El taekwondoga vallenato terminó prematuramente su paso por las olimpiadas de Río de Janeiro tras ser derrotado en su primera pelea ante el portugués Rui Braganca.
El sueño olímpico de Óscar Muñoz y de todos los vallenatos terminó en la mañana de ayer, tras el final de la fugaz actuación del taekwondoga en Río 2016. El medallista de bronce de las olimpiadas de Londres 2012 le dijo ‘adiós’ a las competencias más importantes del mundo luego de ser vencido en su primer combate ante el actual campeón europeo y tercero del ranking olímpico, el portugués Rui Braganca.
El deportista vallenato tuvo que enfrentarse en los octavos de final de la eliminatoria de 16, categoría hasta los 58 kilogramos, ante un rival que mostró superioridad desde que empezó a correr el cronometro del combate; un oponente que mantuvo la iniciativa, que buscó dominar el enfrentamiento aplicando ataques contundentes en la cabeza y que le impidió ejecutar sus movimientos, sus técnicas y demostrar sus habilidades.
La disputa terminó en el segundo round, con un marcador de 14-2 a favor de Braganca, lo cual dejó a Óscar con el sabor amargo de la derrota y con el pesar de la eliminación directa del torneo, pues la victoria del portugués lo dejo sin la opción de luchar en las rondas de repechaje para subirse nuevamente al podio olímpico con el metal de bronce.
Mientras él actuaba en Río, su familia, sus amigos, sus compañeros y sus personas más allegadas se reunían en su casa con la ilusión de verlo en lo más alto de la cúspide, como lo han hecho los demás medallistas olímpicos de Londres como Caterine Ibargüen, Óscar Figueroa y Yuri Alvear, pero la derrota no solo lo tomó por sorpresa a él sino también a todos aquellos que con la esperanza puesta en Dios apostaban por otra gran hazaña de Muñoz.
“Me siento un poco adolorido sin estar golpeado porque yo no esperaba que ese portugués fuera a sacar tanta ventaja desde el principio. Pero todos se preparan para el mismo objetivo, sino se logró hoy, queda vida por delante y en otra ocasión será. Lo vi muy tímido, no hizo los lanzamientos que él hace, no hacia los giros, no lo vi pelear ni intimidar a su contrincante, solo amagues. Lo vi indeciso, lo vi inseguro; lastimosamente no se dieron la cosas, pero no sé qué pudo haberle pasado porque preparado si estaba”, dijo entristecido su padre, Pompilio Muñoz.
Pese a su prematuro paso por las olimpiadas de Río, el taekwondoga de 23 años, nacido en El Difícil, formado y criado en Valledupar, aun se perfila como una ‘carta’ de Colombia para para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
“Hay que reconocer que no se vio al Óscar que conocemos, si le faltó algo. Pero ese resultado muestran de la falta de preparación que hubo por parte de la Federación que no creyó en él, que fue muy dura con él, que no lo apoyó como se hizo en el 2012 y que hasta hace poco seguía sin darle las condiciones para que brillara con la misma intensidad con la que lo hizo en Londres. Por eso es importante que no lo juzguen porque nadie sabe la lucha que tuvo él para llegar hasta allá”.
Por Daniela Marbello / EL PILÓN
[email protected]
El taekwondoga vallenato terminó prematuramente su paso por las olimpiadas de Río de Janeiro tras ser derrotado en su primera pelea ante el portugués Rui Braganca.
El sueño olímpico de Óscar Muñoz y de todos los vallenatos terminó en la mañana de ayer, tras el final de la fugaz actuación del taekwondoga en Río 2016. El medallista de bronce de las olimpiadas de Londres 2012 le dijo ‘adiós’ a las competencias más importantes del mundo luego de ser vencido en su primer combate ante el actual campeón europeo y tercero del ranking olímpico, el portugués Rui Braganca.
El deportista vallenato tuvo que enfrentarse en los octavos de final de la eliminatoria de 16, categoría hasta los 58 kilogramos, ante un rival que mostró superioridad desde que empezó a correr el cronometro del combate; un oponente que mantuvo la iniciativa, que buscó dominar el enfrentamiento aplicando ataques contundentes en la cabeza y que le impidió ejecutar sus movimientos, sus técnicas y demostrar sus habilidades.
La disputa terminó en el segundo round, con un marcador de 14-2 a favor de Braganca, lo cual dejó a Óscar con el sabor amargo de la derrota y con el pesar de la eliminación directa del torneo, pues la victoria del portugués lo dejo sin la opción de luchar en las rondas de repechaje para subirse nuevamente al podio olímpico con el metal de bronce.
Mientras él actuaba en Río, su familia, sus amigos, sus compañeros y sus personas más allegadas se reunían en su casa con la ilusión de verlo en lo más alto de la cúspide, como lo han hecho los demás medallistas olímpicos de Londres como Caterine Ibargüen, Óscar Figueroa y Yuri Alvear, pero la derrota no solo lo tomó por sorpresa a él sino también a todos aquellos que con la esperanza puesta en Dios apostaban por otra gran hazaña de Muñoz.
“Me siento un poco adolorido sin estar golpeado porque yo no esperaba que ese portugués fuera a sacar tanta ventaja desde el principio. Pero todos se preparan para el mismo objetivo, sino se logró hoy, queda vida por delante y en otra ocasión será. Lo vi muy tímido, no hizo los lanzamientos que él hace, no hacia los giros, no lo vi pelear ni intimidar a su contrincante, solo amagues. Lo vi indeciso, lo vi inseguro; lastimosamente no se dieron la cosas, pero no sé qué pudo haberle pasado porque preparado si estaba”, dijo entristecido su padre, Pompilio Muñoz.
Pese a su prematuro paso por las olimpiadas de Río, el taekwondoga de 23 años, nacido en El Difícil, formado y criado en Valledupar, aun se perfila como una ‘carta’ de Colombia para para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
“Hay que reconocer que no se vio al Óscar que conocemos, si le faltó algo. Pero ese resultado muestran de la falta de preparación que hubo por parte de la Federación que no creyó en él, que fue muy dura con él, que no lo apoyó como se hizo en el 2012 y que hasta hace poco seguía sin darle las condiciones para que brillara con la misma intensidad con la que lo hizo en Londres. Por eso es importante que no lo juzguen porque nadie sabe la lucha que tuvo él para llegar hasta allá”.
Por Daniela Marbello / EL PILÓN
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