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Columnista - 9 diciembre, 2015

S.O.S de la música vallenata

El auxilio tuvo que venir de afuera, de Namibia en África, desde donde la Unesco lanzó su reconocimiento a la obra de los juglares del folclor. Hizo llamado de atención a toda la comunidad y estamentos gubernamentales, regional y nacional a resguardar proteger y divulgar la música vallenata y mostrarles a las generaciones venideras los […]

El auxilio tuvo que venir de afuera, de Namibia en África, desde donde la Unesco lanzó su reconocimiento a la obra de los juglares del folclor. Hizo llamado de atención a toda la comunidad y estamentos gubernamentales, regional y nacional a resguardar proteger y divulgar la música vallenata y mostrarles a las generaciones venideras los parámetros bajo los cuales debe interpretarse el folclor del Valle.

Solo así, la agonizante expresión folclórica vallenata se convirtió en centro de atención, de la gente del común y de analistas y gobernantes, en suceso nacional. Los medios de comunicación del país se interesaron y sonaron nuevamente las canciones llenas de relatos, noticias, leyendas, historias y crónicas cantadas por nuestros músicos que transmitían, de pueblo en pueblo, donde los moradores los esperaban ansiosos porque era el único vínculo que tenían la región, con el entorno, debido al atraso de comunicación histórico en que ha vivido esta comarca.

Hasta hace 55 años no teníamos emisoras radiales, la prensa nacional y regional era un periódico de ayer, carecíamos de carreteras y el aeropuerto era una utopía, estas falencias fortalecieron la figura del juglar, que trasmitía los sucesos a ritmo de acordeón, hechos convertidos en canciones, son las que ahora hacen parte del legado universal que la Unesco está reconociendo como la más viva esencia de la cultura colombiana.

La Unesco responsabiliza del desarraigo por nuestra música a la guerra fratricida en que ha estado sumergido nuestro país durante largos años, ya que está ha traído miles de campesinos desplazados de su escenario natural, para vivir hacinados en la ciudad; la auténtica expresión del folclor es campesina y los cantos más representativos de la música vallenata provienen de cantores campesinos iletrados, con contadas excepciones.
También responsabiliza de esta extinción extrema del folclor a la permeabilización por parte del narcotráfico y sus distintos tentáculos, hecho muy verídico antes las evidencias que saltan a la vista y al oído.

Creo que las personas que presentaron el proyecto olvidaron incluir entre los responsables de la desaparición del vallenato tradicional al Gobierno Nacional, al no tener una verdadera política de Estado para preservar todas las manifestaciones folclóricas, no solamente las del Valle, sino de toda la nación.

Las emisoras de radio tienen una legislación donde debe prevalecer la música nacional por la extranjera, pero vemos con desesperanza que esta no se hace cumplir, los medios le dan prioridad al reguetón y champeta. En las escuelas primarias no hay cátedra que hable a los niños de la obra de estos grandes cultores del folclor.

No hay edificación pública, rutas turistas bien dotadas, escuelas, calles, parques, o monumentos, que recuerden que estos músicos de origen humilde son responsables que el folclor vallenato sea considerado hoy, como patrimonio universal de la humanidad.

Por suerte el Festival Vallenato y otros del país, han asumido esta responsabilidad folclórica, que es estatal, si no fuera Troya.

Estamos en mora con los juglares, si no cumplen recomendaciones de la Unesco en cinco años la exaltación será retirada.

Columnista
9 diciembre, 2015

S.O.S de la música vallenata

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Celso Guerra Gutiérrez

El auxilio tuvo que venir de afuera, de Namibia en África, desde donde la Unesco lanzó su reconocimiento a la obra de los juglares del folclor. Hizo llamado de atención a toda la comunidad y estamentos gubernamentales, regional y nacional a resguardar proteger y divulgar la música vallenata y mostrarles a las generaciones venideras los […]


El auxilio tuvo que venir de afuera, de Namibia en África, desde donde la Unesco lanzó su reconocimiento a la obra de los juglares del folclor. Hizo llamado de atención a toda la comunidad y estamentos gubernamentales, regional y nacional a resguardar proteger y divulgar la música vallenata y mostrarles a las generaciones venideras los parámetros bajo los cuales debe interpretarse el folclor del Valle.

Solo así, la agonizante expresión folclórica vallenata se convirtió en centro de atención, de la gente del común y de analistas y gobernantes, en suceso nacional. Los medios de comunicación del país se interesaron y sonaron nuevamente las canciones llenas de relatos, noticias, leyendas, historias y crónicas cantadas por nuestros músicos que transmitían, de pueblo en pueblo, donde los moradores los esperaban ansiosos porque era el único vínculo que tenían la región, con el entorno, debido al atraso de comunicación histórico en que ha vivido esta comarca.

Hasta hace 55 años no teníamos emisoras radiales, la prensa nacional y regional era un periódico de ayer, carecíamos de carreteras y el aeropuerto era una utopía, estas falencias fortalecieron la figura del juglar, que trasmitía los sucesos a ritmo de acordeón, hechos convertidos en canciones, son las que ahora hacen parte del legado universal que la Unesco está reconociendo como la más viva esencia de la cultura colombiana.

La Unesco responsabiliza del desarraigo por nuestra música a la guerra fratricida en que ha estado sumergido nuestro país durante largos años, ya que está ha traído miles de campesinos desplazados de su escenario natural, para vivir hacinados en la ciudad; la auténtica expresión del folclor es campesina y los cantos más representativos de la música vallenata provienen de cantores campesinos iletrados, con contadas excepciones.
También responsabiliza de esta extinción extrema del folclor a la permeabilización por parte del narcotráfico y sus distintos tentáculos, hecho muy verídico antes las evidencias que saltan a la vista y al oído.

Creo que las personas que presentaron el proyecto olvidaron incluir entre los responsables de la desaparición del vallenato tradicional al Gobierno Nacional, al no tener una verdadera política de Estado para preservar todas las manifestaciones folclóricas, no solamente las del Valle, sino de toda la nación.

Las emisoras de radio tienen una legislación donde debe prevalecer la música nacional por la extranjera, pero vemos con desesperanza que esta no se hace cumplir, los medios le dan prioridad al reguetón y champeta. En las escuelas primarias no hay cátedra que hable a los niños de la obra de estos grandes cultores del folclor.

No hay edificación pública, rutas turistas bien dotadas, escuelas, calles, parques, o monumentos, que recuerden que estos músicos de origen humilde son responsables que el folclor vallenato sea considerado hoy, como patrimonio universal de la humanidad.

Por suerte el Festival Vallenato y otros del país, han asumido esta responsabilidad folclórica, que es estatal, si no fuera Troya.

Estamos en mora con los juglares, si no cumplen recomendaciones de la Unesco en cinco años la exaltación será retirada.