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Columnista - 25 julio, 2020

Se acabaron las licitaciones tipo sastre

Se había convertido en una práctica común encontrar procesos licitatorios en los que el resultado era la celebración de un contrato, de cualquier índole, en el que sólo se había presentado un único proponente el cual cumplía a la perfección con todos los requisitos habilitantes establecidos en los pliegos de condiciones y, que de entrada […]

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Se había convertido en una práctica común encontrar procesos licitatorios en los que el resultado era la celebración de un contrato, de cualquier índole, en el que sólo se había presentado un único proponente el cual cumplía a la perfección con todos los requisitos habilitantes establecidos en los pliegos de condiciones y, que de entrada dejaba por fuera a cualquiera que en igualdad de condiciones pretendiera participar.

Y es que se había perdido por completo el sentido del legislador cuando se expidió el Estatuto General de Contratación -ley 80 de 1993-, en el que se estableció que las actuaciones de quienes intervengan en la contratación pública se desarrollarán con arreglo a los principios de transparencia, economía y responsabilidad y de conformidad con los postulados que rigen la función administrativa; y del principio de selección objetiva de que trata la ley 1150 de 2007, porque pese a que estos se señalaban en todos los pliegos de condiciones, de ahí a cumplirse se estaba lejos de la realidad.

Lo común al revisar en la plataforma secop era encontrarse con procesos de selección de contratistas, ajustados no a la necesidad de la entidad estatal, sino del futuro contratista, al que se le elaboraban unos pliegos tipo sastre, a la medida.

Enhorabuena el Gobierno nacional esta semana sancionó la ley que pondrá fin a este tipo de pliegos, con la implementación de pliegos tipo, y aunque resulte un trago amargo para quienes durante muchos años monopolizaron los procesos contractuales, es un futuro prometedor para miles de empresarios, grandes, medianos y pequeños a quienes se les cerraba la puerta antes de permitirles tocar, al limitar de tal manera los pliegos de condiciones en los que se establecían los requisitos para participar, que ni siquiera presentaban sus propuestas.

Con la sanción de la ley de Pliegos Tipo, se da un duro golpe a la corrupción, al convertirse en una herramienta que garantizará el cumplimiento del principio de transparencia y selección objetiva, que representará mayor competitividad entre los proponentes y en consecuencia mejorará los ofrecimientos a las entidades públicas, representados estos en posibles ahorros.

Celebro la expedición de esta ley, con la que se acabarán los pliegos tipo sastre, la monopolización de contratos y la contratación a dedo disfrazada de transparente y objetiva.

Con los pliegos tipo se deja noqueados a los contratistas de obra inconclusas o de baja calidad, a los contratistas que han abusado del PAE, a los de mal comportamiento en los paquetes nutricionales, e irregular manejo de suministros de elementos médicos, entre otros.

Los pliegos tipo darán mayor participación en procesos de selección de contratistas y están llamados a acabar con una parte de la corrupción.

En todo el texto de esta columna, hablo de conductas irregulares pasadas, como si las vulgares, reprochables y delincuenciales prácticas, fueran un asunto de tiempo atrás. Lo hago partiendo del optimismo, pero la realidad es que son situaciones recientes en las que se han involucrados contratistas y servidores públicos corruptos, quienes a partir del precepto “esto es nuestro”, han hecho lo que han querido. Esos son los verdaderos traquetos.

¡Hasta nunca pliegos sastre, bienvenidos pliegos tipo!

Columnista
25 julio, 2020

Se acabaron las licitaciones tipo sastre

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Antonio Soto Murgas

Se había convertido en una práctica común encontrar procesos licitatorios en los que el resultado era la celebración de un contrato, de cualquier índole, en el que sólo se había presentado un único proponente el cual cumplía a la perfección con todos los requisitos habilitantes establecidos en los pliegos de condiciones y, que de entrada […]


Se había convertido en una práctica común encontrar procesos licitatorios en los que el resultado era la celebración de un contrato, de cualquier índole, en el que sólo se había presentado un único proponente el cual cumplía a la perfección con todos los requisitos habilitantes establecidos en los pliegos de condiciones y, que de entrada dejaba por fuera a cualquiera que en igualdad de condiciones pretendiera participar.

Y es que se había perdido por completo el sentido del legislador cuando se expidió el Estatuto General de Contratación -ley 80 de 1993-, en el que se estableció que las actuaciones de quienes intervengan en la contratación pública se desarrollarán con arreglo a los principios de transparencia, economía y responsabilidad y de conformidad con los postulados que rigen la función administrativa; y del principio de selección objetiva de que trata la ley 1150 de 2007, porque pese a que estos se señalaban en todos los pliegos de condiciones, de ahí a cumplirse se estaba lejos de la realidad.

Lo común al revisar en la plataforma secop era encontrarse con procesos de selección de contratistas, ajustados no a la necesidad de la entidad estatal, sino del futuro contratista, al que se le elaboraban unos pliegos tipo sastre, a la medida.

Enhorabuena el Gobierno nacional esta semana sancionó la ley que pondrá fin a este tipo de pliegos, con la implementación de pliegos tipo, y aunque resulte un trago amargo para quienes durante muchos años monopolizaron los procesos contractuales, es un futuro prometedor para miles de empresarios, grandes, medianos y pequeños a quienes se les cerraba la puerta antes de permitirles tocar, al limitar de tal manera los pliegos de condiciones en los que se establecían los requisitos para participar, que ni siquiera presentaban sus propuestas.

Con la sanción de la ley de Pliegos Tipo, se da un duro golpe a la corrupción, al convertirse en una herramienta que garantizará el cumplimiento del principio de transparencia y selección objetiva, que representará mayor competitividad entre los proponentes y en consecuencia mejorará los ofrecimientos a las entidades públicas, representados estos en posibles ahorros.

Celebro la expedición de esta ley, con la que se acabarán los pliegos tipo sastre, la monopolización de contratos y la contratación a dedo disfrazada de transparente y objetiva.

Con los pliegos tipo se deja noqueados a los contratistas de obra inconclusas o de baja calidad, a los contratistas que han abusado del PAE, a los de mal comportamiento en los paquetes nutricionales, e irregular manejo de suministros de elementos médicos, entre otros.

Los pliegos tipo darán mayor participación en procesos de selección de contratistas y están llamados a acabar con una parte de la corrupción.

En todo el texto de esta columna, hablo de conductas irregulares pasadas, como si las vulgares, reprochables y delincuenciales prácticas, fueran un asunto de tiempo atrás. Lo hago partiendo del optimismo, pero la realidad es que son situaciones recientes en las que se han involucrados contratistas y servidores públicos corruptos, quienes a partir del precepto “esto es nuestro”, han hecho lo que han querido. Esos son los verdaderos traquetos.

¡Hasta nunca pliegos sastre, bienvenidos pliegos tipo!