Huertas caseras dan sus primeros frutos. 1.530 familias se benefician con el programa del Departamento para la Prosperidad Social (DPS) en varias zonas del Cesar.
Un pedazo de patilla recién recogida para refrescarse tiene un dulce y fresco sabor que ayuda a bajar la temperatura del cuerpo y mucho mejor si viene de una huerta cultivada en la propia casa. El jugo de la patilla chorrea por las manos de sus cultivadores, los participantes del encuentro motivacional organizado por el DPS y el programa Red de Seguridad Alimentaria en Chimichagua.

El fruto que saborearon fue el resultado de la primera cosecha del cultivo demostrativo en este municipio cesarense, similar a las que hay en El Copey y Pueblo Bello, en donde más de 1.500 familias establecen huertas caseras para producir alimentos para su propio consumo.
En los encuentros motivacionales, que se desarrollan a manera de día de campo, los participantes reciben capacitación en cuanto a la manipulación de semillas, sistemas de siembra y montaje de huerta en un intercambio de los conocimientos de los técnicos con los campesinos. Así mismo, a los beneficiarios se les entregan insumos para el acondicionamiento de sus huertas.
Durante el transcurso del programa de seguridad alimentaria, el DPS hace un acompañamiento a los predios de los participantes para verificar la evolución de las huertas, avance de semilleros y la puesta en práctica de las enseñanzas compartidas en los encuentros motivacionales.

La Red de Seguridad Alimentaria es el programa del DPS que promueve entre la población el consumo de alimentos a partir de la siembra en huertas caseras, fomenta hábitos alimenticios saludables y suministra los materiales y la capacitación necesaria para la producción de los alimentos.
Cabe resaltar que el Departamento para la Prosperidad Social es la entidad que coordina y ejecuta las políticas, programas y proyectos para la superación de la pobreza, la inclusión social, la reconciliación, la recuperación de territorios y la atención y reparación a víctimas de la violencia.

Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
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