Con la expresión latina del título,  se ha dicho que el ingenioso Erasmo de Róterdam, solía terminar el rezo del Santo Rosario. 

En las próximas columnas– algo en esta, si no supero los caracteres cuyo número debo respetar,  por el canon del periódico–me propongo vertir una breve semblanza del filósofo Sócrates que hace el escritor Álvaro Uribe Rueda ( 1823–2007 ) en su espléndido libro Bizancio, el Dique Iluminado; del que me gozo mucho, pues tuve la fortuna de constatar, en la actual Turquía, variadas huellas de su riqueza histórica, cuando hube de visitar sus comarcas y mares territoriales, El Ponto Euxino y el Mediterráneo. Se trata nada menos que de las glorias del Imperio Romano del Oriente, en el que el poder político y religioso cristiano se llevaban de la mano. 

Seré reiterativo con la palabra filosofía.  Estoy convencido que no puede haber política buena sin buena filosofía, y esto fue lo  que se propuso Sócrates, con la aún entrega sacrificial de su vida noble; gobierno donde la filosofía no exista, será un gobierno manipulador ; en el que ya no existiría el concepto humanista del hombre y cualquiera podría entrar al saco de su humanidad. Sin filosofía no se podría gobernar a los hombres, ni reorientar una política decadente. 

Solo una clase dirigente política y moralmente capacitada puede marcar el rumbo apropiado, sin el cual se extinguen las naciones. 

En la actualidad las gentes son esclavas de la manipulación política de los dirigentes. Es una nueva esclavitud. En el presente hay toda clase de manipulaciones en el mundo. La gente debe aprender a filosofar para evitar ser manipulada. La filosofía es propia del género  humano; donde no hay filosofía  campea la irracionalidad. Sin filosofía hay manipulación. 

Alguna vez el poeta romántico nicaragüense Rubén Dario ( 1867–1916 ) dijo:  ¿Quién que es no es romántico?; hoy podemos decir: Quién que es no es objeto  de manipulación? Quieres un ejemplo: mira la televisión; oye hablar a un politiquero. 

El espacio de esta columna no me permite avanzar más, de modo que queda para las próximas la reseña prometida, que va desde la vida filosófica de Sócrates hasta su condena a muerte, y ejecución de ella, en olor filosofal. Desde los montes de Pueblo Bello. [email protected]