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Columnista - 1 diciembre, 2014

Salario mínimo y empleo

Se aproxima la negociación del salario mínimo para 2015. Se alistan las opiniones, advertencias y alarmas del lado patronal-gubernamental y los reclamos, exigencias y expectativas de la contraparte trabajadora. El salario mínimo, por definición, debe equivaler a una remuneración minima vital suficiente para cubrir el costo de la canasta familiar mínima, que según el DANE […]

Se aproxima la negociación del salario mínimo para 2015. Se alistan las opiniones, advertencias y alarmas del lado patronal-gubernamental y los reclamos, exigencias y expectativas de la contraparte trabajadora.
El salario mínimo, por definición, debe equivaler a una remuneración minima vital suficiente para cubrir el costo de la canasta familiar mínima, que según el DANE es de un millon 300 mil pesos mensuales. Entonces, para lograr un poco de justicia y reducir la pobreza, en Colombia debería doblarse el salario mínimo actual. Suena exagerado e inalcanzable. Pero no suenan exagerados los malabares lingüísticos ni la falsa grandilocuencia que exhiben Gobierno y Empleadores al unísono, cuando argumentan que “el salario básico resulta de la conjugación aritmética de la Inflación establecida por el Banco de la República, la Producción acordada por el Comité Tripartito de Productividad, el incremento del PIB y el Índice de Precios al Consumidor, entre otros”, y entre esos otros, sin especificación, está la voluntad de ellos que, como miembros de la ComisiónTripartita, imponen el nuevo salario mínimo. O sea, esa es pelea de tigre con burro amarrao.
Que un incremento del salario mínimo por encima del salario de equilibrio genera más desempleo, dicen algunos economistas. Por lo tanto, además de mantener un salario de miseria se debe “flexibilizar” el mercado de trabajo, es decir, dejar sin vigor leyes que protegen al trabajador, fomentar la “tercerización”, desmotivar la sindicalización, eliminar remuneraciones adicionales, etc. Es la receta neoliberal impuesta por el FMI que Colombia ha venido implementando desde hace más de dos décadas, durante las cuales, el país se posicionó como el segundo más desigual en Latinoamérica, con una tasa de informalidad laboral del 60.3% promedio nacional
No es cierto que los salarios bajos estimulen el empleo. Teóricamente es demostrable que con mejores salarios se estimula la demanda interna y crece el empleo; esto se confirma al observar el comportamiento de economías avanzadas, con bajas tasas de desempleo y salarios mínimos muy superiores al promedio. En Suecia, la tasa de desempleo actual (riigurosamente calculada) es de 8.1% y aunque no existe un salario mínimo legal, las personas que menos ganan, reciben en promedio/mes un poco más del equivalente a 3.5 millones de pesos colombianos después de impuestos y la brecha entre ricos y pobres es baja
En el Brasil de Lula, entre 2003-2010, se incrementó el salario mínimo en 155%, esto produjo un aumento del 5% del PIB y una reducción del desempleo a 5.7%. Fue así como se redujo la pobreza. En Colombia el incremento, en ese mismo período, ha sido de 3.6% promedio y la desigualdad urbana, según ONU Habitat, se disparó en 15%. Más claro, imposible!!!!

Columnista
1 diciembre, 2014

Salario mínimo y empleo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Imelda Daza Cotes

Se aproxima la negociación del salario mínimo para 2015. Se alistan las opiniones, advertencias y alarmas del lado patronal-gubernamental y los reclamos, exigencias y expectativas de la contraparte trabajadora. El salario mínimo, por definición, debe equivaler a una remuneración minima vital suficiente para cubrir el costo de la canasta familiar mínima, que según el DANE […]


Se aproxima la negociación del salario mínimo para 2015. Se alistan las opiniones, advertencias y alarmas del lado patronal-gubernamental y los reclamos, exigencias y expectativas de la contraparte trabajadora.
El salario mínimo, por definición, debe equivaler a una remuneración minima vital suficiente para cubrir el costo de la canasta familiar mínima, que según el DANE es de un millon 300 mil pesos mensuales. Entonces, para lograr un poco de justicia y reducir la pobreza, en Colombia debería doblarse el salario mínimo actual. Suena exagerado e inalcanzable. Pero no suenan exagerados los malabares lingüísticos ni la falsa grandilocuencia que exhiben Gobierno y Empleadores al unísono, cuando argumentan que “el salario básico resulta de la conjugación aritmética de la Inflación establecida por el Banco de la República, la Producción acordada por el Comité Tripartito de Productividad, el incremento del PIB y el Índice de Precios al Consumidor, entre otros”, y entre esos otros, sin especificación, está la voluntad de ellos que, como miembros de la ComisiónTripartita, imponen el nuevo salario mínimo. O sea, esa es pelea de tigre con burro amarrao.
Que un incremento del salario mínimo por encima del salario de equilibrio genera más desempleo, dicen algunos economistas. Por lo tanto, además de mantener un salario de miseria se debe “flexibilizar” el mercado de trabajo, es decir, dejar sin vigor leyes que protegen al trabajador, fomentar la “tercerización”, desmotivar la sindicalización, eliminar remuneraciones adicionales, etc. Es la receta neoliberal impuesta por el FMI que Colombia ha venido implementando desde hace más de dos décadas, durante las cuales, el país se posicionó como el segundo más desigual en Latinoamérica, con una tasa de informalidad laboral del 60.3% promedio nacional
No es cierto que los salarios bajos estimulen el empleo. Teóricamente es demostrable que con mejores salarios se estimula la demanda interna y crece el empleo; esto se confirma al observar el comportamiento de economías avanzadas, con bajas tasas de desempleo y salarios mínimos muy superiores al promedio. En Suecia, la tasa de desempleo actual (riigurosamente calculada) es de 8.1% y aunque no existe un salario mínimo legal, las personas que menos ganan, reciben en promedio/mes un poco más del equivalente a 3.5 millones de pesos colombianos después de impuestos y la brecha entre ricos y pobres es baja
En el Brasil de Lula, entre 2003-2010, se incrementó el salario mínimo en 155%, esto produjo un aumento del 5% del PIB y una reducción del desempleo a 5.7%. Fue así como se redujo la pobreza. En Colombia el incremento, en ese mismo período, ha sido de 3.6% promedio y la desigualdad urbana, según ONU Habitat, se disparó en 15%. Más claro, imposible!!!!