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Columnista - 22 febrero, 2012

Salvemos nuestros niños

Por: Silvia Betancourt Alliegro Esta es una convocatoria pública a todo humano adulto que haya nacido o que habite en Colombia. Ante la infamia de los muchos criminales sin Dios ni ley; que raptan, torturan, violan y asesinan lo más tierno, bello y maravilloso que el Señor nos obsequia, lo que nos queda por hacer […]

Por: Silvia Betancourt Alliegro

Esta es una convocatoria pública a todo humano adulto que haya nacido o que habite en Colombia.

Ante la infamia de los muchos criminales sin Dios ni ley; que raptan, torturan, violan y asesinan lo más tierno, bello y maravilloso que el Señor nos obsequia, lo que nos queda por hacer es actuar en bloque solidario.

Estamos demasiado callados y de brazos cruzados ante estos hechos que son los más tenebrosos que los pervertidos puedan imaginar y hacer con nuestra infancia.

Y así como el gobierno llama a denunciar a los sediciosos y narcotraficantes por dinero, yo, mujer colombiana que ama cada palmo de tierra y cada ser vivo en el planeta, emplazo a cada ciudadano que se crea digno de llamarse colombiano e hijo del Altísimo a que se convierta en vigía permanente de todo acto sospechoso – venga de quien venga-  en el que se vea involucrado un menor de edad.

Que se constituya en cada cuadra de cada barrio de cada población una patrulla civil que se turne y esté atenta a todo lo que les ocurra a los críos, que no les pierdan pisada y que el llanto sea motivo de alarma, así sea propiciado por sus propios padres, así únicamente se les dé por llorar cuando no les cumplen sus caprichos, así sea sólo un llorón de esos que cansan, pero hay que constatar.

Si observamos con verdadero interés las actitudes de los inocentes, podríamos evitar la vulneración de sus derechos fundamentales, y debe ser tarea diaria.

Si usted nota que camina arrinconado, que prácticamente no se asoma a la calle más que para hacer los mandados que irresponsables padres les mandan a efectuar (a muchos los raptan mientras efectúan esas labores propias de adultos), si nota moretones en cualquier parte de su cuerpo, si su rostro muestra señales de haber llorado mucho: denuncie el caso a Bienestar Familiar o a la Policía de Menores, es un deber y  obligación que tenemos que asumir con valentía.

Es indispensable que los ciudadanos defensores de la inocencia y la felicidad de la niñez, se sientan respaldados por la Autoridad y por los Medios, y por la misma apática comunidad, pues lo más seguro es que sean agredidos verbal o físicamente por los iracundos que si lo son, es porque algo tienen que ocultar.

Si a usted le está escociendo esta nota es probable que deba consultar con su conciencia, buscar ayuda profesional, o religiosa, pues muy en los entresijos de su alma algo extraño acecha.

Y si a usted le parece que puede aportar otras ideas menos invasoras, por favor escríbame al correo electrónico, pues dos cabezas pueden imaginar cosas más eficientes, lo único que intento es GRITAR A LA CONCIENCIA PÚBLICA para que no siga haciéndose la desentendida ante la espantosa maldad de los demonios que violan y asesinan a los ángeles.

Columnista
22 febrero, 2012

Salvemos nuestros niños

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Silvia Betancourt Alliegro

Por: Silvia Betancourt Alliegro Esta es una convocatoria pública a todo humano adulto que haya nacido o que habite en Colombia. Ante la infamia de los muchos criminales sin Dios ni ley; que raptan, torturan, violan y asesinan lo más tierno, bello y maravilloso que el Señor nos obsequia, lo que nos queda por hacer […]


Por: Silvia Betancourt Alliegro

Esta es una convocatoria pública a todo humano adulto que haya nacido o que habite en Colombia.

Ante la infamia de los muchos criminales sin Dios ni ley; que raptan, torturan, violan y asesinan lo más tierno, bello y maravilloso que el Señor nos obsequia, lo que nos queda por hacer es actuar en bloque solidario.

Estamos demasiado callados y de brazos cruzados ante estos hechos que son los más tenebrosos que los pervertidos puedan imaginar y hacer con nuestra infancia.

Y así como el gobierno llama a denunciar a los sediciosos y narcotraficantes por dinero, yo, mujer colombiana que ama cada palmo de tierra y cada ser vivo en el planeta, emplazo a cada ciudadano que se crea digno de llamarse colombiano e hijo del Altísimo a que se convierta en vigía permanente de todo acto sospechoso – venga de quien venga-  en el que se vea involucrado un menor de edad.

Que se constituya en cada cuadra de cada barrio de cada población una patrulla civil que se turne y esté atenta a todo lo que les ocurra a los críos, que no les pierdan pisada y que el llanto sea motivo de alarma, así sea propiciado por sus propios padres, así únicamente se les dé por llorar cuando no les cumplen sus caprichos, así sea sólo un llorón de esos que cansan, pero hay que constatar.

Si observamos con verdadero interés las actitudes de los inocentes, podríamos evitar la vulneración de sus derechos fundamentales, y debe ser tarea diaria.

Si usted nota que camina arrinconado, que prácticamente no se asoma a la calle más que para hacer los mandados que irresponsables padres les mandan a efectuar (a muchos los raptan mientras efectúan esas labores propias de adultos), si nota moretones en cualquier parte de su cuerpo, si su rostro muestra señales de haber llorado mucho: denuncie el caso a Bienestar Familiar o a la Policía de Menores, es un deber y  obligación que tenemos que asumir con valentía.

Es indispensable que los ciudadanos defensores de la inocencia y la felicidad de la niñez, se sientan respaldados por la Autoridad y por los Medios, y por la misma apática comunidad, pues lo más seguro es que sean agredidos verbal o físicamente por los iracundos que si lo son, es porque algo tienen que ocultar.

Si a usted le está escociendo esta nota es probable que deba consultar con su conciencia, buscar ayuda profesional, o religiosa, pues muy en los entresijos de su alma algo extraño acecha.

Y si a usted le parece que puede aportar otras ideas menos invasoras, por favor escríbame al correo electrónico, pues dos cabezas pueden imaginar cosas más eficientes, lo único que intento es GRITAR A LA CONCIENCIA PÚBLICA para que no siga haciéndose la desentendida ante la espantosa maldad de los demonios que violan y asesinan a los ángeles.