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Editorial - 28 junio, 2012

Salvemos al Colegio Nacional Loperena

El Colegio Nacional Loperena, un símbolo de la educación en esta región del país, tiene serios problemas en su planta física, como bien lo han denunciado sus directivos, profesores y estudiantes, desde hace tiempo. Hoy debemos recordar que su construcción es hija de la “revolución en marcha”, iniciada durante el gobierno del Presidente Alfonso López […]

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El Colegio Nacional Loperena, un símbolo de la educación en esta región del país, tiene serios problemas en su planta física, como bien lo han denunciado sus directivos, profesores y estudiantes, desde hace tiempo.
Hoy debemos recordar que su construcción es hija de la “revolución en marcha”, iniciada durante el gobierno del Presidente Alfonso López Pumarejo, quien era un convencido de la necesidad de democratizar la educación y la cultura y llevarlas a las distintas regiones del país. El Loperena es una institución educativa e histórica, que tiene la misma importancia de Liceo Celedón de Santa Marta, el Pinillo de Mompox o el Simón Araujo de Sincelejo, entre otros.
El viejo Loperena, inmortalizado en canciones de música vallenata, en poemas y cuentos de sus estudiantes, y por cuyas aulas han pasado buena parte de los profesionales de esta región del país y algunas de sus mentes más lúcidas, tiene salones que están a punto de caerse por falta de un adecuado mantenimiento; es hora de que le demos una mano.
Curiosamente, el haber sido declarado monumento nacional, definición que involucra al Ministerio de la Cultura, pareciera que no le sirviera de nada al Colegio y – por el contrario- ha significado más complicaciones para asignar unas partidas presupuestales que permitan conservar y mejorar sus instalaciones, símbolos de la arquitectura y la educación de Valledupar y el Cesar.
En buena hora la Asamblea del Cesar ha realizado un debate para denunciar la situación de insigne Colegio y buscarle apoyo financiero de las distintas instancias de gobierno. Esperamos que este llamado de la Asamblea no se quede en letra muerta y sea atendido por el gobierno departamental y también, insistimos, por el gobierno nacional.
El Colegio Nacional Loperena merece ese apoyo del Estado, en sus distintos niveles, pero también de sus egresados, de sus actuales estudiantes y padres de familia, con el apoyo de la empresa privada y de los medios de comunicación, entre otras fuerzas vivas de la ciudad y el departamento, pueden realizar gestiones para buscar los recursos que se requieran e insistir ante el Ministerio de la Cultura y el Ministerio de la Educación en la urgencia de solucionar los problemas de la planta física y garantizarle a la institución un flujo de recursos que también sirvan para mejorar sus servicios, consolidar su cobertura y mantener su indiscutible calidad educativa.
Vamos a recuperar la planta física del Loperena y a iniciar una cruzada para consolidar una asociación de amigos del Colegio Nacional Loperena, para unir a sus egresados, profesores y exprofesores, estudiantes y padres de familia en una iniciativa que bien vale la pena por un Colegio referente de nuestra educación y precioso símbolo arquitectónico, a pesar de su sencilla apariencia colonial. Señor Alcalde, señor Gobernador, entre todos, vamos a “salvar” al Colegio Nacional Loperena y que sirva de algo el que sea considerado monumento nacional.

Editorial
28 junio, 2012

Salvemos al Colegio Nacional Loperena

El Colegio Nacional Loperena, un símbolo de la educación en esta región del país, tiene serios problemas en su planta física, como bien lo han denunciado sus directivos, profesores y estudiantes, desde hace tiempo. Hoy debemos recordar que su construcción es hija de la “revolución en marcha”, iniciada durante el gobierno del Presidente Alfonso López […]


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El Colegio Nacional Loperena, un símbolo de la educación en esta región del país, tiene serios problemas en su planta física, como bien lo han denunciado sus directivos, profesores y estudiantes, desde hace tiempo.
Hoy debemos recordar que su construcción es hija de la “revolución en marcha”, iniciada durante el gobierno del Presidente Alfonso López Pumarejo, quien era un convencido de la necesidad de democratizar la educación y la cultura y llevarlas a las distintas regiones del país. El Loperena es una institución educativa e histórica, que tiene la misma importancia de Liceo Celedón de Santa Marta, el Pinillo de Mompox o el Simón Araujo de Sincelejo, entre otros.
El viejo Loperena, inmortalizado en canciones de música vallenata, en poemas y cuentos de sus estudiantes, y por cuyas aulas han pasado buena parte de los profesionales de esta región del país y algunas de sus mentes más lúcidas, tiene salones que están a punto de caerse por falta de un adecuado mantenimiento; es hora de que le demos una mano.
Curiosamente, el haber sido declarado monumento nacional, definición que involucra al Ministerio de la Cultura, pareciera que no le sirviera de nada al Colegio y – por el contrario- ha significado más complicaciones para asignar unas partidas presupuestales que permitan conservar y mejorar sus instalaciones, símbolos de la arquitectura y la educación de Valledupar y el Cesar.
En buena hora la Asamblea del Cesar ha realizado un debate para denunciar la situación de insigne Colegio y buscarle apoyo financiero de las distintas instancias de gobierno. Esperamos que este llamado de la Asamblea no se quede en letra muerta y sea atendido por el gobierno departamental y también, insistimos, por el gobierno nacional.
El Colegio Nacional Loperena merece ese apoyo del Estado, en sus distintos niveles, pero también de sus egresados, de sus actuales estudiantes y padres de familia, con el apoyo de la empresa privada y de los medios de comunicación, entre otras fuerzas vivas de la ciudad y el departamento, pueden realizar gestiones para buscar los recursos que se requieran e insistir ante el Ministerio de la Cultura y el Ministerio de la Educación en la urgencia de solucionar los problemas de la planta física y garantizarle a la institución un flujo de recursos que también sirvan para mejorar sus servicios, consolidar su cobertura y mantener su indiscutible calidad educativa.
Vamos a recuperar la planta física del Loperena y a iniciar una cruzada para consolidar una asociación de amigos del Colegio Nacional Loperena, para unir a sus egresados, profesores y exprofesores, estudiantes y padres de familia en una iniciativa que bien vale la pena por un Colegio referente de nuestra educación y precioso símbolo arquitectónico, a pesar de su sencilla apariencia colonial. Señor Alcalde, señor Gobernador, entre todos, vamos a “salvar” al Colegio Nacional Loperena y que sirva de algo el que sea considerado monumento nacional.