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Columnista - 14 julio, 2020

¡Sálvese quien pueda!

Al momento de escribir esta columna, la foto del día covid 19 que oficialmente tenemos es de 5.083 nuevos casos de los 150.445 totales del país, 188 fallecidos de 5.307, mientras que 63.451 pacientes figuran como recuperados.  Estos datos son de Colombia. El departamento del Cesar cuenta con 1.505 eventos, de los cuales 34 han […]

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Al momento de escribir esta columna, la foto del día covid 19 que oficialmente tenemos es de 5.083 nuevos casos de los 150.445 totales del país, 188 fallecidos de 5.307, mientras que 63.451 pacientes figuran como recuperados.  Estos datos son de Colombia. El departamento del Cesar cuenta con 1.505 eventos, de los cuales 34 han fallecido y 796 por lo pronto han vencido la enfermedad.

Las cifras a nivel mundial alcanzan ribetes apocalípticos con un poco más de 12,7 millones de infectados y 566 mil muertos.  Por lo pronto en el país recogemos la imprudencia de un día sin IVA, la cual se ha matizado de acuerdo a la tendencia política, pero que de todas formas y vista por donde se le quiera mirar, no dejó de ser un irresponsable embeleco del gobierno que hoy tiene a las unidades de cuidados intensivos del país en alerta naranja con visos rojos.

Aunque no hay que culpar del todo al gobierno, porque los efectos de las medidas sanitarias y económicas, solo los determinará el comportamiento del impredecible virus, cuya incertidumbre es en últimas la que pende sobre nuestras cabezas como la espada de Damocles.

Algunos columnistas han tomado como referencia un estudio de la Universidad de Berkeley, la universidad pública más prestigiosa de Estados Unidos, para afirmar que la cuarentena ha evitado 30 millones de muertes y ponen como referencia negativa a Suecia, país que se negó a imponer un aislamiento estricto y que hoy alcanza 550 muertes por millón de habitantes, una de las cinco tasas de mortalidad por covid más altas del mundo.      

Al mismo tiempo que mencionan a Israel y Australia, quienes juiciosos se encerraron con resultados exitosos y cuando creían superada la pandemia, se relajaron hasta que los casos del mes de julio han obligado a confinarlos nuevamente. Esto quiere decir que no hay un protocolo capaz de garantizar el control de la morbimortalidad de la enfermedad.

Dependemos de la comunidad científica, el trabajo no ha parado, se hacen ingentes esfuerzos por dar rápidos resultados, pero la atipicidad del virus dificulta la labor.  Los medicamentos para combatir el Sars-Cov-2 apenas están en investigación y por lo que se sabe, no habrá vacuna antes de 12 meses, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció viable 139 proyectos y de éstos, 21 ya han superado la etapa inicial o sea que ya están haciendo pruebas en humanos.

Uno de los más adelantados lo desarrolla el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford (Reino Unido), la cual está en fase tres y participan miles de voluntarios, en ella se compara la evolución de los vacunados frente a los que no, se revisan datos estadísticos acerca de la efectividad y seguridad, y se detectan efectos secundarios. Los investigadores calculan su probabilidad de éxito en un 80 % y de resultar todo bien, podría estar disponible este año.

El otro proyecto pionero es el de Sinovac (China), el cual ha generado muchas expectativas porque utiliza virus inactivos purificados.  En el momento están reclutando voluntarios para las pruebas y lo destacable es que Brasil ya autorizó la inoculación de la vacuna experimental en ese país.  Contrasta esta aquiescencia con la derrotada arrogancia de su presidente, quien públicamente desestima el virus, pero ahora autoriza a estos dos proyectos para probar con sus coterráneos.  

Concluimos entonces que en tiempos de pandemia el populismo y la arrogancia son malas consejeras. Que la economía y la salud son complementarias y mantenerlas estable será el reto para los mandatarios. Que el confinamiento general ayuda, pero solo individualmente disminuiremos los riesgos de contraer la enfermedad. Literalmente estamos frente a un ‘sálvese quien pueda’. Un abrazo.

