitados cuentan sus experiencias

Los acordeonistas que por estos días visitan Valledupar, dialogaron ayer con los medios de comunicación, contando pormenores de su cultura y de lo significativo que es para ellos este tipo de encuentros.

También exhortaron a las autoridades gubernamentales a respaldar a sus músicos,  para que se ‘nutran’ en eventos realizados en diferentes partes del continente, donde está ausente la delegación colombiana.