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Columnista - 3 mayo, 2019

Saber popular

Como reza el proverbio inglés: Es muy fácil ser sabio después del evento. Terminado el Festival de la Leyenda Vallenata no cuesta trabajo desnudar falencias y hallar culpables, diferente al debate que edifica, pues la crítica puede ser severa, pero no intransigente, porque revela incapacidad y no sugiere soluciones. Hay opiniones que buscan el fracaso […]

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Como reza el proverbio inglés: Es muy fácil ser sabio después del evento. Terminado el Festival de la Leyenda Vallenata no cuesta trabajo desnudar falencias y hallar culpables, diferente al debate que edifica, pues la crítica puede ser severa, pero no intransigente, porque revela incapacidad y no sugiere soluciones.

Hay opiniones que buscan el fracaso de la edición 52 “Vallenato para el Mundo”, en la falta de creatividad de los mismos concursantes que lejos de innovar no apelan a otro recurso diferente que el de remedar como loros a los juglares, sonsonete que ya tiene hastiada a la gente de afuera que es la que hace el festival.

Otras voces se levantan y perciben la necesidad de reeditar la fiesta de acordeones en el contexto de un folclor declarado por la Unesco patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, espontáneo porque no obedece a parámetros académicos ni a normas institucionales, y funcional porque se difunde sin extinguirse ni alterarse en su esencia.

Celebridades obnubiladas por la fama y el dinero emiten juicios que riñen con un proceso de democratización que convirtió el Parque de la Leyenda en un bien público, coyuntura que es favorable, puesto que no le impide al Estado hacer inversiones, tal y como se plasma en reciente nota editorial del periódico El Pilón.

Y los comentarios estarán a la orden del día y se harán virales con la magia de las redes sociales que le permiten al ciudadano del común sin ambages y sin protocolos hacer sus elucubraciones alrededor de un tema álgido que concita por el reto de hilvanar el costumbrismo y aterrizar propuestas amorosas en plena era digital, a través de la poesía como expresión artística de la belleza por medio de la palabra.

El municipio de Valledupar desde ya debe comenzar a crear una estructura organizativa que le facilite a la Fundación u otro operador privado, mediante convocatoria pública, la realización del próximo Festival de la Leyenda Vallenata, porque la mejor improvisación es la que se prepara.

Columnista
3 mayo, 2019

Saber popular

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Aroca Yepez

Como reza el proverbio inglés: Es muy fácil ser sabio después del evento. Terminado el Festival de la Leyenda Vallenata no cuesta trabajo desnudar falencias y hallar culpables, diferente al debate que edifica, pues la crítica puede ser severa, pero no intransigente, porque revela incapacidad y no sugiere soluciones. Hay opiniones que buscan el fracaso […]


Como reza el proverbio inglés: Es muy fácil ser sabio después del evento. Terminado el Festival de la Leyenda Vallenata no cuesta trabajo desnudar falencias y hallar culpables, diferente al debate que edifica, pues la crítica puede ser severa, pero no intransigente, porque revela incapacidad y no sugiere soluciones.

Hay opiniones que buscan el fracaso de la edición 52 “Vallenato para el Mundo”, en la falta de creatividad de los mismos concursantes que lejos de innovar no apelan a otro recurso diferente que el de remedar como loros a los juglares, sonsonete que ya tiene hastiada a la gente de afuera que es la que hace el festival.

Otras voces se levantan y perciben la necesidad de reeditar la fiesta de acordeones en el contexto de un folclor declarado por la Unesco patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, espontáneo porque no obedece a parámetros académicos ni a normas institucionales, y funcional porque se difunde sin extinguirse ni alterarse en su esencia.

Celebridades obnubiladas por la fama y el dinero emiten juicios que riñen con un proceso de democratización que convirtió el Parque de la Leyenda en un bien público, coyuntura que es favorable, puesto que no le impide al Estado hacer inversiones, tal y como se plasma en reciente nota editorial del periódico El Pilón.

Y los comentarios estarán a la orden del día y se harán virales con la magia de las redes sociales que le permiten al ciudadano del común sin ambages y sin protocolos hacer sus elucubraciones alrededor de un tema álgido que concita por el reto de hilvanar el costumbrismo y aterrizar propuestas amorosas en plena era digital, a través de la poesía como expresión artística de la belleza por medio de la palabra.

El municipio de Valledupar desde ya debe comenzar a crear una estructura organizativa que le facilite a la Fundación u otro operador privado, mediante convocatoria pública, la realización del próximo Festival de la Leyenda Vallenata, porque la mejor improvisación es la que se prepara.