Columnista
14 julio, 2020

¡Sálvese quien pueda!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Al momento de escribir esta columna, la foto del día covid 19 que oficialmente tenemos es de 5.083 nuevos casos de los 150.445 totales del país, 188 fallecidos de 5.307, mientras que 63.451 pacientes figuran como recuperados.  Estos datos son de Colombia. El departamento del Cesar cuenta con 1.505 eventos, de los cuales 34 han […]


Al momento de escribir esta columna, la foto del día covid 19 que oficialmente tenemos es de 5.083 nuevos casos de los 150.445 totales del país, 188 fallecidos de 5.307, mientras que 63.451 pacientes figuran como recuperados.  Estos datos son de Colombia. El departamento del Cesar cuenta con 1.505 eventos, de los cuales 34 han fallecido y 796 por lo pronto han vencido la enfermedad.

Las cifras a nivel mundial alcanzan ribetes apocalípticos con un poco más de 12,7 millones de infectados y 566 mil muertos.  Por lo pronto en el país recogemos la imprudencia de un día sin IVA, la cual se ha matizado de acuerdo a la tendencia política, pero que de todas formas y vista por donde se le quiera mirar, no dejó de ser un irresponsable embeleco del gobierno que hoy tiene a las unidades de cuidados intensivos del país en alerta naranja con visos rojos.

Aunque no hay que culpar del todo al gobierno, porque los efectos de las medidas sanitarias y económicas, solo los determinará el comportamiento del impredecible virus, cuya incertidumbre es en últimas la que pende sobre nuestras cabezas como la espada de Damocles.

Algunos columnistas han tomado como referencia un estudio de la Universidad de Berkeley, la universidad pública más prestigiosa de Estados Unidos, para afirmar que la cuarentena ha evitado 30 millones de muertes y ponen como referencia negativa a Suecia, país que se negó a imponer un aislamiento estricto y que hoy alcanza 550 muertes por millón de habitantes, una de las cinco tasas de mortalidad por covid más altas del mundo.      

Al mismo tiempo que mencionan a Israel y Australia, quienes juiciosos se encerraron con resultados exitosos y cuando creían superada la pandemia, se relajaron hasta que los casos del mes de julio han obligado a confinarlos nuevamente. Esto quiere decir que no hay un protocolo capaz de garantizar el control de la morbimortalidad de la enfermedad.

Dependemos de la comunidad científica, el trabajo no ha parado, se hacen ingentes esfuerzos por dar rápidos resultados, pero la atipicidad del virus dificulta la labor.  Los medicamentos para combatir el Sars-Cov-2 apenas están en investigación y por lo que se sabe, no habrá vacuna antes de 12 meses, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció viable 139 proyectos y de éstos, 21 ya han superado la etapa inicial o sea que ya están haciendo pruebas en humanos.

Uno de los más adelantados lo desarrolla el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford (Reino Unido), la cual está en fase tres y participan miles de voluntarios, en ella se compara la evolución de los vacunados frente a los que no, se revisan datos estadísticos acerca de la efectividad y seguridad, y se detectan efectos secundarios. Los investigadores calculan su probabilidad de éxito en un 80 % y de resultar todo bien, podría estar disponible este año.

El otro proyecto pionero es el de Sinovac (China), el cual ha generado muchas expectativas porque utiliza virus inactivos purificados.  En el momento están reclutando voluntarios para las pruebas y lo destacable es que Brasil ya autorizó la inoculación de la vacuna experimental en ese país.  Contrasta esta aquiescencia con la derrotada arrogancia de su presidente, quien públicamente desestima el virus, pero ahora autoriza a estos dos proyectos para probar con sus coterráneos.  

Concluimos entonces que en tiempos de pandemia el populismo y la arrogancia son malas consejeras. Que la economía y la salud son complementarias y mantenerlas estable será el reto para los mandatarios. Que el confinamiento general ayuda, pero solo individualmente disminuiremos los riesgos de contraer la enfermedad. Literalmente estamos frente a un ‘sálvese quien pueda’. Un abrazo.