I San Isidro Labrador, patrono de las cosechas; ven, bendice en esta fecha a todo agricultor. Llena de paz y amor la bella tierra atanquera y a toda Colombia entera que hoy reclaman tu voz, porque esta tierra de Dios sueña con la primavera. II Te mira el pueblo atanquero de frente, no […]
I
San Isidro Labrador,
patrono de las cosechas;
ven, bendice en esta fecha
a todo agricultor.
Llena de paz y amor
la bella tierra atanquera
y a toda Colombia entera
que hoy reclaman tu voz,
porque esta tierra de Dios
sueña con la primavera.
II
Te mira el pueblo atanquero
de frente, no de soslayo,
el día quince de mayo
te veneran con esmero.
Con esplendor de un lucero
Tu fe así nos ilumina,
y el campesino camina
en sus cultivos floridos;
vive de Ti agradecido
por tu presencia divina.
III
San Isidro Labrador,
protector de las labranzas,
abona nuestra esperanza
con tu fe de redentor.
Que en cada esquina una flor
en este pueblo germine,
y en perfumados jardines
suenen gaitas y carrizos,
canten indios y mestizos
con alma de querubines.
IV
Que canten los atanqueros:
¡San Isidro Labrador!
quita el agua y pon el sol,
cuando el invierno es severo.
Este es un pueblo sincero
muy religioso y creyente,
con alma de penitente
camina la procesión,
y su regia condición
es ser amable y decente.
Por José Atuesta Mindiola
I San Isidro Labrador, patrono de las cosechas; ven, bendice en esta fecha a todo agricultor. Llena de paz y amor la bella tierra atanquera y a toda Colombia entera que hoy reclaman tu voz, porque esta tierra de Dios sueña con la primavera. II Te mira el pueblo atanquero de frente, no […]
I
San Isidro Labrador,
patrono de las cosechas;
ven, bendice en esta fecha
a todo agricultor.
Llena de paz y amor
la bella tierra atanquera
y a toda Colombia entera
que hoy reclaman tu voz,
porque esta tierra de Dios
sueña con la primavera.
II
Te mira el pueblo atanquero
de frente, no de soslayo,
el día quince de mayo
te veneran con esmero.
Con esplendor de un lucero
Tu fe así nos ilumina,
y el campesino camina
en sus cultivos floridos;
vive de Ti agradecido
por tu presencia divina.
III
San Isidro Labrador,
protector de las labranzas,
abona nuestra esperanza
con tu fe de redentor.
Que en cada esquina una flor
en este pueblo germine,
y en perfumados jardines
suenen gaitas y carrizos,
canten indios y mestizos
con alma de querubines.
IV
Que canten los atanqueros:
¡San Isidro Labrador!
quita el agua y pon el sol,
cuando el invierno es severo.
Este es un pueblo sincero
muy religioso y creyente,
con alma de penitente
camina la procesión,
y su regia condición
es ser amable y decente.
Por José Atuesta Mindiola